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Locura Real
03
Decisiones Dolorosas
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Después de hablar con Chat Noir, Ladybug empezó a sentirse mejor, más distendida y mejor concentrada en su labor. Sin embargo, había notado que su compañero lucía cada vez más apagado, y temía haber sido la responsable.
Chat Noir era bueno para liberarla de todas esas energías negativas que ella solía portar, pero... nunca se preguntó en qué las descargaba él.
¿Y si solo las absorbía? ¿Qué pasaría si, al retenerlas todas, terminara colapsando por su culpa?
Se sintió tan mal, que volvió a citar a su compañero para conversar y saber qué era lo que lo tenía así. De alguna forma, quería demostrarle que ella podía estar para él también.
No obstante, una vez reunidos, y luego de que le explicara la razón que motivó aquel encuentro, la respuesta de Chat Noir le dejó un sentimiento de culpabilidad mucho más grande del que ya manifestaba.
—¿Entonces... —logró articular, tratando de normalizar su voz para hablar— ...lo que hablamos la otra vez te trajo problemas?
—Algo así —comentó el superhéroe, encogiéndose de hombros—. Digamos que, luego de esa charla, me puse a replantear mi situación. Prácticamente, mi "novia" —acompañó esa palabra gesticulando las comillas con sus dedos—, no lo era en realidad, ¿sabes? Yo pensaba que las situaciones se dan solas... que, si te gusta alguien, uno va y sale con esa persona, se divierte con ella y listo. No me detuve a pensar en las consecuencias de no entregarle el corazón al ciento por ciento. En lo ilusionada que puede estar y yo...
—Lo siento —se disculpó la de traje moteado, claramente afectada por las palabras de su compañero—, no quería causarte problemas.
—En realidad, no es tu culpa —contestó devolviéndole por un momento la mirada, luego dirigiéndola nuevamente hacia el paisaje que le obsequiaba la torre Montparnasse—. Fueron mis actos —reconoció con honestidad—. Necesitaba tan desesperadamente un poco de atención, sentirme querido... y tus constantes rechazos me hicieron actuar sin pensar en nadie más que en mí.
—Chat... —susurró, sin saber que más decirle. Desvió la mirada del chico y también la situó en el vasto horizonte frente a ellos, mientras una atmósfera de calmo silencio los envolvía. Al cabo de un rato, recordó algo que había leído una vez—. ¿Sabes? —su inesperada intervención atrajo la atención del superhéroe, quien volvió a posar su mirada verde en ella— Dicen que el primer amor, aunque no sea correspondido, nunca se olvida, que la ilusión que uno experimenta es tan grande que causa que se quede de alguna forma en tu cabeza y en tu corazón para siempre. Luego, la vida te plantea una segunda oportunidad, y llega un amor que tiene todo lo que te hace falta, pero no te arriesgas porque aún no superas ese primer amor o porque no puedes entregarle tu corazón por completo... Pero, al final, siempre hay una tercera persona, esa que dicen, la tercera es la vencida. Es alguien con quien puedes ser amigo y pareja, con quien puedes hablar de todo y nada a la vez y sin darnos cuenta, hace que olvidemos todo lo demás y se queda con fuerza en nuestro ser.
Mientras Chat Noir volvía a observar el firmamento, Ladybug suspiró pesadamente, apoyando sus manos a ambos lados de su cuerpo. Ladeó la cabeza, sin detenerse realmente a pensar en sus siguientes palabras:
