6; ¡Tacos!

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Estaba perdido y retrasado, tuve que poner el GPS y guiarme de él, porque así nunca llegaría y no quería dejar esperando al rizado y quedar mal con él. La pequeña pantalla del auto marcaba que ya estaba por llegar, estacioné el auto de Liam y salí adentrándome al gran parque, pero había un pequeño problema, no sabía donde encontrarlo y el parque era enorme, por suerte miré como un hermoso rizado llegaba a unos metros de donde estaba , sentía los nervios y emoción como la primera vez que lo vi. 

-Harry, por aquí- Grité llamando su atención y llegó a mi. 

-Hola Louis- Saludó.

 -Hola Harry- Contesté mirando sus verdosos ojos.

 -¿Vamos?- Pregunté. 

-¿Claro, necesitamos auto?, el mio está en casa a unas cuadras, podemos ir por él si vamos lejos- Preguntó esperando respuesta. 

-No te preocupes, Liam me prestó su auto- El rizado asintió y lo guié a el.

 -Aquí-  Quité los candados y abrí la puerta para él. 

-Gracias Louis- Sonrió y subió al auto, mientras cerraba la puerta y me dirigí al otro asiento.

-No tengo idea de a donde iremos, no conozco Londres, ¿sugieres algún lugar?, porque sinceramente no se me ocurre ninguno, había pensado en ir a la playa... pero estamos en invierno y ya esta oscureciendo- Dije avergonzado, mientras de reojo miraba como soltaba una leve risa. 

-No te preocupes, a estas horas no hay mucho que hacer, si quieres podemos comprar comida y cenar en mi casa, no me molesta- Dijo el rizado. 

-No quiero decepcionarte Harry, tenía que ser la mejor cita y aparte no quiero incomodar a tu familia- Dije pensando. 

-Vivo solo y no me importa si no vamos al mejor lugar de Londres, me importa el compartir tiempo- Dijo mirándome sonrojado. 

-Está bien, vamos a tu casa, pero para la próxima te prometo que será genial- Le prometí levantando mi meñique.

Llegamos a casa de Harry, bastante linda y grande por cierto, estacioné el auto y bajamos, Harry abrió la puerta y nos recibió un pájaro. 

-Harry, creo que dejaste alguna ventana o puerta abierta, se metió una pequeña cosa voladora- Dije asustado y escuché una fuerte risa.

 -No, esa pequeña cosa voladora a la que te refieres es mi compañero Odie, de hecho creo que se parecen son igual de pequeños- Puso a "Odie" a mi lado comparándonos. 

-Tal vez somos hermanos perdidos- Hice un pico con mis labios, imitando a la cosa con plumas y reí junto al rizado. Aún estábamos en la entrada y no había puesto atención al interior, era muy bonito y acogedor, había muchas cajas y papel periódico. 

-¿Te acabas de mudar?- Pregunté curioso.

 -¡Sí!, me la acaban de entregar hace una semana, lo siento por el desorden no tuve tiempo para terminar de desempacar y acomodar- Explicó el ojiverde. 

-No te preocupes, yo cierro los ojos- Dije cerrandolos y riendo una vez más.

 -Ahora recuerdo que no llegamos por comida, ¿quieres que pida algo? o puedo ir.- Aún estábamos en la entrada y giré para salir. 

-No, puedo cocinar yo, pero te advierto que no lo hago tan bien, ven pasa, llevamos mucho tiempo en el recibidor.

-¡NO!, no voy a permitir que cocines nuestra primera cita. Le advertí.

-Pero yo quiero cocinarte, por favor-. Hizo un lindo puchero con sus labios y no me resistí, asentí algo dudoso, seguro era la peor cita del lindo chico.

Café de avellana   [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora