💌This Love is Ours💌

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—Hola...—respondí casi en susurro mientras me perdía en su mirada, tenía una bolsa de Pretzels en una mano y en la otra sostenía la correa de un perro.

Sonreí al ver al hermoso perrito con la lengua afuera y me agaché a su altura para acariciarle el pelaje.

—¿Cómo se llama?—pregunté completamente enternecida al ver que se había echado para que le rascara la pancita.

—Petunia—respondió y reí porque me parecía muy gracioso ese nombre.

—Que hermosura...que niña tan linda—comencé a rascarle la panza y ella se me arrojó encima para lamerme la cara—¡Auxilio me quiere comer!—chillé entre risas y escuché la risa Luke y Calum burlándose de mi.

—Me presento, ya que Maggie está siendo devorada, mucho gusto, soy Calum—dijo mi amigo extendiendo la mano hacia Luke, él sujetó la bolsa de pretzel con la boca y le estrechó la mano.

—Mucho gusto, soy Luke—dijo una vez se quitó la bolsa de la boca y me levanté del suelo.

Nos quedamos en silencio por un buen rato, Luke y yo nos mirábamos fijamente hasta que Calum se aclaró la garganta.

—Bueno, iré a buscar el auto, ¿Me esperas aquí?—asentí sin mirarlo—Fue un placer, Luke.

—Igual amigo, que te vaya bien—se despidió de Calum con una sonrisa y volvió a mirarme—Está haciendo mucho frío ¿No?.

—Sí.

—Dicen que será el invierno más frío de la historia—subí mis cejas sorprendida.

¿En serio estábamos hablando del clima?, tenía tantas cosas que preguntarle, quería arrojarme en sus brazos, besarlo, fugarme con él, pero no podía expresar ningún sentimiento porque tenerlo de frente me petrificaba.

—¿Estás paseando a tu perrita?

—Sí—asintió mordiéndose el labio—Bueno no, vine a buscar a Emily, trabaja en una tienda de por aquí.

—Ya...—asentí abrazándome a mi misma—¿Cómo van los preparativos?—intenté forzar mi mejor sonrisa pero creo que no lo había logrado, Luke suspiró bajando la mirada.

—Bien...en realidad no sé mucho, Emily es la que se está encargando.

—Si necesitan algo sólo díganme, puedes contar conmigo, tómalo como regalo de bodas.

Se quedó callado mirándome a los ojos y luego de un rato asintió.

—Muchas gracias, Margot.

—Aquí trabajo—revisé mi bolso para sacar una de mis tarjetas de presentación y se la entregué.

La tomó y suspiró mientras la leía.

—Imagino que los asesoramientos legales tendrán un descuento si somos viejos amigos—expresó con una sonrisa y me eché a reír.

—Llámame para el divorcio, si es para eso, te sale gratis—apreté los labios ocultando una sonrisa y él me miró completamente sorprendido.

—Sí no te conociera bien diría que me estás coqueteando—me encogí de hombros guardándome las manos en los bolsillos de mi abrigo.

—Soy una mujer casada, sería muy inapropiado—reí pero su sonrisa se borró, el claxón de Calum llamó mi atención—Debo irme...—dije muy a mi pesar, quería seguir ahí compartiendo el mismo aire que él—Fue lindo verte, mucha suerte.

Quería darle un abrazo pero eso sería mucho peor para mi, estaba segura de que si lo abrazaba no lo soltaría nunca más.

Me despedí con la mano caminando de espaldas sin dejar de verlo mientras él se quedó inmovil observando mi partida, me di la vuelta para abrir la puerta del auto pero me giré de nuevo para verlo.

—Lo que tú y yo tuvimos fue real ¿cierto?—tenía esa pegunta atravesada—Eramos unos niños que no sabían demasiadas cosas de la vida...lo único de lo que estaba segura era de que te amaba.

Sus ojos se cristalizaron , no habló, sólo asintió con la cabeza, sonreí secando mis lágrimas y subí al auto, observándolo hasta que se perdió en la lejanía.

.....

—¿Dónde estabas?—preguntó Scott al momento en que travesé la puerta principal.

—De compras, te dije.—lo miré obvia mostrandole las bolsas

—Son las ocho de la noche.

—Gracias por darme la hora—sonreí dándole un beso en la mejilla y subí las escaleras trotando hasta la habitación de Milan.

Me moría por verlo y darle los obsequios que le había comprado.

—¡Mami!—chilló arrojando sus juguetes y se levantó del suelo para correr hasta mi.

Lo cargué dando vueltas con él y lo llené de besos hasta que me cansé.

—Te extrañé demasiado...¿ya cenaste?—asintió mirándome con una sonrisa—¿Qué cenaste?.

—Pure de verduras y pollo.

—¿No me guardaste un poco?.

—Sí, aquí—se tocó la pancita y me eché a reír para luego hacerle cosquillas.

Milan estaba encantado con sus juguetes y se puso de inmediato el traje de marinero, le quedaba un poco grande pero se veía adorable, le puse su gorro y nos tomamos fotos juntos, fue divertido, pasar el rato con él me hacía olvidar un poco mi horrible alrededor.

—¿Y esto mami?—dijo revisando una de las bolsas y sacó las zapatillas de ballet.

—Son mías, decidí que voy a bailar día y noche como la bailarina del cuento.

Milan me miró completamente sorprendido y sus ojos brillaron como dos faroles.

—¿Puedo verte?

—Claro que si, hasta puedes participar si quieres.

—Papá dice que el ballet es para niñas...

—El ballet es para quien quiera practicarlo mi amor, no le hagas caso a tu papá.—le di un beso en la frente.—Mañana me quedo todo el día contigo y te muestro algunos pasos.—lo cargué para llevarlo a la cama—Ya es tarde y tienes que dormir.—le quité el gorro dejándolo en su mesita de noche y lo arropé.

—Tengo una idea, tú seras la bailarina y yo el príncipe—sonreí pasando mis dedos por su cabello.

—Me parece estupendo, tú eres el príncipe que me rescata.—me acosté a su lado y él se acurrucó en mi cuello abrazándome, le acaricié el cabello dejando mis labios presionados contra su frente y me quedé dormida también abrazada a él.

REMEMBER ME  | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora