¿ Recuerdan la primera vez que pensaron a que se querían dedicar?, ¿que querían hacer de su vida? Bueno, yo lo tengo fresco en la memoria, como si hubiera sucedido apenas hace algunos años, aunque en realidad ya hayan pasado cerca de 12 años...
Son pocos los adolescentes que cercanos a sus 18 años ya saben cual sera la profesión que estudiaran el resto de sus vidas y la cual les dejara buenos o malos ingresos, o enormes cuentas de banco. Por ese entonces yo me encontraba en la preparatoria, estudiando infeliz como todo adolescente, luchando contra las tareas aburridas de calculo, los horribles exámenes de historia y por supuesto los fáciles exámenes de química y biología. Y como todos no fui la excepción y recibía mi dosis diaria de bullying (que tan normalizado estaba en esas épocas que ni siquiera teníamos ese termino para señalarlo), pero también he de admitirlo se me daba bien hacerle bullying a los demás. Pero a diferencia de la mayoría de mis compañeros, yo ya tenía una idea clara de que carrera estudiar en la universidad, cual seria mi Alma Matter y cual seria ese trabajo soñado para toda la vida.
Yo soñaba y anhelaba con ser genetista. Como todos ya lo adivinaron, quería estudiar ciencias genómicas y perderme en el mundo de los genes y la genética para siempre. Puse todos mis empeños, aprendí lo mas que pude de mis clases de biología. Me apunte al examen de ingreso. Todo iba perfecto hasta ese examen. Dos días antes me tuve que trasladar a la cuidad de Cuernavaca, ya que ahí es donde se encuentra el campus de la universidad que imparte la carrera. Entre los nervios, el calor, la incertidumbre. El día del examen llego, me desperté como todos los días, pensando en que me iría bien, sacaría un 8 en el examen y en unos meses tendría un correo electrónico diciéndome que seria aceptado. La sorpresa fue que, eramos cerca de 600 personas esperando alcanzar únicamente 30 lugares.
Para este punto, supongo ya todos adivinaron que, efectivamente no me quede, me fue imposible. En cuanto me entere de mi fracaso, sufrí un estrés y terror que no me dejaba dormir, ¿porqué? porque jamas en mi vida me había planteado el no cumplir mi sueño. Lo peor de todo, es que solo tenia dos semanas para decidir que seria de mi futuro universitario. Me encontraba en el limbo, en la incertidumbre total, sumido en el fracaso, la desesperación y la desilusión, sentía que no solo me había fallado a mi, sino a toda mi familia que confiaba plenamente en mi.
Las semanas pasaron y llego el momento de volver a inscribirme para el examen a la universidad. Aun no sabia realmente que hacer de mi vida. Prendí mi computadora, entre al portal de inscripciones de la universidad, puse mis datos y me quede media hora pensando cual de todas las carreras que hay escoger, rápidamente reduje mis opciones, nada de matemáticas, física, ni sociales; mucho menos psicología o filosofía, y ni hablar de historia, política o leyes. Así que, rápidamente me quede con las carreras mas solicitadas, medicina o... medicina. En realidad mi ambición era tal que quería entrar y probarme el quedarme en medicina. Pero, mi gran fracaso reciente me hacia dudar, sabía o mejor dicho, intuía que jamás me quedaría en medicina.
Tuve, por primera vez en mi vida, decirme a mi mismo que no sabia lo que quería, mi idea de ser genetista se había borrado para siempre, se esfumó. Tuve que aceptar que no era ese ser inteligente, que todo lo sabía que siempre pensé que era, y sobre todo, tuve que aceptar que me confíe y debí estudiar el triple. Pero, de nada servia ya el sentar y reclamarme, tenia que decidir que haría con mi vida, y no era una decisión sencilla.
Así que, mi idea paso de ser médico, a ser veterinario. Pase de querer ser un científico encerrado en un laboratorio toda la vida a ser un veterinario que lo mismo anda en un laboratorio, que en el campo, que en un hospital. Y hoy sentado escribiendo desde mi propia clínica puedo decir que, cambiar de idea no fue fácil, pero no me arrepiento de lo que elegí.
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Relatos cortos
AcakPequeñas historias, relatos, cuentos, mensajes, cartas... Todo aquello que se me viene a la mente para empezar a ejercitar el "músculo" de la escritura y creatividad. Un poco de todo lo que se me viene a la mente mientras no hay trabajo.