OCHO

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Capítulo para MaripazMonreal25 , quien siempre apoya comentando. Se te quiere mucho. ♥️
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Estabas tan inmersa en tu conversación con Ezra que no te diste cuenta de que había empezado a llover, pero ahora extrañamente la lluvia contribuye a que tus sentimientos salgan a flote.

—Esto es en serio —sentencias, sin ánimo de bromas.

Nina suspira y asiente.
—Yo sé que es la frase más trillada del mundo, pero tienes que escuchar a tu corazón —te dice. —¿Qué sentiste cuando Ezra te besó?

Tu cerebro repasa ese momento en el que acarició tus labios con los suyos. Sientes una descarga eléctrica en el estómago que sube por tu espalda de sólo recordarlo. Al besarte, Ezra provocó en ti el surgimiento de emociones fuertes, eso es seguro. El problema es que desconoces si son positivas. Y si lo son, no es certero que sentirlas sea lo mejor.

—No lo sé —confiesas a modo de respuesta.

—Bueno, cuando Ezra se marchó, ¿cómo te sentías? ¿Por qué le pediste que se fuera?

Intentas no sólo pensar, sino analizar lo que pasó. Tratas de encontrar las causas de cada detalle. Pero tu mente está espesa, demasiado cargada de raciocinios. Lo único que logras ver a través de la bruma es la expresión desconcertada de Ezra antes de abandonar la casa.

—Supongo que me hizo sentir enojo —concluyes. —No sólo le pedí que se fuera porque necesito pensar lo que acaba de pasar, sino que también fue porque me enojó que me besara.

La paciencia en el semblante de Nina no se inmuta.
—¿Y por qué sentiste ese enojo?

Intentas pensarlo, razonarlo, pero la respuesta ya está frente a ti y no hay nada que indique lo contrario.
—Porque realmente estoy furiosa con él. Hace meses que estoy enojada. ¿Cómo puede decirme un día que soy el amor de su vida y al siguiente olvidar que existo? ¿Quién le dio derecho de hacer que me enamorara tanto que pensara que mi vida dependía de él para después dejarme como un barco a la deriva? —te pones de pie y comienzas a caminar por la sala. Tú voz surge fuerte y rasposa. —Él se convirtió en el centro de mi vida, en mi Sol. Yo gravitaba a su alrededor y repentinamente desapareció, sin importarle las colisiones que ocasionaría en mi pequeño sistema solar. No se preocupó por nadie más que por sí mismo, mientras para mí nuestra relación seguía siendo lo más importante —te detienes y te giras hacia tu nueva amiga, quien te observa, atenta. —Me dejó sola. En una ciudad nueva, con gente nueva y una vida nueva. Se convirtió en mi todo y después desapareció, dejándome sin nada.

Te drenas poco a poco. La aflicción te invade y tira de ti con más fuerza que la gravedad, luchando por hacerte caer.

—Pero no lo puedo culpar de todo. Yo fui —vuelves a caminar —la que se dejó llevar. Yo fui quien se encerró en una burbuja mental, en la que estaba segura de que jamás me dejaría de amar. Una burbuja en la que sostenía que estaríamos juntos para siempre y que no había nada que no pudiéramos superar como un equipo, porque para mí eso éramos. Un equipo. Ezra y yo contra el mundo.

Dejas de caminar y con la vista en la alfombra reflexionas en silencio, sólo por un par de segundos. Entonces te encojes de hombros y te diriges a Nina de nuevo.

—En mi mente no importaba si lo daba todo por él, —continúas —porque al final él sería quien siempre estaría ahí, conmigo. Para mí era normal girar en torno a Ezra, porque suponía que él también giraba en torno a mí.

La poca energía que parecías haber obtenido súbitamente se termina y te dejas caer sobre el sillón junto a Nina de nuevo. Sin embargo, tu mirada se pierde en algún punto de la pared frente a ti.

—Pensé que él estaba tan enamorado de mí como yo de él. Lo hubiera jurado. Hubiera apostado mi vida —sueltas una risa sarcástica. —Me alegro de no haberlo hecho, claramente estaría muerta.

Volteas a ver a Nina. Necesitas el contacto visual para asegurarte de que escuche bien lo que estás por decir.

—Descubrir que la otra persona no te ama tanto como tú a ella es de las sensaciones más horribles. En todas las relaciones siempre existe un desequilibrio de sentimientos, y ser el que ama más es el peor de los martirios.

Silencio.
Escudriñas el rostro de Nina. Encuentras reflejos de compasión y lástima. No quieres nada de eso. Esperas unos segundos antes de ponerte de pie.

—Creo que me iré a recostar —anuncias.

Estás por marcharte hacia tu habitación cuando más pensamientos te inundan y tienes la necesidad de expresarlos.

—Pero creo que eso no es lo que más me enoja —explicas. —De acuerdo, me dejó de amar. Tal vez mis expectativas no eran realistas. No debí creer que me amaría y estaría conmigo por siempre, a pesar de que él me lo dijo en repetidas ocasiones. Pero lo que realmente me pone furiosa es el hecho de que no me deje marcharme.

Contemplas el techo hasta que recuperas la fuerza para hablar.
—Yo estaba lista para darle un cierre. Me costó demasiado, pero finalmente acepté que el cariño se había terminado. Que lo nuestro había dejado de funcionar. Que ya no había equipo, sólo quedaba yo luchando por quedarme en una balsa que ya se estaba hundiendo.

Te sientas por enésima vez y lentamente recuestas tu espalda. Puedes sentir cómo se humedecen tus ojos. Tu velocidad de habla se reduce por la pesadez. 

—Y justo cuando estoy lista para continuar por mi cuenta, él regresa. Me dice que lo siente, me pide los cuarenta días, y me asegura... —hablas con un hilo de voz —que aún siente lo mismo.

Nina te envuelve con sus brazos y tira de ti hacia ella para abrazarte estrechamente. Percibes el dulce aroma a manzanilla que se desprende de su cabello y cierras los ojos. Las lágrimas finalmente caen. Una, dos...

—Y después me besa —hablas entre sollozos al oído de Nina. —Todos estos sentimientos vuelven y me hacen dudar.

Tres. Cuatro. Regulas tu respiración lo suficiente como para que las palabras que surjan de tu boca sean comprensibles. Cinco.

—Cuando me besó, me hizo sentir algo —admites, soltándote de los brazos que te sostienen y alejándote unos centímetros para quedar cara a cara. —Si sigo pasando tiempo con él tal vez vuelva a enamorarme como antes, pero no hay nada que me asegure que esta vez va a ser diferente. ¿Cómo puede Ezra venir y hacer que me enamore de nuevo así nada más, después de todo lo que tuve que pasar?

Rompes en llanto y ya no puedes hablar más. Seis. Siete. Ocho. Nina te abraza de nuevo y te aprieta con más fuerza. Dejas que tus emociones se apoderen de ti y simplemente lo sientes. Sientes todo el enojo, la frustración, la tristeza, la melancolía, la incertidumbre.

Nueve. Diez.

Por unos minutos te permites dejar de pensar y sólo sientes.

Once.

A D I Ó SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora