👑Capítulo 8: 旅の始ま🗡️

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-Me apena mucho haberlos interrumpido. Si hubiera sabido que Riku estaba aquí yo...

-No te preocupes-dijo Sora amablemente tomando su hombro-Ya habíamos terminado de conversar.

En ese momento Kairi sintió mucho curiosidad, y aunque no quería ser entrometida, no pudo evitar preguntar:

-¿Y...sobre que hablaban?, ¡Claro!, si se puede saber-jugueteo con sus manos agachado la cabeza.

Sora dudo un poco en si este era el momento indicado para contarle su plan. No tenía idea de cómo se lo tomaría y no quería darle un disgusto, pero sabía que no tenía sentido ocultarle algo como esto.

-Esperanos mañana temprano en la entrada del Castillo. Ahí te lo contaré todo-sentenció él.

-¿Esperarlos?, ¿A ti y a quien más?...-Kairi estaba sumamente confundida-¡¿Qué sucede ahora?!.

-¿Recuerdas nuestra conversación la otra noche? Pues tiene que ver con eso-respondió el con una sonrisa.

-¿Eh?-comenzaba asustarse-¿Qué vas a...?

-Por favor no te alteres...confía en mi-le pidió Sora acariciando su hombro.

Kairi no estaba del todo tranquila, pero la sonrisa que Sora le proporcionó le brindó un poco de paz. Por algún motivo, sentía que debía confiar en el, que todo estaría bien.

-Esta bien. Confiare en ti...-dijo por último aún con un poco de duda.

-¡Gracias!-beso su frente y se dirigió a su cama para dormir. Kairi hizo lo mismo aunque tardó bastante en quedarse dormida.

Antes de cerrar sus ojos, observó al castaño dormir plácidamente. Tampoco sabía porque, pero tenía la corazonada de que está sería la última vez que dormirian juntos.
Después de un rato, finalmente se quedó profundamente dormida.

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Sora despertó y se dio cuenta de que aún no amanecía puesto que la habitación todavía estaba bastante oscura. Miro a su lado y noto que Kairi no estaba con él, al parecer está había salido, lo cual resultaba muy conveniente para lo que quería hacer.
Se levantó de la cama y se dirigió al armario para sacar una ropa cómoda que no llamara mucho la atención y poder cambiarse. Una vez terminó, sacó una mochila lo suficientemente grande para meter apenas unas cuantas cosas de sus pertenencias (cosas como ropa, unos pares de zapatos, perfume y una bolsita llena de platines de oro; lo suficiente para sobrevivir por varias semanas) como el rey no quería sobrecargar la mochila únicamente metió lo que consideraba más importante.

Después se dirigió a la puerta y asomó la cabeza para asegurarse de que no hubiera nadie merodeando por los pasillos, por suerte los guardias se encontraban dormidos y no había nadie más cerca.
El príncipe sentía algo de culpa por irse sin avisarle a nadie (y con nadie se refiere a los del Consejo) pero sabía que si lo hacía, estos no se lo permitirían de ninguna manera. Esta era una oportunidad que tenía que aprovechar cueste lo que cueste.

A paso rápido pero precavido, Sora camino hasta la habitación de su sirviente, asegurándose de que nadie lo viera y de que los guardias del pasillo estuvieran dormidos. Y en efecto lo estaban, situación que le facilitaría bastante las cosas.

Se acercó rápidamente a la puerta y tocó lo suficientemente fuerte para que el peliplata lo escuchara pero no para despertar a los guardias.
Casi al instante la puerta se abrió dejando ver a su sirviente que parecía estar ya listo. Este con la mano le hizo una señal para que entrará a la habitación y el rey obedeció entrando justo antes de que uno de los guardias que había despertado lo notara. Lo único que escucho fue el sonido de una puerta cerrándose.

El príncipe de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora