La primera clase que me toca es matemáticas. Pasan diez minutos y no paro de mirar impaciente la puerta. El profesor decide pasar lista. Cuando llega a Axel llaman a la puerta.
-¿Se puede?
-¿Ser puntual? Por supuesto. ¿Pasar? Ya no estoy tan seguro.- las risas acompañan las palabras cargadas de razón del profesor.- Dime, ¿porqué llegas tarde?
-No conozco el instituto.- dice mirando a la nada.
-Pasa. Que no vuelva a ocurrir.
-Que rarito es el nuevo... Y que guapo.- me dice Laura y suspira.
-Señorita Laura, las palabras en clase de lengua, aquí nos interesan los números.
Tras tres horas de clase, no importa de qué, suena el timbre que anuncia la hora del descanso, o patio. Raúl y Laura comentan cuan pesado se hace el día. Nos ponemos en nuestro lugar de siempre. Yo estoy distraída. Axel está apoyado junto a la puerta, no lleva almuerzo, y parece que no espera a nadie. Laura también lo ha visto y parece que en su interior se debate entre llamarlo o no. Aún no le he contado lo que ocurrió ayer, porque para hacerlo debería de contarle también mi rutina del bosque, y podían pasar dos cosas: o que me llamara loca, temiera por mi seguridad y avisara a mis padres, y no podría volver, o que se enamorara de aquel lugar tanto como yo. Y sería un poquito menos mío.
Normalmente no me comporto de forma egoísta pero tal hallazgo merece, al menos, un poco de interés por conservarlo.
Dejo de mirarle, y busco en la mochila mi ansiado sándwich.
Noto la mirada de Axel en mi nuca. No lo estoy mirando, pero a veces, cuando alguien nos mira tenemos una sensación extraña, sensación de ojos (por llamarlo de alguna manera), y al buscar a nuestros alrederos solemos confirmalo. Cojo el teléfono móvil y abro la aplicación de cámara, como si estuviera decidida a hacerme una selfie; pongo la cámara delantera y mientras parece que me miro puedo ver la puerta situada a mis espaldas. Confirmo mi teoría, me está mirando. En ese momento saluda desganadamente y bloqueo el móvil.
Creo que no he disimulado suficiente. Le doy un mordisco al almuerzo e intento disimular, dándome la vuelta hacia mis amigos y fingiendo que escucho su conversación. Parece que se acerca hacia mí. Su mirada es fría, dura. Laura y Raúl hablan de forma animada sobre quién sabe qué, y no sé cómo afrontar la situación. Empiezo a ponerme realmente nerviosa. Un sudor frío recorre mi frente como si estuviera en la casa encantada del principio de una película de terror.
De repente es como si solo oyera sus pasos cada vez más cerca, cada vez más fuertes, cada vez más hábiles; como si se movieran al compás, como si bailarán al son de la música intrigante que interpreta la banda sonora de mi imaginativa mente.
Dejo de oirlos. Se ha detenido.-Hola... Nicolás.
![](https://img.wattpad.com/cover/25715546-288-k510870.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Irreal
Romance《-Mira el cielo, ya no está de tu color, Celeste. Lo siento pero para mi este es el momento más bonito del día. -Sí, el cielo y las estrellas están preciosas. -Es irónico... ahora mismo estoy viendo mi pasado, sintiendo mi presente y observando mi...