"Esto no es un Juego"

19 5 0
                                    

Ámbar.

-Ámbar, vámonos- Ella intentaba ayudarme, y quería hacerlo, pero la fuerza de mi cuerpo no estaba, intentaba levantarme de el suelo, pero me era imposible.

-¡Lo intento!- Le grite, no me sentía capaz de salir, pero tenía que hacerlo. Así que tome valor, me limpie las lágrimas secas que se habían quedado en mi rostro, tome valor y me levanté, para comenzar a buscar una salida.

Matteo.

No se que estaba pasando, desperté y note que me encontraba en la habitación de Simón, me sentía débil, comencé a buscarlo con la mirada, pero no había nadie.

Intenté levantarme de su cama, pero mis manos estaban atadas, a esta.

-Mierda- Pensé, ya que también estaba amordazado.
No podía creer que esto estaba pasando, que moriría.

Comencé a moverme, con la poca fuerza que tenía, pero a penas y podía hacer algo de ruido.

Luna.

Salimos de la habitación, pero había tantas puertas, el lugar era más grande de lo que aparentaba.

-No podemos dividirnos, sería muy arriesgado, ¿Pero como sabremos por dónde es la salida?- Les pregunté.

-Tenemos que..- De la nada un ruido se hizo presente, parecía que alguien se movía mucho.

-¿Que es eso?- Pregunté.

-Vamos, tal vez es alguien más y quiere ayuda- Dijo Ámbar.

-No podemos hacer eso, podría ser una trampa- Sujeto mi muñeca. -Hay que bajar por las escaleras, ahí buscaremos por dónde salir, pero no nos arriesgaremos- Comenzó a caminar hacia las escaleras, pero alguien más las subía.

-No me iré, sabiendo que podría haber alguien, ahí dentro- Ámbar se negó, siendo ignorada, ya que tanto Gastón como yo solo la tomamos por los brazos y corrimos a la habitación de dónde venían los ruidos.

-¿Que les pasa?, ¿Por qué me jalonean así?- Menciono, mientras se soltaba de nuestro agarre.

Y al parecer ella tenía razón, si había alguien en esta habitación.

-¡Matteo!- Grite sorprendida, al verlo amarrado a la cama.

-¡Shh!, Baja el volumen de tu voz- Me ordenó Gastón. -Desatenlo, mientras cuido la puerta, por si se acerca.

Matteo.

-Gracias, pero vayanse, el volverá por mi, me va a buscar- Dije mientras me quitaban las sogas de las muñecas.

-No te creas tan importante, el viene por todos, por algo fue que nos invitó- Hablo Gastón.

-Chicos, ¿Dónde están?, ¡Solo quiero hacer amigos!, ¿No es por lo que vinieron?- Simón se acercaba, lentamente a la habitación.-¡Amigos!- Volvió a gritar.

-¿¡Que vamos a hacer!?, El nos va a descubrir y nos matará, ¡Es el fin!- Luna estaba enloqueciendo.

-Trabquila, somos más que el, no tiene ventaja sobre nosostros- *Amigos...* (Se seguía escuchando a Simón de el otro lado de la puerta).

Simón.

Subí la escaleras, en mi mano llevaba un pequeño bote lleno de gasolina, quería divertirme.

Sabía que estaban en mi habitación, los escuché desde que subía las escaleras, pero tampoco quería que fuese tan rápido.

Quería disfrutar de mi venganzas.

-Deja de intentar hacerles daño, sabes bien que ellos no tienen la culpa de todo lo que te paso- Sonó una voz dentro de mi cabeza.

-Ellos son los culpable de todo, ellos fueron los primeros, ¡Me rechazaron!, ¡Desde el principio lo hicieron!- Comencé a discutir con esa voz, la cual era más común de lo normal.

-Tienes razón, ellos son los culpables, debes acabar con ellos, si no fuera por ellos, tu podrías haber vivido feliz desde el principio- Dijo otra voz, igual dentro de mi cabeza.

-¡Cállense!, solo lo arruinaran todo otra vez– No hubo contestación alguna, había podido controlarlo, después de tanto tiempo.

Me acerque a la puerta, escuchaba como se movían, parecía que estaban intentando ser sigilosos, pero ante tanto silencio, lograba escuchar, como sus corazones acelerados, se hacían presentes.

–Se que están ahi– Tome la perilla de la puerta y comencé a girarla. –Espero no estén haciendo cosas indebidas, se que algunas fiestas, hacen que se alteren– Comencé a reír. Abrí la puerta por completo y pude verlos a los cuatro, horrorizados de mi presencia, sus ojos me decían lo que estaban sintiendo.

Comencé a abrir el bote y los cuatro se vinieron contra mi, eran multitud, tenían ventaja, lo que hacía que fuese más divertido.

Me tiraron a el suelo, y corrieron, escapando de mi, aunque cierta chica no era tan rápida por sus tacones.

Me levanté, destapé el bote y lo arrojé sobre ella, la gasolina logro mojar su espalda, así que solo encendí un cerillo y lo arrojé a ella, haciendo que su espalda comenzará a arder.

Gastón.

–¡Luna!– No podía creerlo, la escena, ver cómo su cuerpo comenzó a quemarse, y si eso no era poco, presenciar su muerte.

–¡Gastón, tenemos que irnos!– Me grito Matteo, tomándome de la muñeca, haciendo que siguiera corriendo.

Antes de llegar a el primer piso, pude ver cómo los ojos de Simón, me miraban fijamente, fue verdaderamente aterrador.

–¡La mato!, ¡Realmente lo hizo, frente a nosotros!, ¿¡Es que acaso está loco!?, ¿¡Por qué lo hizo!?, ¿¡Por qué ella!?– Estaba enloqueciendo, mi cuerpo se comenzaba a llenar de rabia. –¡Esto no se puede quedar así!, ¡El tiene que pagar!– Estaba decidido, terminaría con el, ¡Cobraría venganza por ella!.

Iba a subir, pero un buen golpe en el rostro, hizo que me detuviera.

–¡Es que no te das cuenta, ESTO NO ES UN PUTO JUEGO!– Matteo, era quien me había golpeado. –El está verdaderamente loco, ¡No quieras ser el héroe!, ¿Que le harás golpearlo?, Está armado, ¿¡Y tú no tienes!? !¡Nada!– Comencé a calmarme, ya que tenía razón. –Lo que debemos hacer ahora es salir de aquí, sea como sea–

–Chicos, no creo que sea buena idea ponernos a discutir al final de las escaleras– Dijo Ámbar, señalando, como los pies de Simón comenzaban a verse por estás.

Los tres corrimos, no sabíamos dónde estaba la salida o a dónde ir, pero lo hicimos, así llegando a una puerta, la cual cruzamos. 

–¿Un baño?, ¿Cómo vamos a salir se aquí, si no sabemos ni dónde estamos?– Ámbar iba a seguir hablando, pero Simón volvía a estar cerca, así que coloque mi mano sobre sus labios, para que no dijera nada más.

El silencio volvió a hacerse presente, solo se podía apreciar el sonido de la madera, al caminar sobre ella.

–Saldremos de aquí, lo prometo– Les susurré a ambos, ya que los tres, estábamos muy alterados. –Lo juro...–















Venganza En La Obscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora