Ramiro.
–Te tengo una pequeño reto.– Una voz extraña, comenzó a hablarme, no sabía ni quién era ni de dónde provenía esa voz, pero ahí estaba.
–¿Quién de supone que eres?, ¿Y que está pasando, es acaso un tipo de mala broma?– Estaba asustado, no sabía cómo había llegado ahí, ni el porque estaba ahí.
–Digamos que soy el Karma, es momento de que pagues por todo el mal que has hecho– La voz sonaba tenebrosa, ¿Todo el mal que había hecho?, Sé que no soy perfecto, pero tampoco son una mala persona.
–¿Que es lo que me harás?– Estaba bastante aterrado, aunque aún estaba esperando a que Nicolás y Pedro entrarán por la puerta, riéndose a carcajadas, pero, mis esperanzas cada vez iban desaparecido.
–Yo no haré nada, tu harás todo,¿A menos de que prefieras seguir respirando ese aire tóxico?–
–¿Que es lo que quieres que haga?– Mis manos comenzaron a temblar, esto no era un juego.
–Te reto a hacerte, todo lo que le hiciste a Sabrina– Dijo, sin rodeos y al grano.
–¿A Sabrina, ella que tiene que ver con esto?– ¿Sabrina? Fue lo único que paso por mi mente en ese momento.–Aparte, yo nunca le hice nada a Sabrina, ella ni siquiera existía para mi, solo era un estorbo más en la escuela, y entre nosotros– Era verdad, estaba loca, por mucho que lo repitiera, ella siempre iba a ser mujer–
–¡Mientes, fuiste quien más le hizo la vida imposible!, ¡Cuando subías su camiseta, te reías de ella, por tener el cabello corto, eras igual a todos los bastardos asquerosos y repulsivos que le hacían la vida imposible!–
–¿Que más da, no lo ves?, Ella ya está muerta, no tenemos por qué preocuparnos, la naturaleza, siempre gana– Solo estaba hablando, decía la verdad y al parecer el se enojo.
No escuché respuesta alguna, durante unos segundos todo estuvo en silencio. Hasta que la puerta de dónde estaba, se abrió de golpe, asiendo que mi miedo volviera. De esta entro un hombre vestido de pies a cabeza, con un traje completamente negro, que no dejaba ver absolutamente nada de su físico, ni como era o lucia, era como una sobra.
–¡Suplica por tu vida, maldito cerdo asqueroso!– Me grito, pero no entendía, no hasta que logré ver cómo en su mano derecha llevaba un cuchillo.
–¡Detente, no tienes por qué hacer esto!– Grite, pero solo hizo oídos sordos. Y fue hasta que se abalanzó contra mi, y comenzó su masacre.
Enterró su arma en mi hombro, penetrando a tal grado, que sentí como partía mi hueso.
Seguía gritando, suplicaba que se detuviera, pero no me escuchaba, el cuchillo atravesaba, por todos lados, perdía la conciencia, al igual que la sangre.
–Pensé que no harías nada– Fue lo último que dije, hasta caer muerto.
–Quien está muerto eres tú, no Sabrina, pero es demasiado tarde para que lo sepas– Este solo soltó una pequeña risa y salió de la habitación.
Matteo.
–¿Que mierda acaba de pasar?– Desperté y estaba en el suelo, no recordaba lo que había sucedido.
Seguía en el lugar de la fiesta, pero no había nadie, los vasos estaba tirados, todo era un desastre.
–¿Hola?– Pregunté, pero nadie respondió. –Creo que la pequeña reunión, termino en una gran fiesta– Comencé a buscar la salida, pero de el otro lado de la sala, había alguien, en el suelo, inconsciente, al parecer.
Me acerque a el y logré ver qué era Simón, estaba dormido, ¿Pero y todos los demás?, ¿Que hora es?, ¿Que fue lo que pasó?.
–Hola...– Creo que estaba despertando. –¿Matteo?– Se levantó de el suelo y se acercó a mi. –¿Que fue lo que pasó?, ¿Y todos los demás?– Al parecer estaba igual de confundido que yo.
–No lo sé, pero al parecer disfrutaron de estar aquí, las mejores fiestas, son las que terminas así.– Me acerque a el y el hizo lo mismo, al final de cuentas estábamos solos.
–¿Gustas quedarte o irás a casa?– Me pregunto de una forma suave y calmada.
–Tal vez pueda quedarme más tiempo– No lo iba a negar, ese chico era bastante atractivo y no pensaba perder la oportunidad de estar con el.
–Mis padres no están, y mi habitación está arriba– Al parecer pensaba igual que yo.
–¿Por qué no me muestras tu habitación?– El tomo mi mano y comenzó a guiarme, subimos y me llevo hasta su habitación, al parecer era la que estaba hasta el fondo, había muchas más, algunas incluso tenían sus puertas desgastadas y maltratadas, se veía sospechoso, pero no iba a eso, así que decidí ignorarlo.
–Espero no te moleste el desorden– Entre a su habitación, era bastante acogedora, aunque se sentía incluso más fría que el resto de la casa.
–Hace un poco de frío– Me acerque a el, quedando muy cerca suyo. –Por que no hacemos un poco de calor– Dije en un susurro, ya que lo tome de la cintura y comencé a besarlo.
Su mano estaba en mi nuca, impulsandome a qué siguiera besándolo, incluso con más intensidad.
Introducí mi mano por debajo de su playera, su piel era suave y su cuerpo se sentía moldeado. Su piel estaba caliente y al tacto de mi mano se estremeció, pues estaba fría.
Lentamente comencé a retirar su camisa, dejándolo con su torso descubierto por completo.
El hizo lo mismo con mi camisa, haciendo que ambos estuviéramos igual.
–Sabes a Canela– Dije mientras sonreía, separándome de el beso.
–Matteo..– Jadeo, llamando mi atención. –Nunca e hecho algo así, serías el primero– Confesó, no sabía cómo responder, ¿Era correcto?.
–¿Quieres que pare?– Pregunté, tampoco quería violarlo.
–Solo quiero que me hagas olvidar todo– No era la respuesta que esperaba, pero no iba a negarme.
Lo arrojé suavemente hacia su cama, el calló en esta y logré ver cómo su rostro estaba sonrojado.
Me incline y volví a besarlo, después, lentamente comencé a bajar hacia su cuello, seguí bajando, pasando por su clavícula, sus pectorales, hasta su ombligo...
La habitación ya no era tan fría, el roce de su cuerpo contra el mío, seguido de el mío contra el suyo, los gemidos de placer, los suspiros ahogados, todo era bastante pasional, no teníamos de que preocuparnos, éramos el y yo.
Terminamos, me recosté a su lado en la cama e iba a dormir, pero un grito agudo me hizo olvidarme de el cansancio.
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Venganza En La Obscuridad.
Mystery / ThrillerEl había llegado, y aunque ellos no sabían quién era, el sabía perfectamente quienes eran ellos, era momento de su venganza, ese era su momento. Así que hizo una reunión, haciéndoles creer que al finalizar volverían a casa, y seguirían igual que si...