Erreway : La Réunion

Parte 12

(...)

" Sí. " Pablo paró ante escuchar la voz del hijo en el pasillo. " Y...soy buen pibe." Se dió vuelta y se quedó escuchando. Bueno, sabia que no era el indicado. Muchas veces dijo que no iba a ser este tipo de padre. ¡El oído absoluto! Que siempre está escuchando detrás de las puertas y invadiendo la privacidad de los hijos.

¡ No es nada, idiota! Probablemente está jugando con los soldaditos de juguete.

Asintió para si mismo, e se movió al lado.

" A veces me porto mal... "

Paró otra vez. La sensación rara en el pecho, que una vez su madre dijo que no eran gases, y si: intuición paterna le llegó junto a Mora, así como en Marizza. Si Morrison estaba interpretando quería saber lo que el propio hijo pensaba de si mismo.

Entonces, yendo contra todo lo que dijiera que no iba a ser, empujó un poco la puerta y en un flash vió que el pequeño tenía un teléfono en el oído y el mientras enrollaba el cable del viejo teléfono de Franco, que honestamente, nadie sabía cómo funcionaba ya que sobrevivió a casi 5 caídas de Sonia cuando intentó moverlo para abrir más espacio en la mesa.

" No, están todos abajo porque la abuela está en la cocina... "

Cuando Morrison se inclinó sobre la mesa, Pablo siguió la línea telefónica y vio que en realidad estaba enchufado.

" Si, ella cocina. " Confirmó, apretando un poco los ojitos, como que para pensar. " ¡Bueno, ahora cocina! " Dijo en un tono más alto, enojado.

" Morrison. " Pablo dijo, haciéndose ver. " ¿Con quien hablas? " Pregunto, mientras entraba al escritorio.

Morrison tenía una cara específica que hacía cuando se asustaba. ¡Era fenomenal! " Si sos un ser humano, te tenés que reír. " Bella siempre decía.

Pero en ese momento Pablo duvido de su humanidad. No río. Tenía esa sensación de que algo no estaba bien.

" Era para vos pa..." El pequeño apuntó el teléfono para el padre.

Pablo agarro el teléfono y acarició los cabellos del hijo. " Mama te está buscando, chapi. " Dijo, mientras le sonreía. Morrison asintió y corrió hasta las escaleras, saltando de dos en dos hasta el primer piso. " ¿ Hola? " Preguntó Pablo, extrañamente nervioso. Un ruido en la línea, una respiración.

" ¿Así que la vedette ahora, cocina ? "

Hielo. Fue lo que Pablo sintió por toda su espalda. Y su cuello. Y su garganta.

Cómo si tuviera tragado un cubo de hielo Y de alguna manera se quedó atrapado adentro suyo. Paralizando todo su cuerpo, llegando hasta su alma.

" Hola, ¿ No? "

" ¿P-papa? "

Un ruído alto. Risa. " Me seguís diciendo papa. " Pablo sintió el pecho quemar. Por favor, no me burles. No me mates. " Hola, Chapi. " Chapi. Años diciéndome así, hasta que de alguna manera decidió que no era más chiquito. Que era grande. Que era mí hora de jugar con los otros ahora.