La inseguridad es una palabra compleja que impide a personas de ver sus virtudes pero hay muchos casos peores. La perfección es una segunda palabra que no nos puede describir. Sin embargo, esta si describía la vida de Angeline Jones quién tiene una...
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12 OCTUBRE 2009 + [PASADO]
La tarde era lluviosa. La gente permanecía en sus hogares. Un par de amigos jugaba a ser el policía y el ratón.
El juego que propuso el niño por nombre, Yael.
—¡Te tengo, Angeline!. —gritó con emoción. Era la cuarta vez que la atrapaba. —¡Deja de patear al aire!.
La niña seguía y seguía pateando.
Renegando el hecho que, nuevamente, había ganado su amigo.
—Es injusto. —exclamó.
El niño la tomó con sus manos.
Le acarició las mejillas estremeciendo la piel de la pequeña por nombre, Angeline quién enseguida se puso roja de sus mejillas.
Ambos se gustaban. Sus madres estaban satisfechas de los sentimientos de ambos niños.
—Angeline, —su nombre era una melodía en la voz del niño. —...Nhmm, Angeline. Me gustas tanto, con tu carisma. Todo en ti es malditamente perfecto.
—Esteban. Siento lo mismo por ti, cada cosa. —murmuró la niña.
—¿Esteban? Angeline, no soy el niño de tu clase. Soy yo, Yael. ¿Cómo me comparas con ese creído?. —soltó el agarré disgustado.
—Yael, yo, lo lamento. No sé porque dije su nombre. —explico con sinceridad. Era la verdad.
No sabía.
No entendía.
No lo comprendía.
—Eres una... una tonta, Angeline. Dices que te gusto pero nombras a otro chico. Dices ser una buena persona y eres una maldita mimada. —exclamó demasiado enojado. Su mirada penetrante parecía tener rencor en ella como para tener seis años.
—Tú no sabes nada. —replicó la azabache.
—Ti ni sibis nidi. —imitó a la niña, quién ya se encontraba enojada. Lo cacheteó.
—Eres un bobo, tan inmaduro que imitas mi voz. Yael creí y pensé que eras más comprensivo, eso dice mucho tu madre, ¿no?. —exclamó. Su mirada ya no era la de una niña inocente.
Era aterradora.
El niño se encogió lamentándose.
—Lo lamento mucho Angeline, seré comprensivo. Mostraré que lo soy. —lamentó. Y el fuego estalló. Ya no era el jardín donde jugaban los niños.
Era como el purgatorio.
Donde se lamentan las almas de haber pecado y esa vez, aunque estuviesen empapados en el jardín. El fuego del purgatorio estalló como si fuese área libre.
Los ojos de la niña parecían gritar como si hubiese otra persona dentro del débil cuerpo de Angeline. Ya no era color marrón oscuro. Eran verdes, un tono venenoso que helaba la sangre.
Esa noche, los niños perdieron la comunicación. Esa misma noche, desató a la bruja que creció a la niña. Nada sería igual en ahora adelante.
O quizás nunca lo fue...
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Hola ;D ¿qué tal?
Esta bien, no soy buena en saludos así que diganme, ¿notaron alguna que otra palabra cambiada?
Decidí que modificaría la historia no en sí la trama sino algunas palabras por sinónimos o quite frases y puse unas mejores.
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Así que, hasta la próxima semana y me voy dejando esto aquí... :')
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