Capitulo 6: Visiones

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Miedo, esa palabra podía sentirse más viva que su carne, no había dormido en toda la noche y su paranoia le hacía escuchar sirenas de policía en todas partes, estaba encerrado en su antigua casa, hambriento e intranquilo por la falta de Adderall, sin embargo no podía arriesgarse a salir, a ser visto por alguien más y posiblemente delatado, la casa tenía todas las cortinas cerradas y los muebles cubiertos con una sábana blanca, justo como dejaron el lugar los Argent, pero ahí estaba, en su habitación, con los ojos cerrados y tratando de dormir un poco a pesar de todo el caos.
Su sueño no demoraba más de diez minutos, los recuerdos del hospital le mantenían sollozando, su mejor amigo se había ido y no tuvo la oportunidad de despedirse, saberlo era tener un nudo en la garganta que no podía deshacerse, su mejor amigo… Su casi hermano, ni un adiós pudo darle, un último abrazo o cualquier cosa que le hiciera creer que todo estaría bien; había tenido dos ataques de pánico durante la madrugada, dos veces en las cuales se desmayó, despertarse en solitario era asquerosamente decepcionante, sin embargo tendría que acostumbrarse si ese sería su nuevo estilo de vida.
Su mente estaba hecha un lío, todo, todo era un lío que parecía no tener fin, sabía que no era el mismos desde la muerte de su madre y se esmeró por no cambiar, pero ahí estaba… Esforzándose, ahora que su padre también se había ido no le quedaron motivos para fingir, la imagen de si mismo quedó invertida.
Cerró los ojos tratando de conciliar el sueño pero su estómago se lo ponía difícil, comenzaba a creer que toda esa basura de las puertas solo había sido un mal sueño, porque eso parecía, la oscuridad de sus párpados era más intensa que la que envolvía toda la casa, el reloj de la sala no funcionaba bien y podía intuir que no pasaban de las dos de la tarde, los ojos le ardían de tanto llorar y cuando todo el dolor volvía a acumularse en su pecho se liberaba en un llanto carente de lágrimas.
Dio un sobresalto al sentir unos dedos limpiando la lágrima de su ojo izquierdo, estaba solo y no tenía sentido, cerró fuerte los ojos y trató de calmarse, quizás lo había imaginado, era la respuesta más lógica y coherente, inhaló y exhaló como método para dejar de temblar, sin embargo el toque volvió a hacerse presente, era gentil y frío. El adolescente abrió los ojos con rapidez, la poca luz del sol que se filtraba por las cortinas le provocaron un ligero deslumbramiento, sus ojos estaban enfocando las imágenes, sin embargo en la habitación había algo que no estaba ahí, algo a escasos metros de él.
Se alejó con rapidez tan pronto la imagen frente a él tomó forma, era un hombre, sentado frente a él, observándolo con una expresión de seriedad, ‘necesito Adderall’ respondió en su mente al ver a aquel extraño observándolo, su espalda tocó la pared de la habitación y con ello entendió que su única opción era ponerse pie y correr hasta la puerta, pero no estaba seguro de que funcionara, se cubrió la cara con ambas manos y sacudió la cabeza tratando de recuperar la cordura, su cerebro le estaba jugando una broma muy pesada; abrió los ojos con la esperanza de que el extraño desapareciera, sin embargo seguía ahí, en silencio… Observándolo.
Tenía miedo de estar enloqueciendo, por qué eso significaba mayores probabilidades de ser ingresado a un psiquiátrico y no estaba listo (y quizás nunca) para estar ahí, quizás en otras partes eran lugares diferentes, pero en Beacon Hills no. El extraño extendió la mano derecha hacia Stiles, el chico estuvo a punto de gritar creyendo que le haría daño, sin embargo estaba ahí, con una pastilla en la mano y sin mostrar ninguna expresión.
—Duerme — pronunció el hombre con una voz tranquilizadora.
Era el único rasgo que había logrado identificar como conocido, el hecho de sentirse al borde de la locura no le permitía despejar su mente y pensar con claridad, había escuchado esa voz en determinadas ocasiones, en el hospital cuando estaba teniendo un ataque de pánico y en ese extraño sueño, en la última habitación a la que había entrado, entonces la respuesta se había vuelto obvia… E inquietante.
—Guardián — susurró Stiles con miedo.
—Me pediste que viniera — respondió el hombre en voz baja, sin mostrar ninguna expresión — aquí estoy Stiles.
—Debo estar enloqueciendo — respondió el chico sujetando su cabeza y con una hiperventilación recién comenzada — es la única respuesta coherente.
—Duerme — respondió el hombre acercando más la pastilla.
El chico conocía esa pastilla, podía asegurar que era real por qué era la última pastilla para dormir que le quedaba, pero de algo estaba seguro, se encontraba oculta en casa de los Argent, con miedo se toma la pastilla de manos del supuesto guardián y su piel se eriza al ver cómo puede atravesarlo sin el menor esfuerzo, el hombre observa su mano con curiosidad.
—Tu, tu mano — respondió Stiles titubeando — la atravesé.
—Fascinante — respondió el hombre analizando su mano.
—No eres real — respondió el chico con un poco más de tranquilidad — eso tiene sentido, estoy alucinando, sí, realmente estoy solo, sin medicamento y con hambre.
—Real — respondió el extraño con fascinación — no soy real…
—Y por defecto, está pastilla tampoco es real — no dudó en meterla a su boca para comprobar que no sentiría nada, sin embargo una escalofrío le revolvió el estómago al sentir el sabor del medicamento.
—No tiene sentido — susurró aterrado — por qué eso significaría que realmente estás aquí.
—Pero no estoy aquí — respondió con seriedad — no del todo.
El castaño se acercó al extraño con la seguridad de que podría atravesarlo si se lo proponía, con lentitud y un sabor a miedo en la boca se armó de valor para pasar sobre la imagen de aquel sujeto y como ya lo esperaba, logró atravesarlo sin el mínimo esfuerzo y disminuyendo su nerviosismo ante un posible ataque.
—Podrías mostrar un poco de respeto a tu guardián — respondió el hombre con neutralidad.
—No puedes hacerme daño — respondió Stiles un poco más tranquilo — ¿Acaso eres una proyección astral o algo así?
—Soy una proyección de tu mente — respondió el sujeto — soy tu guardián.
El chico sabía muy poco del tema, pero de lo poco que era consciente es que el sujeto no debería poder entablar conversaciones con él por qué debería ser una forma muy rudimentaria e incompleta, con lentitud se acercó hasta la puerta pero el extraño no dudó en arrojar una de las lámparas de Stiles contra la puerta, el castaño tembló ante esa posibilidad.
—Soy más de lo que ves — respondió con tranquilidad — pinta… me harás real.
El chico seguía atemorizado por el reciente ataque, la pastilla estaba comenzando a hacerlo sentir cansado, parpadeo varias veces tratando de mantenerse despierto pero el visitante ya se había marchado.

Cuando despertó la luz del sol se había esfumado por completo, la habitación estaba sumida en una oscuridad agobiante y su hambre había desaparecido, se levantó del suelo con lentitud y tratando de mantener el equilibrio, camino hasta la cama y no dudó en recostarse sobre la misma, estaba tan cansado que creyó haber imaginado estar con alguien más en la habitación y había sido solo eso… Su imaginación; se sentía extrañamente vacío, cansado y con una tristeza sofocante atorada en el pecho, recordó de nuevo a Scott pero ya no pudo llorar por él, lo único que emitió fue un sollozo que se quedó en eso, no había lágrimas y los ojos le ardían mucho y ese dolor aumentaba si se esforzaba en derramar lágrimas.
Se acomodó mejor en la cama y se percató de la figura de pie en la sombra junto a su clóset, era alta y misteriosa, con unos brillantes ojos rojos que le observaban y que desaparecieron tan pronto se percataron de que el chico estaba consciente, estaba seguro que estaba soñando, que realmente no había nadie ahí.
—Tu me llamaste — respondió la figura con serenidad — soy tu guardián.
—Yo no, no dije nada — respondió el chico con nerviosismo.
—No hace falta — respondió — soy parte de tu mente… Se lo que piensas.
El castaño apretó los labios, era una declaración incómoda de escuchar, ver a aquel sujeto oculto en la oscuridad y observándolo no era su definición de tranquilidad, pero confiaba en las palabras del extraño a pesar de que le había atacado, había algo, era una sensación de calma y tranquilidad que le brindaba su presencia, perfumada con un sutil aroma a albahaca, la figura dio unos pasos revelándose ante la luz de la luna, de algún modo ya no parecía tan amenazador que al principio.
—Piensas en Scott — respondió el sujeto — falleció.
—Debería poder llorar — respondió el chico a modo de derrota — pero creo se me han terminado las lágrimas.
—Es por mi — respondió el hombre — mi deber es protegerte.
—Sigo creyendo que estoy enloqueciendo — respondió Stiles con sorna — pero gracias.
—Pinta… Me harás real — respondió el guardián acercándose más a Stiles — de otra forma no podré cumplir mi labor.
—Pintar — respondió de forma arisca — Scott ni mi padre van a volver con la ayuda de ello.
—Ellos se han ido — respondió el guardián — están en alguna parte de las puertas, si quieres verlos… Solo tienes que buscar.
—Yo no, no voy a volver ahí — respondió con incomodidad — es horrible ese lugar.
—Es tu mente — respondió el guardián — tus recuerdos, sueños, deseos, miedos, todo lo que forma parte de ti.
—Ni siquiera estoy tan seguro de cómo llegaste ahí — respondió el chico armándose de valor — no eres la sombra de ningún conocido.
—Tu me creaste — respondió el sujeto — tus pensamientos recientes no te dejan ver con mayor profundidad en tus recuerdos, soy tal y como me pensaste.
—Eso no tiene sentido — respondió el chico — te recordaría perfectamente si fueras un amigo Imaginario.
—Soy más que eso Stiles — respondió — soy una parte de ti que solo existe en tu infancia, el único que siempre estuvo ahí para protegerte.
—Debo estar completamente loco — respondió con una ligera risa — era un simple dibujo que yo llevaba a todas partes.
—Tu me creaste — los ojos rojos volvieron a encenderse — para que nadie pudiera hacerte daño.
—Eso tendría sentido… Pero Derek era un simple dibujo — respondió en tono de burla — Derek no existe, solo fue un intento de superhéroe que dibuje a los 8 años.
—Pero aquí estoy — respondió con tranquilidad — soy tu guardián… píntame, me harás real.
—¿Qué es esa obsesión por qué te pinte? ¿De qué se trata? — el chico estaba comenzando a molestarse de escuchar esa frase una y otra vez.
—Existo por qué tu mente me lo permite, pero no podré permanecer más tiempo en este plano, sin la ayuda de otros.
—Sigue sin tener sentido para mí.
—Entre más personas sepan de mi existencia, podré materializarme, ser alguien real.
—Solo necesitas que otros te vean, aparécete en sus sueños o algo así — Stiles se recostó en la cama.
—Me temo que tú eres la única persona que puede verme y escucharme — respondió acercándose más — píntame.
—Aunque quisiera, no tengo los materiales para hacerlo — respondió el chico ligeramente decepcionado.
—Debes volver con los Argent — respondió Derek con seriedad — de otro modo no podré protegerte.
—¿Protegerme de qué? — cuestionó confundido.
—El miedo es una fuerza poderosa — respondió Derek antes de desaparecer.
Tan pronto desapareció, el cuerpo de Stiles comenzó a temblar y su tristeza se acumuló en su pecho ahogándole, se sentía muy confundido y aterrado por todo, comprendió que él era realmente un guardián, no se había sentido triste o enojado durante su conversación y cuando de esfumó fue como recibir el golpe de la realidad, no era algo normal.
Se levantó de la cama y se vistió dispuesto a marcharse de la casa, no lo entendía pero sabía que en este momento ir con los Argent era su objetivo primordial, a pesar de conocer a la perfección lo que le hizo a Chris.
Salió de la casa y el frío de la noche me heló el cuerpo, las calles estaban lo suficientemente iluminadas para permitirle ver hacia donde se dirigía, sin embargo se sentía atrapado en un estado de vigilancia continúa, escuchando ruidos de pasos detrás de él, sintiendo un miedo sofocante en su garganta, eso no era normal, la peor parte era que en el fondo sabía que era vulnerable y si lo que Derek decía era cierto… Quizás era su única esperanza.
Tenía ocho años cuando lo dibujó, su madre estaba atravesando por el comienzo de la enfermedad y le costaba recordar quienes eran su familia, a veces sentía que estaba viviendo una fantasía donde todos eran actores, inclusive olvidaba que tenía un hijo, para el chico vivir todo eso era lo más doloroso que un niño puede experimentar, su padre estaba demasiado ocupado tratando de asegurarse que su esposa lo recordara que olvidó por completo que Stiles solo era un niño.
Derek ni siquiera era alguien real, era su modelo ideal de como debía ser un superhéroe, tenía los poderes más fascinantes para Stiles, era fuerte y resistente, capaz de convertirse en lobo (ahora no está tan seguro de que eso sea una buena idea) y con una velocidad asombrosa, y su lema de superhéroe era “voy a protegerte”, quizás no se había dado cuenta pero le tenía un gran aprecio a ese dibujo, lo llevaba a todas partes, era como tener a alguien cuidando de él, eventualmente comenzó a olvidar que existía, ni siquiera puede recordar si ese dibujo aún existe.
Tan pronto llegó a la casa de los Argent el miedo le aceleró el ritmo cardíaco, ¿Qué se supone qué iba a decir?; No estaba seguro de que fueran a perdonarle por lo que hizo, tomó una gran bocanada de aire y no dudó en tocar el timbre, tenía miedo y se sentía al borde del llanto y luego esa sensación cambio, era como estar flotando en un espacio agradable, se sentía libre de las preocupaciones y sin miedo.
Chris Argent se sorprendió al encontrar a Stiles en la puerta de su casa, sin embargo notó que algo no estaba del todo bien, no parecía el mismo, tenía los ojos puestos en él pero el cazador no podía notar algún tipo de expresión.
—Desapareciste — respondió Chris — ¿Dónde demonios estabas? — le recriminó.
—No lo sé — respondió Stiles con lentitud — me perdí.
—¡Stiles! — gritó Chris empujándolo contra la puerta — ¡pudo ocurrirte algo, le prometí a tu padre que te cuidaría!
—Pero estoy bien — respondió el chico con una sonrisa desconcertante para el mayor — bien.
Chris lo soltó de manera instantánea, sabía que algo no andaba bien con el chico, parecía estar bajo los efectos de algún tipo de droga o algo de ese tipo, Stiles se alejó del mayor y siguió su curso hasta su habitación, Victoria y Allison lo vieron desde la sala y no dudaron en correr a abrazarlo, sin embargo intuyeron que algo no andaba bien con él, tan pronto el chico estuvo en su habitación los tres Argents se reunieron en la sala para discutir sobre Stiles.
—Creo que le sucedió algo — respondió Allison con preocupación — no parecía ser él.
—Quizás sé drogó o algo así — respondió Victoria con tono de decepción — tendría sentido, su mejor amigo falleció ayer, sería natural que quisiera… Olvidar.
—No, esto es otra cosa — respondió Chris — sin embargo tenemos un asunto pendiente y ambas saben de que se trata.
—La sanción — respondió Allison en voz baja — ¿Realmente quieres hacerlo pasar por eso? No tuvo alternativa, Scott estaba muriendo.
—Está en el código — respondió el hombre con firmeza — cualquiera que rompa el código merece ser castigado.
—Esto es ridículo, ni siquiera ha completado su entrenamiento — Allison estaba molesta — su mejor amigo acaba de morir.
—Le servirá de lección — respondió Victoria con seriedad — tu padre tiene razón, si no respetamos el código, no somos nada.
—Me niego a participar en esto — respondió la chica con enojo — no voy a causarle más daño a alguien que no pidió esto.
—Se llevará a cabo está noche — respondió Chris.
El castaño estaba aterrado, no recordaba como llegó a la habitación que ocupaba en la casa de los Argent, recuerda haber llegado hasta la puerta y de ahí todo estaba en blanco, era extraño, se sentó en el borde de la cama sintiéndose desorientado, había vuelto al lugar donde sus miedos cobraban vida, el caballete seguía colocado en el mismo lugar, con el cuadro que pintó, se acercó y comprendió que ese no era su padre… era Derek, una sensación de tranquilidad le invadió al cuerpo.
—Estas en casa — mencionó una voz en la oscuridad de la esquina derecha en la habitación.
—Te pinté y ni siquiera lo supe — respondió el chico en tono de sorpresa — ¿Por qué?
—Fue mi forma de manifestarme, de recordarte mi existencia — Derek salió de la oscuridad, el aroma a Albahaca tranquilizó a Stiles — pero no será suficiente.
—Eso pensé — respondió extrañamente alegré — ¿Tú estás haciendo esto?
—Cuando me creaste, me diste la capacidad de hacer sentir bien a todo el mundo — respondió Derek con neutralidad.
—Pero eso era un simple dibujo que hice de niño, no entiendo cómo podrías tener todos esos poderes… Si es que lo son.
—La mente es algo misterioso, ¿No lo crees? — respondió Derek — deberías saberlo, me encontraste ahí.
Sin embargo Derek desapareció antes de que Stiles pudiera responder, los suaves golpes en la puerta lo trajeron de regreso a la realidad, abrió y se encontró con el fuerte abrazo de Allison, escucho un débil ‘lo siento’.

Se despertó ante el frío colándose por su ropa, el movimiento le hizo abrir los ojos con mayor rapidez que en otras ocasiones, algo no andaba bien, intento moverse pero se percató de que estaba atado de manos y pies, el espacio donde se encontraba era muy reducido y sentía que el aire le faltaba, trató de gritar pero tenía un pañuelo alrededor de su boca.
El auto se detuvo y Chris junto con otros dos cazadores bajaron del vehículo, abrieron la puerta de la cajuela, Stiles estaba aterrado de ver a los cazadores, de encontrarse en esa situación, se removió asustado al ver cómo lo sacaban de la cajuela.
—No lo tomes como algo personal — respondió Chris — si yo fuese quien rompió el código estaría pasando por el mismo castigo o algo peor, tómalo como tú examen final de cazador.
El chico intentó replicar pero no podía hablar por el pedazo de tela, entre dos cazadores lo llevaron a una zona del bosque considerada limpia y protegida de los infectados, amarraron los pues de Stiles a una cuerda y tiraron de está hasta que el chico estaba a una altura considerable lejos del suelo.
—Considérate afortunado, este es el castigo mínimo por lo que hiciste, Gerard quería que te cortáramos la lengua.
El castaño sollozó y se movió con desesperación ante la altura, Chris lo observó y simplemente negó con la cabeza, esperaba que el chico pudiera soltarse de la trampa.
—Si logras liberarte antes del amanecer considérate perdonado — respondió el hombre — vámonos.
Stiles trató de gritar pero el trapo no se lo permitió, estaba entrando en pánico, realmente iban a dejarlo colgando en el bosque, sin ninguna clase de protección, las lágrimas no tardaron en aparecer, ni siquiera podía recordar cómo terminó capturado.

Bestia Imaginaria (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora