~Prologo~

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Una vez existió un Reino llamado Shibuya (o mejor conocido como el país rojo). Este Reino estaba ubicado justo en medio de otros dos reinos llamados Kagayaki (mejor conocido como el país amarillo) y Hitode (mejor conocido como el país azul). Estos eran llamados así ya que eran los colores de sus respectivas familias reales.

El país de Shibuya era como cualquier otro; tenía reglas y leyes que debían seguirse al pie de la letra. Dichas leyes eran regidas por los señores de la corte que a su vez debían obedecer a su máxima autoridad: el rey de dicho país.

En esta época existía una monarquía por lo tanto había una jerarquía de clases que se clasificaba de la siguiente manera:

*A la cabeza tenemos al rey.

*Sólo después de este siguen sus familiares: los miembros de la realeza (como su esposa y sus hijos).

*Después la corte real.

*Los nobles (que son la gente adinerada y de un estatus social muy alto).

*El capitán de la Guardia real y el resto de caballeros.

*La servidumbre (que son los que sirven a la familia real como: los cocineros, meseros, amas de llave, mucamas y también los llamados sirvientes personales que como su nombre lo indica sirven a un miembro en particular).

*Después tenemos a las personas de clase media.

*Y por último a los de clase baja, así como los campesinos.

Estos últimos eran los más afectados ya que al no estar en un nivel económico o estatus alto normalmente eran castigados sin derecho a recibir un juicio, además de que eran tan pobres que apenas y tenían para comer.

Ahora hablemos de los castigos:

Habían ciertas acciones o pensamientos que eran motivo de castigo. Dichos castigos se llevaban a cabo según la gravedad de la falta; estos consistían desde humillación publica, tortura y en el peor de los casos la pena de muerte.
Las acciones que se consideraban graves y por la cual se debía optar por el sacrificio o mínimo la tortura (según el caso) eran: blasfemar contra el rey así como desobedecerlo, robar, asesinar, abusar sexualmente de alguien, hacer uso de hechicería y ser homosexual.

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Un día de invierno, más específicamente un 17 de Febrero de 1743 nació el próximo heredero al trono. Su nombre era Sora; este nombre se lo pusieron en honor a sus ojos, que eran tan azules y brillantes como el cielo y su sonrisa tan bella como las estrellas.

Sora gozaba todos los beneficios de un príncipe y como era el hijo único del rey debido a que su madre murió cuando el nació, era sobreprotejido y mimado por todo el personal del Castillo. Este era un niño muy travieso y le gustaba meterse en problemas lo que dificultaba a las sirvientas el poder cuidarlo.

Fue así como a la edad de cinco años su padre decidió que debía asignarle un sirviente personal que estuviera con él las 24 horas del día y no le apartara la vista ni por un segundo. Y así fue como de entre todas las personas capacitadas para dicha labor escogió a Riku; un niño de ocho años que era hijo de uno de los guardias de más alto rango y de quién tenía mucha confianza.

A pesar de ser un niño, Riku era muy maduro para su edad así que creyó que no habría problema. Pensó que, al no ser demasiado mayor que su hijo tal vez lo escucharía más que a un adulto, además de que podría hacerse amigo de él.

Riku conocía muy bien su lugar en el Castillo; a pesar de ser cercano al príncipe no era más que un sirviente a quien fácilmente podrían cortale el cuello si algo le sucedía y más aún sabiendo que era el único heredero. Así que se tomaba muy en serio su papel de sirviente y al mismo tiempo de guardia. Y es que resulta que al ser el hijo de un caballero había conseguido aprender el arte de la espada, cosa que no se le daba muy mal que digamos, de echo era bastante bueno.
Al principio acostumbrarse a su nuevo trabajo fue difícil ya que era prácticamente su niñera, y ser niñera de alguien como el príncipe era especialmente complicado, no por el hecho de que fuera un príncipe, que ya era un asunto serio, si no por su personalidad y energía. Y es que Sora era un niño muy inquieto y curioso, cosa típica de alguien tan pequeño pero que a Riku le molestaban ya que hacía más complicada su labor.

Y es que Riku debía, aparte de ver que no se metiera en problemas ni se lastimara, ayudarlo a bañarse y lavarse los dientes, así como cepillar su cabello y vestirlo, acomodar su ropa y zapatos por color; lo cual no era muy difícil por que la mayoría de su ropa era de color roja y negra. También debía ayudarlo con sus deberes como estudiar todo lo que un príncipe debe saber como: modales, reglas, etiqueta, como dirigirse hacia los demás y hablar en público, así como las leyes y sus respectivos castigos en caso de faltar a estas. Todas, todas esas cosas aburridas que a un niño no le interesa saber pero que sin embargo debe aprender.

Esta era la cosa que él más detestaba hacer ya que cuando iban a empezar las lecciones Sora siempre decía que prefería salir a jugar en el jardín y antes de que pudiera detenerlo, este salía corriendo de su habitación. Así que tenía que ir tras él, gritarle que no podía correr en los pasillos y que se detuviera, al ver que no era escuchado debía correr tras él nuevamente, atraparlo, llevarlo a su habitación contra su voluntad y hacer que dejara de llorar para finalmente empezar las lecciones.
Sin dejar de mencionar que también estaba obligado a cumplir todos sus caprichos sin importar que fuera; esto iba desde cargarlo para ayudarlo a llegar a un lugar elevado, servirle la comida e incluso si él lo pedía, darle de comer, así como jugar y contarle historias antes de dormir.

Definitivamente un trabajo muy duro para un niño de ocho años.

Sora, por su parte, estaba feliz de poder tener un amigo con quien conversar e incluso de vez en cuando jugar. Aunque aveces era molesto tener que obedecerlo pero aún así le caía muy bien.

Conforme pasaba el tiempo ellos se hacían cada vez más cercanos y entablaron una amistad muy bonita donde la lealtad y confianza era lo principal. Y es que a pesar de todo, Riku era muy leal y obediente a su príncipe y este por su parte, había sido más considerado con él ayudándole incluso aveces con su trabajo y obedeciendolo también.

Riku lo había servido por tanto tiempo que se había acostumbrado a su trabajo y a él. Además de que había llegado a conocerlo mejor que nadie, mejor que su padre incluso, ya que este casi nunca le dedicaba tiempo por estar muy ocupado con sus deberes de rey, cosa que a Sora no le afectaba ya que se había acostumbrado a no recibir atención ni cariño por parte de él. Así que el único amigo que tenía era su sirviente.

Las únicas veces que su padre le dirigía la palabra era a la hora de la comida y para llamarle la atención diciendo que debía comportarse como el próximo rey de Shibuya que era y que debía aprender a ser el rey que su país merecía ya que cuando él muera tendrá que ocupar su lugar y no podía dejarle el puesto a alguien irresponsable e infantil.

Sora amaba su país y a su gente y estaba dispuesto a gobernar con justicia y amor hacia su pueblo, así que en los últimos años se había concentrado en aprender todo lo que debía saber así como los deberes que le correspondían hacer. Pero había algo que le molestaba mucho, y esto, eran las leyes, que le parecía una injusticia y una falta de moral, ya que no le gustaba en lo absoluto que la gente que no goza de privilegios como él, tenga que ser acusada injustamente de actos que no cometió, pero lo que le molestaba todavía más, era que en su país la gente tenía prohibido amar con libertad, en este caso refiriéndose a las personas que tenían orientaciones sexuales diferentes y que se les acusaba de "anormales y rebeldes que iban contra lo que se suponía normal".
»Que absurdo« pensaba Sora »Cuando sea rey cambiaré estas estúpidas leyes«.
Pero nunca pensó que esto sería muy difícil, más difícil de lo que él hubiera imaginado.

Y es que él tenía un secreto que nadie podía saber o de lo contrario sería afectado también.

Este secreto era: Que estaba enamorado de su sirviente...

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¡Hola mis queridos lectores!

Hoy les traigo una historia nueva y como podrán darse cuenta, también está relacionada con los personajes de KH, pero no tiene nada que ver con este juego, es una historia completamente inventada por mi.

Esto no significa que dejaré de lado mi otra historia, así que no se preocupen xD.

Espero que les guste este largo pero necesario prólogo, y es que quería introducir de manera correcta a los personajes principales.

Apoyen esta historia dando estrellitas y comentarios, eso me ayudaría mucho a seguir actualizando de forma constante.

¡Hasta la próxima!

Bye.

El príncipe de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora