Príncipe Equivocado | Markyong [1]

2.- Principe prófugo

Mark mira impactado la gran mansión frente suyo.

Aquellos tipos le habían dejado afuera de aquel lugar, no tenía ni idea de que hacía o porque estaba allí, solo sabía una cosa.

—Tengo hambre—frunce sus labios, ya está, iba a morir lentamente.

—¡Joven principe!— una anciana se acercó a él—pero mire nada más como tiene su ropa, tiene el pantalón lleno de agujeros.

—así es el diseño señora

—¡No me contradiga joven principe!—la mujer suspira—¡Doyoungie, ven a llevar las maletas!

Un chico peli negro baja rápidamente las escaleras, pero al ver a Mark frunce el ceño.

—Abuela, ¿quién es él?—ahora era la mujer la que tenía el ceño fruncido.

—Pequeño chamaco, ¿es que no reconoces a su majestad?

Mark estaba demasiado confundido, pero aún así siguió al otro chico.

《👑》

—Te doy cinco segundos para que me expliques quién eres— el tal Doyoung se cruzó de brazos—no me digas que eres el príncipe Minseok, yo se como es y aunque te parezcas se nota que no eres el.

—Al fin alguien lo nota—el pelirubio lloriquea—a penas e llegado aquí, unos tipos me trajeron sin siquiera explicarme algo y casi todos me llaman "principe".

—oh, eso—el menor camina hasta uno de los cajones del armario y lo abre sacando un sobre—es por esto.

Mark confundido, toma el sobre y lo abre, leyó cada una de las palabras en la carta.

—osea, el men este se fugó porque no quería ser obligado a casarse, ¿tan feo esta el prometido?

—La verdad nadie lo sabe, nunca lo hemos visto. Según me dijeron hace poco, lo nombraron rey, ya que su padre falleció.

El menor se sintió mal al escuchar eso, pero ¿Ahora qué se supone que debería hacer? Estaba en un lugar donde lo confundían con otra persona, esta solo y tiene hambre.

Ahora, ¿quién podría ayudarlo?

Su celular empezó a sonar y al ver quien lo llamaba sintió como si un coro de ángeles estuviera cantando en su gloria.

—Maldito poste gruñón, hasta que apareces—enserio espera que Yoonoh pueda salvarlo.

Uwu

¡Tengan lindo dia/tarde/noche markyongies.

Nos leemos luego