Discordant Sonata. (Español)

9. Agitato, Parte Dos

LadyBug aterrizó discretamente en la entrada trasera de la panadería, sosteniendo a un todavía inconsciente Chat Noir en sus brazos.
Asomando la cabeza en la casa no encontró moros en la costa, se deslizó dentro y con extremo cuidado sostuvo a Chat contra la pared, intentando no resbalar con el piso húmedo.
Inmediatamente después de destransformase extrañó la fuerza entra que el traje le otorgaba. En su lugar sólo reinaron cansancio y fatiga.

Tikki glotón hacia su espalda para esconderse y asomando la cabeza, susurró, "¿Lista?"

Marinette respondió sarcásticamente mientras exprimía el exceso de agua de su cabello, "¡Oh, seguro! ¡Ningún problema! Sólo entraré y diré algo como, ¡Hey mana y papá, ¡encontré un gato callejero! ¿Puedo conservarlo? ¡Esta entrenado y sabe usar el arenero! ¿¿Porfavorcito?? ¡Claro, indudablemente algo como eso va ha funcionar!" Terminó con una mueca mientras arrugaba la nariz.

Tikki soltó una risita, dando palmaditas al hombro de su portadora. "Confía en tus instintos, Marinette. Tus padres entenderán."

Marinette exhaló, giró la cabeza en signo de precaución, "No es como si tuviéramos opción." Cuadró los hombros y tomó una respiración profunda. "Aquí vamos."

La puerta al recibidor de los Dupain-Cheng se abrió con un silencioso crack. El incipiente olor a postres y té de oolong fluyó familiar y dulce a través del ambiente, envolviendo todo en una atmósfera confortable, se podía oír el murmullo de una charla amigable entre el sonido de la vajilla y el flujo del agua junto a una animada canción de Queen en la radio.

El padre de Marinette la llamó desde la cocina, "¡Hola, dulzura! Prepararé un poco se chocolate caliente a penas tu madre y yo terminemos con los platos. ¿Te apetece un poco?"

No hubo respuesta, sólo unos cuantos resoplidos y jadeos. La falta de respuesta llamó la atención de la pareja. Mirando más allá de lo que estaban haciendo se percataron de ellos de inmediato.

Ahí, en la entrada, en marcado contraste con el entorno agradable y higareño, se encontraba una empapada Marinette sosteniendo laboriosamente a un mucho más alto e igualmente mojado joven. Una capucha oscura ocultando su rostro y cabello, su oaotura flácida y maltratada.
Las ropas color pastel de Marinette estaban teñidas de rojo brillante y, a pesar de ir de negro, era evidente que las del muchacho también lo estaban.

Sabine los observó asustada y en shock, rompiendo el silencio cuando la taza que había estado lavando se deslizo de sus manos y estallo contra el piso.

"Tom-" soltó casi como un graznido, sacudiendo a su esposo de su propio estupor horrorizado. Sin quitar los ojos de encima de su hija, se apresuró con los brazos extendidos en su dirección, pasando sobre la cerámica rota.

El enorme hombre trastabilló en dirección al par y levantó al chico inconsiente en brazos. "Marinette, ¡¿Estás herida?! ¡Estás cubierta de... de...!"
"Papá, estoy bien," Marinette tranquilizó.
"La sangre no es mía; es suya," señalo al chico en los brazos de Tom. "¡Y está terriblemente herido!"

Tom asintió y caminó en dirección a la sala, colocando al lánguido joven sobre el sillón más largo. Sabien reapareció con un cuenco lleno de agua tibia y unos cuantos paños para limpiar las herida.

Arrodillándose a un lado, sumergió el paño antes de limpiar el rostro del joven misterioso.
Marinette frunció el ceño preocupada mientras su madre se estiraba para alcanzar la capucha.

Marinette contuvo la respiración y contuvo un sobresalto. Es ahora. El momento de la verdad.

Sabine retiró la tela, revelando un llamativo rostro de facciones afiladas y desordenado cabello rubio como el oro. Su piel se había tornado pálida por la pérdida de sangre, sus labios lucian descoloridos, sus ojos hundidos y enfermizos resaltando a pesar del antifaz negro que enmarcaba su rostro.