× Sin voz ni voto ×

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Su instinto provoco que la joven mujer retrocediera hasta chocar su espalda contra la madera de la cama; una alarma se había disparada en su cabeza que despertaba la sensación de peligro en todo su cuerpo debido a la presencia de tal intimidante espectro.

La mirada de aquella mujer estaba dividida entre dos emociones: curiosidad y miedo. Aquel demonio de impecable traje atraía los curiosos y atemorizados orbes de la fémina sin realmente desearlo, el aura que rodeaba al ente era siniestra pero a la vez atrayente para la adulta mortal que no podía apartar su atención del dichoso ser de oscura tez, y en silencio el amo de la oscuridad se mantuvo. En espera de alguna acción por parte de la humana que lo observaba hipnotizada.

Su mano se elevo, con la intención de tocar al ente y ser testigo de la textura de su elegante traje, pero al instante escondió la extendida extensión de su cuerpo detrás de su espalda con horror. Recordándose que aquel espectro era el mismísimo diablo.

Mientras la humana se sumergía en un mar de dudas y temores el demonio que representaba todo el mal del universo, y más allá de eso, continuó en su lugar sin mover un solo musculo. Así como tampoco sin dirigir su mirada hacía la humana que tenía una discusión interna consigo misma, sin embargo, para el ente no era necesario posar su único ojo a la vista en la dichosa humana ya que aunque le estuviera dando el honor de contemplar su perfecta espalda de recta posición podía verla con claridad como si su vista estuviera a su espalda.

Déjate de tonterías, miserable. —gruñó con molestia el ente luego de insoportables segundos de espera por alguna iniciativa de la humana.

Su imponente voz dejó sin habla a la joven mujer.

No pienses que no sé que estuviste a punto de hacer. —escuchar aquello por parte del portador de impecable traje la hizo sudar frío. — Adelante, intenta tocarme. Te quedaras sin mano antes de siquiera lograrlo, pequeña escoria. —giró su rostro hacía la fémina que lo contemplaba petrificada cual temeroso ratón bajo las garras de su felino depredador; mostrando una socarrona sonrisa en dirección de la mortal que observaba sus filosos colmillos verdosos.

Continuó sumergida en su silencio. Sin mover algún musculo por su parte mientras retenía la respiración involuntariamente.

La figura del demonio se levantó del cómodo colchón de la humana para dirigirse al centro de la alcoba perteneciente a la mujer para disponerse a sentarse en lo que parecía ser el aire pero de la nada se apareció una elegante silla de tétrico aspecto con varios rostros que destacaban en el mueble por sus expresiones de sufrimiento.

Dime humana. —se resaltó al escuchar el llamado del ente. — ¿Qué se siente ser el juguete de un demonio? —preguntó el espectro con cinismo. Sonriendo retorcidamente para la mencionada.

La joven adulta ladeo la cabeza. Claramente confundida. — ¿Qué? —respondió dudosa. Sin entender a que se refería.

Los humanos son tan descerebrados. —soltó fuertes carcajadas por la ignorancia de la mortal. — Escucha con atención, estúpida. —la señalo con su dedo indice. — Por muy sorprendente que me parezca lograste comprender que todo este tiempo yo era quien te ocasionaba pesadillas y torturaba, créeme, es muy placentero ver tus muecas de terror. —sus labios se extendieron para mostrar aún más de sus peligrosos colmillos.

La adulta no sabía como tomarse aquella confesión del demonio.

Así que considérate afortunada. —le mencionó ahora sonriendo altanera mente. — Eres la mascota del ser más peligroso de éste condenado mundo. —informó a la mujer.

Invocación Errónea » Black Hat [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora