Capítulo 2. Recuerdo de 1915

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Lo último del capítulo anterior:

"¿Y esa segunda carta está relacionada también con ese lugar misterioso del que me hablas?" tomé el sobre del que Robert hablaba y sonreí.

Me tomé unos segundos antes de responder a su pregunta.

"Digamos que, durante mi primera visita en 1915, me encontré con una persona con quien jamás creí forjaría una amistad"

Dichas esas palabras, mi mente voló rápidamente 4 años atrás.

Hacia el día 5 de octubre de 1915.

Capítulo 2. Recuerdo de 1915

Han pasado cerca de dos años desde mi visita fugaz a este lugar después que abandoné el Colegio San Pablo.

Como esa vez, vengo con los sueños rotos y el corazón destrozado.

La sencilla edificación que se levanta entre las colinas y valles de este apartado poblado de Illinois, es sencillamente ideal para huir de los problemas y tristezas que me agobian, pensé mientras me encaminaba lentamente hacia la casa hogar de Pony.

No esperé que, al verme llegar la Hermana María y la Srta. Pony, me recibirían cálidamente seguido de un fuerte abrazo que me reconfortó tanto, que tuve que hacer un gran esfuerzo para reprimir el nudo que se había instalado dolorosamente en mi garganta.

"Qué sorpresa verte por aquí, Terry. Pasa por favor. Debes encontrarte cansado después del viaje" agradecí en silencio la cordialidad de ambas mientras me guiaban al interior de la sencilla sala del lugar.

En cuanto me indicaron que tomara asiento en un angosto sillón cerca de la rústica chimenea, lo hice sin protestar.

La calidez del fuego resultaba tan reconfortante que justo en ese momento me di cuenta de que el frío clima que ya se hacía sentir en los alrededores, me había calado hasta los huesos.

Sin poder contener mi curiosidad, admiré cada rincón de este acogedor espacio sin preocuparme en mostrarme indiscreto.

Posara donde posara mi mirada, podía ver claramente a Candy de niña correr por estos angostos pasillos, incluso cuando cerraba los ojos, era capaz de escuchar sus pláticas infantiles, así como la hermosa melodía que genera el eco de sus alegres carcajadas.

Me aterra tanto olvidarla, que repaso una y otra vez los momentos que viví a su lado, cada mirada, cada sonrisa, cada sonrojo, sus incontables pecas moverse al son de las varias gesticulaciones que es capaz de crear, la pequeña arruga que se forma en su entrecejo cuando está sumida en sus pensamientos, el brillo pícaro que se refleja en sus brillantes ojos verdes cuando está planeando hacer alguna diablura.

Me duele pensar en ella, pero al mismo tiempo, no existe lugar más feliz en mi corazón que los recuerdos que nuestro tiempo juntos, me dejó.

Es contradictorio, pero eso no lo hace menos real. Auténtico.

"Ten. Bebe esto. Te hará bien" sin protestar, tomé la taza entre mis manos y sorbí lentamente el líquido dulce y cremoso que no tardé en reconocer como leche con yerbabuena y miel.

"Gracias Hermana María" en su rostro se asomó una pequeña sonrisa sincera mientras tomaba asiento frente a mí "Disculpen la repentina visita. Sé que debí haberme anunciado con antelación ..." empecé a justificarme apresuradamente, pero de inmediato la Srta. Pony negó con la cabeza sin borrar de su rostro esa sonrisa gentil que, a palabras de Candy, siempre la ha caracterizado.

"No hace falta que te disculpes. Es un placer para nosotras volver a verte" dijo.

Clavo mi mirada sobre el rostro afable de la Srta. Pony y lo único que puedo leer en sus ojos es calidez y bondad. Cualidades que pareciera están en peligro de desaparecer para siempre de este mundo.

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