T H R E E

1.1K 161 101
                                    

Los rayos de sol alumbraron el comienzo de aquella mañana y consigo la cara de Alejandro, el cual inmediatamente sintió un dolor terrible proveniente a su mala costumbre de dormir menos de cuatro horas, Alexby tenía problemas para dormir desde hace tiempo y eso no era precisamente un engaño.

Se asustó al sentir un peso extra en su cama, estaba a punto de levantarse para ver quién o qué era cuando sintió unas lamidas en la cara.

—Agh, Jimmy. –Se quejó y debido a que el perro era apenas un cachorro, le fue fácil apartarlo con su mano y levantándose para así evitar que el perro continuase sin lastimarlo, miró al animal con un rostro de total desprecio debido a su aún persistente migraña y a la mala manera de iniciar la mañana que trajo el perro consigo al subirse a la cama.

Su rostro sólo empeoró cuando vio que su mascota llegó no sólo a molestarlo y llenarle de baba la cara, si no también a llenarle la cama de lodo y de paso la casa.

—No, ¡Jimmy por Dios! –Se quejó nuevamente, ya decía él, si es que por las mañanas sólo quería morirse.

Pero no estaba en condiciones de quejarse, le dolía mucho la cabeza, por lo tanto desayunaría, tomaría una pastilla y después de que se le pasara el dolor se quejaría todo lo que le salga de los huevos, sí eso haría.

Miró al animal quién estaba sentado mirándole con ternura, pero él no lo miraría igual, oh no, no. No después del desastre que había hecho apenas a las... Bueno pero si tampoco era tan temprano, aún así ninguna hora era la hora del desorden, por más tarde que fuese, o eso le decía su madre.

Ahora Alexby se daba cuenta de lo horrible que es que lleven animales a tu casa contra tu voluntad, no es tan divertido como pensaba que era a los 10 años, ya no tenía la energía para entretener a un cachorro casi recién nacido, ¿Pero por qué se sentía tan viejo últimamente? ¡Si es que tenía apenas 27 años! Aunque eso ya estaba muy cerca de los treinta, ¿Crisis de los cuarenta a los casi 30 años? Vaya martirio.

Se supone que a esta edad debería de estar pensando en casarse, comprar una casa y en hijos, aunque bueno, la casa ya la tenía, sólo que en cambio de una pareja e hijos tenía un perro y una migraña que flipas.

Aunque eso del perro en lugar de hijos le agradaba bastante, él ni siquiera apreciaba al perro. Le gustaban los perros sí, al menos mucho más que los gatos, pero eso no cambiaba el hecho de que realmente no quería un perro, solamente quería que Fargan le prestara atención y lo visitara pero ya casi pasaba la semana y no se habían visto, y Alex no podía pensar en alguna excusa para verlo, se sentía impotente, si es que sólo tuvo al perro para tener a David cerca y ahora se quedó solo y con el niño, coño.

—Por eso debes estudiar Alejandro. –Se dijo a Sí mismo en voz alta las palabras que su madre le decía siempre que veían a una mujer tan desesperada como para embarazarse sólo por el hombre. —Con estudios y buenos conocimientos encontrarás a una buena mujer y al amor de tu vida. No con un hijo que sólo fue un a vaga excusa para quedarte, siendo infeliz, y sin amor. –Recitó las palabras de su madre. —¿Pues adivina qué madre? No terminé con una mujer.– Dijo con un todo de dolor y burla en su voz.

Suspiró, los tiempos cambian ¿Eh? Hace unos años todo lo que quería era una casa propia, y ahora todo lo que quiere es que su chico soñado se sienta lo suficientemente desesperado como para recurrir a él.

Ordenó su cuarto, puso a lavar las sábanas, limpió el suelo y una vez ahí con pastilla en mano bajo a desayunar.

Mientras desayunaba el perro lo observaba casi babeando, por lo que optó por alimentarlo. Le sirvió su comida y se tomó la pastilla que su cerebro exigía con urgencia.

No sabe si fue por la pastilla que reinicio sus neuronas, la comida que alimentó su cerebro o simplemente se cansó de no pensar pero en ese momento, al ver a Jimmy comer se le ocurrió la excusa perfecta para invitar a Fargan a su casa nuevamente, la comida eso era, ¿Cómo no lo había pensado antes?

Cogió su teléfono y le mandó un mensaje a David alegando que se había agotado la comida y necesitaba que le trajese más.

Todo estaba bien, se sentía orgulloso de sí mismo pero, ¿Ahora como se desharía del kilo y medio de alimento para cachorro que ya tenía?

Bien, bien no tenía mucho tiempo, primero debe cambiarse y darse una ducha, claro, debe llevarse la comida buscar perros callejeros, nuevamente andar de buena gente con los animales para ocultar sus verdaderas intenciones y de paso ¿Por qué no? Su desesperación y soledad.

Aunque no cree poder hacerlo en menos de 15 minutos haría lo que pudiese.

Y así fue como llevó a cabo el baño más rápido que tuvo en toda su vida y prosiguió a cambiarse, se puso una camisa de manga corta, la menos ridícula que tenía en todo su armario, ya que la verdad la mayoría de las otras prendas tenían mensajes originales cabe admitir, pero inadecuados en esta situación.

Le cambió su plato de agua a Jimmy, cogió el alimento y salió de su casa faltando aproximadamente ocho minutos para que se cumplieran los 15 minutos que su amigo estimó, miró su reloj dándose cuenta de que ahora no eran ocho, sino siete minutos.

—Joder, debo darme prisa.– Susurró para sí mismo y comenzó a correr.

Sonrió al llegar al parque ubicado casi en frente de su casa y ver a una jauría  al lado de un poste quizá el comienzo de la mañana fue mala pero el resto sería mejor especialmente por el chico lindo que iría a su casa en...

—¡Mierda, cuatro minutos! –Se acercó al poste donde estaban los perros y tiró la comida. —Espero no os moleste que sean de cachorro. –Les dejó de paso un tupper con agua porque ya se imaginaba lo jodido que debía de ser tener la garganta seca y nada de agua potable.

—y aún me quedan.–Revisó la hora en su teléfono. —Tres minutos, guay.–Sonrió para sus adentros hasta que pudo divisar a un auto que reconocería hasta ciego. —¿Ese es...? –Se ocultó tras del poste y cuando el auto dobló la esquina lo que temía se hizo realidad. —Es Fargan, lo que me faltaba, coño.

Alexby sólo quería que la tierra lo tragara, pero éste no era terreno para morir, no señor, lucharía por su vida antes. Por suerte había visto el automóvil cuando aún se encontraba considerablemente lejos por lo tanto Alex agradeció su buena vista y así como llegó se echó a correr para llegar con muchísima suerte, antes que David.

...

1182 Palabras

-Dyfivn.

El Perro Y La Carne [Fargexby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora