No hay nada que amara más que la familia de Caroline, sus papas eran como mis segundos padres, eran tan buenos, atentos y siempre la dejaban hacer de todo a Caroline.
Su papá Andru era el cirujano más prestigioso de todo Manhattan y su madre Elizabeth era madre de tiempo completo, ella creía que la mejor forma de criar a sus hijos era dándole todo el amor incondicional. Caroline tenía tres hermanos; Jane su hermana mayor de 18, Jace su hermano de 13 y Constance de 10, pero aunque era una familia grande, yo tenía mi propia pieza en su casa. Cada uno tenía su propia habitación, ellos eran dueños de un hotel de diez pisos de los cuales sólo los primeros seis pisos usaban para tal fin, y los otros cuatro los tenían para ellos.
Mal no la iba a pasar, ellos me trataban como una reina, pero todo el tiempo sentía un vacío en mi pecho que me dolía a más no poder. Envidiaba mucho a Caroline porque tenía una vida perfecta, padres perfectos y hermanos perfectos, hasta Hannah, que su madre vive viajando y aún así su vida es perfecta porque aunque esta el 80% del año sin sus padres, ellos siguen juntos. Y a Sophie porque aunque siempre se pelea con su hermano mellizo, su familia está junta y tiene hermanos por lo menos, yo no tengo a nadie que me entienda.
Al Fin era viernes y la primera semana de clases había pasado, ya nos habían dado muchas cosas para estudiar, pero lo único que tenía en mente era acostarme en la cama e intentar de olvidarme de todo. A las diez aproximadamente Caroline abre de golpe la puerta de mi pieza y se tira arriba de mi cama.
-Anda a bañarte mientras yo te busco algo que ponerte, ¡vamos! ¡Ya ya ya!- Me dijo gritando
-Pero ¿a dónde vamos? Creí que nos íbamos a pasar el fin de semana estudiando.
-Eso te dije para que no armes planes querida, ahora anda a bañarte que te tengo una sorpresa-
Mientras me bañaba pensaba a donde me quería llevar Caroline, seguro que Hannah y Sophie estaban enteradas de esto, podría ser que me llevaran al cine, a comer algo o tal vez hacer un pijama party.
Definitivamente me llevaría a una fiesta, ella me había comprado un vestido al cuerpo demasiado corto, color dorado con un cinto negro y unas plataformas de quince centímetros.
Me vestí, me maquille y como no encontraba a nadie por ningún lado, baje al piso de abajo y me encontré con una gran fiesta en el salón principal.
Todos gritaron ¡Sorpresa! y yo no entendía porque, no era mi cumpleaños.
-Como te veíamos un poco deprimida últimamente pensamos hacer una fiesta con la excusa de que era una bienvenida a la familia de Caroline. -Dijo Sophie
-Muchas gracias chicas- Les dije con una gran sonrisa, pero por dentro no estaba muy a gusto.
Sabía que lo habían hecho con sus mejores intenciones de verme bien, pero no me sentía de ánimo como para estar ahí, solo quería irme a dormir.
-Y Hannah? -Pregunte curiosa
-Estaba viniendo, dijo que tardaría en llegar porque tenía que esperar a su primo de California que se vino a vivir a Nueva York, y ella quería traerlo a la fiesta para que vaya conociendo a la gente de acá.-
-¿Primo? ¿De California? No sabía nada-
-No nosotras tampoco y ella menos, fue algo repentino, creo que lo trasladaron al padre o algo así.-
Después de una hora no dejaba de bostezar, intentaba de parecer divertida pero ya no podía, solo pensaba en ir a mi cama a dormir, pero era imposible que me vaya a mi pieza, no solo porque las chicas se enojarían conmigo, si no porque Hannah estaba con Trent, el hermano de Sophie justo en medio de la escalera charlando.
