8. Abbandono, Parte Tres

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Canción: Morning Passage (Pasaje de la Mañana), The Hours.



Adrien permaneció rente a la puerta de la oficina de Gabriel. Pudo sentir los vellos de sus brazos y en su nuca erizarse. Él realmente prefería tomar ese tren que Nathalie sugirió en lugar de enfrentar a su padre, pero supo que la conversación se había pospuesto por demasiado tiempo.

Por lo que golpeó.

No hubo respuesta. Un momento después abrió la puerta y miró dentro. Gabriel estaba en su escritorio, pero no prestó atención a su presencia. Nooroo estaba sentado sobre una pila de libros, pero como lucía, no tenía permitido hablar, como era usual. Adrien entró y cerró la puerta, pero aun así, Gabriel no levantó la vista de los documentos.

El nudo creció dentro del estómago de Adrien. ¿Acaso ya no merecía si quiera ser reconocido? La frustración acumulada lo espoleó mientras se adentró en la habitación.

Usando un falso aire confiado, finalmente habló, "Padre... es hora de que realmente hablemos."

Gabriel lo ignoró, casualmente deslizando la vista entre la pila de papeles y ocasionalmente garabateando algo en su cuaderno. Nooroo observó cauteloso e su dirección y luego volvió a mirar a Adrien.

Adrien irguió la espalda, mostrando todo su tamaño, erizándose con rabia. "¡Al menos mórame cuando hablo contigo! ¡Es lo menos que puedes hacer después de todo lo que he hecho por ti estos años!"

Gabriel finalmente levantó la vista, desdeño corrió por su mirada, como si Adrien no fuera más que una molesta mota de polvo que se hubiera deslizado en la habitación.

"¿Qué hay para decir? Estoy seguro de que lo que vendrá después es bastante predecible." Gabriel respondió recostándose en la enorme silla y juntando las yemas de los dedos. "Aun así, desde que parece que últimamente estás teniendo problemas para pensar claramente, te daré una pista." Frunció el ceño disgustado; su voz tornándose más oscura. "Inmediatamente, entregarás tu miraculous, y por la presente, se te prohíbe abandonar la mansión indefinidamente.

Los ojos de Adrien se agrandaron, no con sorpresa pero indignación. "No." Dijo simplemente.

"No fue una petición." Gabriel lo observó cuidadoso, la desaprobación evidente en sus facciones. "Sabías que esto ocurriría cuando desobedeciste. ¿Por qué intentar resistirte?"

Adrien inhalo bruscamente y se abrazó para lo que estaba a punto e decir. "Porque lo que estamos haciendo no es correcto."

El hombre mayor carcajeó con el siempre presente aire condescendiente en su voz cuando habló. "Desde cuando te interesas en lo correcto o incorrecto? Esto nunca fue sobre ser los estereotipados 'chicos buenos' que cambian el mundo con una buena acción a la vez. Esto siempre fue sobre ganar poder. Poder que necesitamos por una razón perfectamente legítima. Y ahora, aparentemente, tienes moral, repentinamente pretendiendo interesarte por los demás" Fijó a Adrien con una sola mirada. "La vida no es negra y blanca, Adrien. Mis métodos pueden parecer poco convencionales y admitiré que también controversiales. Pero por lo menos no soy hipócrita."

Adrien contuvo un gruñido, intercalando entre aflicción y angustia. Fue como si un saco de brasas acabara de caer en su estómago, quemándolo con la culpa que siempre había estado ahí, pero sólo ahora hubiera crecido diez veces su tamaño. Gabriel siempre de alguna forma lograba hacerlo sentir como una ser humano horrible.

Pero... no estaba equivocado. Chat Noir era tan culpable como HawkMoth por haber puesto a la ciudad en peligro, aun si sus motivos eran levemente distintos. ¿Como podría siquiera pelear con él, cuando era tan responsable por dañar inocentes? ¿Podría su padre estar en lo correcto? ¿No había escape de la enorme tumba que había cavado para sí mismo? Sintió la garganta seca, y no pudo evitar marchitarse frente a la mirada crítica de su padre.

Discordant Sonata. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora