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Dieciocho

Louis detiene sus dedos alzando los preciosos ojos hacia él, mirándolo por encima de sus largas y divinas pestañas. Hace un gesto con las manos de obviedad.

—Quitándome esto.

—¿Y yo te ordené que lo hicieras?

—No, pero pensé que debía ayudar con esto.

Harry llega hasta la cama y deja las cosas sobre las sábanas.

—Me gusta esta prenda así que la vas a conservar, ¿entendido?

—Si, papi.

—Ahora, abre la boca, por favor.

Louis lo hace casi por inercia y sus preciosos labios rellenos quedan separados, Harry agarra la mordaza, se la enseña y coloca la pelota de goma entre sus dientes. A Louis se le escapa un hilo de saliva por la comisura del labios y Harry considera que le va a gustar mucho esta cosa. Le pasa la correa por detrás de la cabeza y con la hebilla la encierra para que no se mueva de su lugar.

—¿Está apretado?— le pregunta. Louis niega. —Bien. Vamos a ver si con esto por fin dejas de hablar. A veces te ves más bonito estando callado, ¿te lo han dicho?

Louis asiente, Harry le acaricia la mejilla.

—Qué bueno, porque tienen razón.

Le deja un beso en el pómulo y Louis parpadea varias veces con las mejillas enrojecidas y Harry hace esto de curvar los labios y sonreírle un poco, de la manera más bonita posible para hacer sentir al chiquillo un poco afortunado de aquella acción.

La cara de Louis parece que va a reventar.

—Acuéstate con las rodillas en el pecho y sostén tus piernas.

La orden es acatada de inmediato, Louis se mueve sobre la cama, con una pelota entre los labios y saliva escurriendo de ellos, hace todo lo posible por tragar. Harry se da cuenta al ver su garganta moviéndose, pero es un poco imposible con aquel juguete allí. Louis se recuesta sobre su espalda, sube las piernas hasta que sus rodillas quedan un poco en su rostro y las sostiene agarrando sus propias manos.

Entonces Harry agarra las esposas y las cierra alrededor de las muñecas del chiquillo, así que ahora Louis está encerrado en aquella posición expuesta, a pura disposición de Harry para que haga lo que se le antoje de la manera en la que se le dé la gana.

Harry se pasa la mano por la barbilla observando y se siente insatisfecho al ver que la tela de la ropa interior cubre lo que necesita, así que la alza y la deja debajo de los brazos de Louis porque ya no puede sacarla.

Y ahora Louis está expuesto, su entrada visible apretada ante sus ojos, limpia y tersa, ligeramente enrojecida al igual que toda la piel alrededor, Harry quiere pensar que el bochorno se le ha expandido por todas partes y se siente generoso cuando se empieza a desnudar delante de Louis.

Lo hace lento, porque nota que se le oscurecen los orbes y hace un esfuerzo por no cerrarlos, recibe espasmos que provocan que su entrada tiemble al igual que su carne dura que descansa entre sus muslos y va apretando los dedos con demasiada fuerza.

Harry deja caer la última prenda que una vez cubrió su cuerpo, y sus dedos se envuelven alrededor de su polla cuando ve que Louis baja la mirada justo allí. Babea literalmente mientras Harry se acaricia y el millonario tararea gustándole la sensación de ser observado mientras lo hace.

—¿Te gusta?— Le pregunta. Louis hace un ruido de afirmación mientras mueve la cabeza. —Esto es lo que va a joder tu culo, ¿lo quieres?

Louis vuelve a asentir. Harry quiere molestarlo.