Nunca nadie se para a pensar en lo difícil que es en realidad el trabajo de Cupido. Nadie piensa realmente que él tiene que encontrar a personas que estén hechas la una para la otra, porque la magia de sus flechas dura tan solo unos años, y si esas dos personas no tienen realmente química, o no se merecen la una a la otra, su amor se va degradando poco a poco.
En este siglo poca gente cree todavía en Cupido, pero eso no le hace más débil, ni hace su poder menguar ni nada de eso que se ve en las películas. Le anima ver que todavía hay gente que cree en su amor verdadero, aunque esas suelan ser tan solo niñas de diez u once años. Ha cometido muchos errores, y le despedirán si sigue haciéndolo tan mal.
La vida de un ángel del amor es horrible, porque cada vez que hay una pelea entre dos amantes, aunque sea pequeña, escucha a miles de personas criticándole y echándole la culpa de algo que, en realidad, no tiene nada que ver con él.
Cada día tiene que lidiar con el odio de miles de corazones rotos, pero en muchos de esos casos, lo único que ha hecho a ese corazón romperse ha sido el orgullo de los amantes implicados.
Básicamente, la vida de Cupido es más difícil que la de cualquier famoso de la Tierra. Puede que le echen si sigue habiendo tantas separaciones y divorcios humanos, y por mucho que él insiste en que no es culpa suya, y que todo es por el maldito orgullo, que es lo que en realidad rompe una gran cantidad de esas relaciones, sus jefes no lo aceptan, porque los humanos están dejando de creer en el amor. ¡Los pingüinos! Ellos son la clave de que Cupido no esté haciéndolo tan mal, los pingüinos no tienen tanto orgullo como los humanos ¡ellos están felices con sus parejas durante toda su vida! Pero claro, los humanos siempre van primero. En realidad, Cupido odia esa frase, ese dogma que tienen sus jefes, porque no solo los humanos aman, de hecho, ellos son los que peor tratan el amor. Celos, orgullo, mentiras... Todo es culpa de los humanos.
Lo que más odiaba Cupido era visitar a sus emparejamientos estrella: la gente que antes se había odiado. Solían ser los más acaramelados y los que más inseguridades tenían, ¡incluso si eran el uno para el otro!
También odiaba visitar a los emparejamientos que habían surgido de sus arrebatos, como cuando alguien pretendía hacer una apuesta sobre alguien que creían inferior. Sabía que era muy probable que esas dos personas no duraran, pero él les emparejaba de todas formas, para hacer callar a quien hubiera hecho la apuesta. Lo peor era visitarles cuando la magia se había esfumado, y muchas veces, volvían a sentirse superiores.
Las infidelidades era lo que más le repateaba del mundo. Iba mucho más allá del orgullo. Volvía a instintos animales como la lujuria y el sexo sin sentimiento. Lo odiaba porque esas infidelidades muchas veces se producían aun cuando se amaba a la persona engañada.
Por eso, y por otros impulsos casi tan violentos, podía declarar que, definitivamente, odiaba a los humanos casi tanto como a sus jefes, a quienes solo les importaban los números, y no el amor.
Odiaba a mucha gente para ser el dios del Amor.
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El error de cupido. «pausada temporalmente »
Romance[Romance, Humor] Cupido es presionado cada día. Siempre que alguien es demasiado orgulloso para ir detrás de una persona, él carga con toda la culpa, incluso si son almas gemelas. Pero un día comete el horrible error de flecharse a sí mismo. Con una...