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Seis

Harry ha apagado su teléfono, porque mientras está en el coche y por el resto ‪de la noche‬ no quiere nada que tenga que ver con los negocios o cualquier cosa que no sea su nuevo sugar baby/pareja/lo que sea. Él aún no está muy seguro de cómo debe llamarlo todavía porque no ha terminado de leer la lista de preferencias y gustos en el contrato por completo, solo unas cuantas cosas que quiere mencionar cuando esté con Louis, porque sencillamente el trabajo lo ha agobiado. ‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Respira profundamente con las manos en el regazo y las piernas cruzadas, la parte trasera del auto tiene tanto espacio que él puede hasta extender sus largas piernas y aun así restaría lugar para alguien más, Harry aún se pregunta por qué ha comprado un coche tan grande si es para él solo. Miguel dobla la esquina en dirección al cutre edificio de Louis y Harry le mira por el retrovisor.

—Miguel, ¿te puedo hacer una pregunta?— Le dice.

El chófer asiente de inmediato.

—Claro que sí, señor.

—¿Crees que la magia existe?

Y quizás Harry sabe que lo que ha salido de su boca es lo más ridículo en el mundo y que tal vez debió de haberse quedado callado, sobre todo cuando Miguel arruga muchísimo las cejas y parece no entender lo que dice. Chasquea la lengua e intenta explicarse mejor.

—A lo que me refiero es que, estoy muy seguro de que he sido encantado por un par de ojos azules y creo que me voy a volver loco.

Miguel suelta una risita repentina, Harry está a punto de despedirlo si es que se está burlando de él.

—Sé a lo que se refiere, señor— Menciona y Harry piensa que se ha salvado el pellejo. —Pensaba lo mismo cuando apenas estaba conociendo a mi esposa, tiene los ojos más preciosos que hay en el mundo y yo creía estar hechizado por ellos.

Harry frunce los labios y aparta la mirada dándole fin a la conversación y es posible que piense que Miguel es el mentiroso más grande del planeta porque no hay nadie que tenga los ojos más bonitos que los de Louis, pero por supuesto, eso es algo que no dice en voz alta. Se queda callado el resto del viaje y en algún momento llegan al edificio de Louis.

—Miguel, por favor ve a buscarlo— Ordena.

El chófer se baja del auto casi de inmediato y Harry ve por la ventanilla como sube las escaleras del espantoso lugar, a Harry no le gusta ni un poco y piensa que mientras más lo ve más horrible es, no sabe cómo es que alguien puede vivir en él o tal vez no cree que Louis pueda estar en un lugar como ese y considere la idea de buscarte otro sitio para vivir.

Cualquier pensamiento desaparece de su cabeza cuando ve que Miguel, Liam y Louis salen del cutre edificio. La puerta se abre a su lado y Harry se permite observar en una especie de cámara lenta como Louis se sube al auto, tan clásico y elegante, va vestido de negro completamente, con unos pantalones de tela que se ajustan a sus muslos de la manera más exquisita posible y tiene esta camisa lisa con cuello de tortuga y mangas largas que queda a la perfección con el abrigo de piel café que descansa un poco más abajo de sus hombros.

Si, definitivamente Harry sabe que Louis pertenece a todas partes menos a este vecindario de quinta y tarde o temprano hará algo, y es muy obvio que tarde porque ahora está concentrado en el magnífico olor que desprende el muchacho de ojos azules y, Harry simplemente no puede creerlo.

—Hola, papi— Saluda.

Y hace esto de inclinarse hacia él y le da un beso justo en los labios que termina de dejar a Harry sin aire y con los vellos de punta en todas partes. Lo disimula muy bien, se recompone casi al instante y se aclara la garganta para mirarlo de arriba a abajo sin ninguna expresión en general en el rostro.