1; De este mundo

107 5 0
                                    

Las frías calles de Londres estaban desiertas de personas, gracias a la dura nevada que se avecinaba en menos de lo que creía. Buscaba cualquier local abierto en donde me pudiera refugiar. No podía volver a casa, ya que me encontraba en el centro de Londres, sin embargo seguí mi búsqueda y llegué a una hermosa pastelería abierta, crucé una calle muy larga, abrí la fría puerta de cristal y entré. Sonreí al sentir la cálida temperatura en mi cuerpo, me dirigí al mostrador sin tener en mente que mis ojos contemplarían al ser mas hermoso que he visto en mi corta vida, él no era de este mundo.

Tez blanca, ojos verdes como el jade, labios rosados como las Peonias, cabello brillante, suave y rizado, él era lo más parecido al significado que se le da a la palabra "Etéreo". Al darme cuenta de la risa del chico, me ruboricé y le dediqué una sonrisa vergonzosa. 

-Hola buenas tardes, bienvenido a 28 cakes, ¿qué te puedo ofrecer?- Dijo el chico detrás del mostrador y observé el menú. 

-Hola...- Leí en el pin que llevaba en su camiseta verde. -Harry, me podrías dar un café de avellana y una rebanada de pastel de zanahoria, por favor-.

-¿El café con leche?- Preguntó el rizado y no podía concentrarme en algo que no fuera él, ni siquiera había volteado a mirar si había más personas en la tienda y para mi sorpresa estaba solitaria.

-Si, por favor- El chico asintió y fue a preparar el pedido, mientras,  yo me sentaba en una pequeña mesa para dos personas y esperaba por mi pedido viendo por la gran ventana a mi lado la nevada tan fuerte que caía del lejano cielo.

Después de unos minutos el chico venía hacia mí con el café y el trozo de pastel. Dejó todo en la mesa y cuando estaba por retirarse algo en mi no quería que lo hiciera, las palabras salieron solas y con la voz cohibida dije.  -No te vayas, siéntate conmigo- Me sorprendí y cuando me di cuenta de lo que dije agaché mi cabeza para que no alcanzara a ver mi sonrojado rostro, ni siquiera noté cuando se sentó en la silla de al frente y sonrió mirándome.

- ¿Cuál es tu nombre? - Me preguntó en un susurro tierno y levanté mi mirada un poco dudoso, él sonreía de forma amable lo cual hizo que me quedara sin palabras, solo pude apreciar al ser que parecía de otro mundo. Titubeé al decir mi nombre.

 -Lou-Louis, mucho gusto- Extendí mi mano, pero quedó al aire y un poco decepcionado la quité rápido.-¿Muy formal?-Pregunté con una pequeña risa.

- Lo siento, me perdí en un azul muy lindo, tienes un bonito nombre Louis, soy Harry- No pude evitar mirar sus ojos, tan profundos, tan hermosos , estaba tan concentrado que al escuchar que habló di un pequeño brinco.

-¿Estás bien Louis?, ni siquiera has tomado de tu café, ¿No te gustó, verdad?, tendré que cambiar el menú- Comentaba preocupado y rápido le contesté.

-No...no, me encanta, está muy rico, ¿Tú lo haces?- El chico relajó su rostro y asintió.

-¿Qué te trae por aquí?- Preguntó curioso y reí al escuchar su tan obvia pregunta.

-Bueno si no te diste cuenta, se esta cayendo el cielo y no tengo auto para regresar a mi casa y necesitaba donde refugiarme-. El rizado miro por la ventana y se sorprendió al confirmar lo dicho.

Platicamos de cosas banales por dos horas mientras tomaba de mi café y comía el pastel, cada palabra que decía se quedaba grabada en mi mente para poder recordar su voz gruesa y pausada. -Este café es maravillosos al igual que el pastel- Él rizado por primera vez se sonrojó.  

-Que bueno que te guste, significa que si lo hago bien- Me sorprendí al escuchar aquellas palabras, no imaginé que él hiciera tan maravilloso pastel y café, sin duda uno de los mejores que he probado y vaya que han sido muchos, ya que ha mi amigo y roommate Liam le encanta visitar nuevas cafeterías y como buen degustador le acompaño. 

-¿Cómo aprendiste?- pregunté intrigado. 

-Desde pequeño descubrí mi amor por cocinar, mi madre nunca me lo prohibió, al contrario me ayudó a mejorar, fui a clases con una tía, ahí logré hornear mi primer pastel, lo cual me motivó a seguir, así  empecé mi meta y anhelo para dedicarme a esto, ahora tengo mi  pastelería/cafetería, de esta forma cumplí uno de mis sueños. 

-¡Wow, felicidades!- Le felicité y volteé  sobre mi hombro así me percaté que ya no nevaba, en realidad no quería irme, quería seguir hablando con el hermoso chico, pero Liam me buscaría como loco si no llegaba, él chico noto mi mirada y se levantó, retiro la taza y el plato desapareciendo por una pequeña puerta sin decir nada. Estaba esperándolo, cuando salió tenía en sus manos una galleta con glaseado azul. 

-Como primera compra en mi tienda, te regalo una galleta, es del color de tus ojos- Sonrió y pude apreciar unos perfectos hoyuelos en sus mejillas, estiró su mano y me entregó una tierna galleta en forma de corazón, ni siquiera me importó si me mostraba tan atrevido, pero me acerqué dándole un pequeño beso en su mejilla derecha y aunque tuve que ponerme de puntas fue mágico. Ni siquiera volteé a mirarlo y salí camino a la estación del tren que me llevaría a la casa que comparto con Liam. Con el corazón latiendo tan fuerte y el recuerdo de ese beso en la mente, sonreí.   


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Hola, esta es la primera vez que escribo, espero que sea de su agrado.  

Quiero agradecer a mi hermana Melissa que se ofreció a corregir el primer capítulo de esta historia. Gracias Meli por apoyarme en mis locuras, te quiero.

ATTE. Dan

Café de avellana   [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora