Capítulo 9.⭐

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Jungkook despertó con Jin acurrucado en sus brazos, como era su costumbre. Besó suavemente su nuca y susurró somnoliento ―Jin.

―¿Jin? ―aún no recibía respuesta. Jin tenía el sueño ligero. Jungkook lo giró―. ¿JIN?, ¿JIN? —lo llamó preocupado notando que la temperatura de su cuerpo era más cálida de lo normal.

Jungkook lo movió suavemente a una posición reclinada sobre su regazo.

Jin comenzó a sudar, ya no estaba tan caliente y en su lugar su cuerpo se estaba volviendo frío.

—¡Jin, despierta, maldición! —golpeó su rostro levemente pero continuaba inmóvil, respirando suavemente.

—¡SEJIN! ¡SEJIN! ¡Ven aquí!

La puerta de sus habitaciones se abrió inmediatamente y Sejin espió dentro —¿Su Majestad?

—Llama al médico. Algo está mal con Jin. ¡Apúrate! ―ordenó Jungkook y luego le habló suavemente a Jin―.

Maldición, Jin. ¡Te exijo que despiertes! —sacudió los hombros del hombre en el instante en que las lágrimas se deslizaban por su rostro.

—Su Majestad… —Llamó una voz vacilante.

—Su Majestad, el médico está aquí. Usted tiene que liberar a Jin —Jungkook levantó su mirada y se encontró con Namjoon de pie cerca de Sejin, el médico estaba detrás de ellos.

—Jin no despierta —susurró Jungkook.

—Lo sé, Su Majestad, pero debe dejarlo para que el médico pueda atenderlo —dijo Namjoon en voz baja como si hablara con un niño.

Jungkook se obligó a entregar a Jin a Sejin y Namjoon quiénes lo retiraron de sus brazos para acomodarlo en la cama, permaneció quieto en su lugar, sus ojos no abandonaban la figura de Jin.

—¡Está sangrando! —Namjoon le advirtió al médico en pánico.

En ese momento, Jungkook sintió la humedad en su regazo y lentamente bajó los ojos para encontrarse con la mancha roja de sangre que Jin dejó atrás.

Por primera vez en su vida, él rezó. «Por favor, no lo apartes de mí. Por favor, deja que nuestro hijo esté bien. Por favor».

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Jin estaba soñando.

Escuchaba voces y quería despertar, pero no podía. Sus párpados estaban muy pesados y carecía de fuerzas.

Sentía como si se ahogara en un mar de oscuridad. Podía oír, pero no podía moverse.

Algunas veces, escuchaba que alguien lloraba y lo llamaba diciendo su nombre, pero no importaba cuánto quisiera despertar, era imposible. Sólo podía escuchar.

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—Su Majestad, debería comer.

—No tengo hambre, Namjoon. Por favor, llévate la bandeja.

—¿Cómo podrás cuidar a Jin si no puedes ocuparte de ti, Jungkook? —preguntó su hermano.

—Estoy bien, Yoongi —Jungkook sostenía la mano de Jin necesitando sentir su pulso, que aunque débil, le aseguraba que estaba vivo.

—Siempre has sido obstinado —suspiró Yoongi —. ¿Comió algo antes de mi llegada?

—Comió ayer, Su Gracia, pero fue sólo una vez y apenas unos bocados de pan —respondió Namjoon.

—¿Y Jin? —preguntó Yoongi preocupado.

—Él se pondrá bien… cuando despierte… pero… el niño se fue, Su Alteza —murmuró Namjoon con tristeza.

IN THE KING'S EYES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora