╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗
Locura Real
07
Imparable Equipo
╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝
Aunque Ladybug tuviese miles de dudas acerca de todo lo que pudiera pasar de ahora en adelante tras la revelación de identidades, no podía estar más encantada con los resultados de dicho descubrimiento. Realmente, jamás hubiera imaginado que Chat Noir estuviera tan cerca, que hubiera estado enamorada de su otra mitad durante todo ese tiempo, al igual que él de ella... Quizás por esa razón ahora comprendía un poco la preocupación de su Kwami por los resultados, porque pensó que reaccionaría de otra manera.
Pero, ¿necesariamente debía hacer un drama al saber que su compañero de batallas era Adrien Agreste? ¿Siendo que él se había tomado tan bien la noticia de que ella fuera Marinette? Claramente, era algo que ni siquiera se le ocurriría, porque estaba feliz de haber derribado los muros que lo separaban. Porque encontrar a Chat Noir en Adrien estaba siendo, sin dudas, una experiencia agradable.
Pero, esperen... Al definirla como agradable, estaba quedándose corta. Era como si, de pronto, encontraras a tu mejor amigo, tu alma gemela y el amor de tu vida todo junto, reunido en una misma persona. Con él, no solo compartían las clases, también podían hablar de su diario vivir entre los diseños y las sesiones de fotos. Y además, ambos tenían ese gran secreto que los unía y que solo podían hablarlo con el otro.
Por el lado del dúo heroico, conocer sus identidades sin duda los favoreció en gran medida. Su sincronización, que ya de por sí era muy buena, se vio incrementada porque ahora podían cubrirse mejor las espaldas. Y, por otra parte, significó que la confianza que tenían en el otro fuera más ciega que nunca. No estaban solos, estaban juntos y es por eso que tenían más fuerza para luchar, para poder acompañarse y sentir que, pese a todo, aquello era lo correcto.
—¿Qué tanto ves? —preguntó divertido el superhéroe, descubriéndose repentinamente sometido a un escrutinio por la de traje moteado.
—A ti —respondió ella con picardía, ladeando la sonrisa, mientras observaban el horizonte de la capital francesa sentados en el techo de un alto edificio.
Había sido un día tranquilo y entonces salieron a recorrer un poco la ciudad, por si alguien necesitaba su ayuda. Después de todo, salvar París de los akumas no era su única tarea.
—Debo gustarte mucho para que me mires así —bromeó el chico, mirándola de soslayo, sonriéndole.
—Se le está inflando mucho el ego al gatito —comentó entre risitas, bastante jocosa por el tono empleado por su compañero.
—Pero no lo negaste —expresó con tanto júbilo que Ladybug solo pudo negar con la cabeza mientras continuaba riendo.
—No te pases —le advirtió, extendiéndole el puño para que lo chocara. Chat Noir lo observó y luego dirigió su mirada hacia los celestes de la heroína, frunciendo sus labios en un puchero. Esa era la señal inequívoca de que se tenían que ir—. ¿Chat?
El aludido elevó con pocos ánimos su brazo para responder al tradicional saludo, pero se arrepintió un instante antes de hacer contacto. En un rápido movimiento, deshizo el gesto de su mano para tomarla de la muñeca y arrastrarla hacia él, reemplazando el choque de puños por uno de sus labios.