Cabaña Siete - Minwon

8. Laberinto de sorpresas

Pasó una semana como si el viento levantara las hojas y se las llevara lejos, aunque no se sintieron que volaron para Mingyu, ya que no podía caminar tan rápido o tan lejos sin tener que sentarse a cada momento. Sohee le aseguró que solo tomaría alrededor de una semana, tal vez un poco más, para que su esguince de tobillo sane, luego volvería a "aterrorizar" a los niños del campamento según lo requiriera el trabajo.

Lo liberaron de la enfermería al día siguiente, y desde ese momento pasó todo el fin de semana acostado en la cama y deseando poder cerrar los ojos y despertarse en una habitación con aire acondicionado. Wonwoo regresó rápidamente de las actividades del campamento el sábado, y siguió hablando sobre lo divertido que era nadar con los campistas y jugar juegos de relevos en la plaza principal, tan lleno de emoción con cada palabra que Mingyu casi tuvo que librarse de su ridículo trance de asombro. Wonwoo siempre hablaba de lo que estaba sucediendo, de todos los demás: hablaba de los campistas, los dulces de la cena y los duetos de fogatas, pero Mingyu solo deseaba que dijera lo que realmente estaba pensando.

Su tobillo no se sentía tan mal, pero aún así no estaba lo suficientemente bien como para considerar sentarse con un grupo de campistas en la oscuridad de la noche, cantando canciones junto al fuego. Simplemente se sintió agradecido de que Joohyun le suplicara al resto de los Consejeros principales para que renunciaran darle un castigo, pensando que podrían dejarlo pasar, pero no se olvidaron de advertirle que el siguiente desastre sería considerado como doble de falta.

"¿No vendrás?", Wonwoo preguntó en voz baja, metiendo su lectura actual debajo de la almohada y comenzando a bajar por la litera superior.

"No".

"¿Todavía estás siendo un bebé por tu tobillo?", Wonwoo bromeó, pero por dentro estaba un poco molesto porque Mingyu ni siquiera consideraba salir de la cabaña esta noche. Tenía que rogarle a Mingyu que hiciera todo ahora que su "tobillo" lo estaba reteniendo, pero en el fondo de su mente no creía que esa fuera particularmente la razón.

"Ya casi termino de recuperarme, está bien". Mingyu dijo en tono juguetón, incapaz de ver la decepción de Wonwoo porque estaba demasiado ocupado viendo a la pared, dándole la espalda.

"Está bien entonces. Deberíamos estar de vuelta en una hora. Te echaré-, te echaremos de menos en la hoguera". Wonwoo se corrigió rápidamente, su cabeza inmediatamente se dejó caer para mirar al suelo como si fuera un estudiante a punto de ser regañado por su maestro.

De nuevo, Mingyu estaba demasiado ocupado revolcándose en su autocompasión y pensamientos sumergidos para percatarse del error de Wonwoo. Mirando las fotos pegadas en la pared al lado de su litera, esperando respuestas y simplicidad, pero no dispuesto a ver lo que estaba frente a él.

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Desde mediados de julio, era lógico que el próximo sábado hiciera un calor sofocante, lo suficiente como para hacer sudar a cualquiera simplemente saliendo de la sombra. Sohee le aconsejó a Mingyu que no nadara, pero después de la noche anterior, Wonwoo habría hecho cualquier cosa para que Mingyu saliera de la cabaña por dos minutos.

Wonwoo debió haber pedido, insistido como diez veces antes de que Mingyu finalmente aceptara, tirando la manta gastada a la que se había acostumbrado por tanto tiempo tumbado.

"No vas a hacer que me arrodille por ti, ¿verdad?", Wonwoo se desprendió.

"¿A-arrodillarte? Oh- por supuesto que no ...", Mingyu tartamudeó torpemente, deseando poder enterrar su rostro en la almohada detrás de él, pero Wonwoo lo interrumpió antes de mostrar que claramente entendió la implicación equivocada de hace unos segundos.