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¿Cuántas noches se necesitan para contar las estrellas? 

Porque ese será el tiempo que me llevará sanar mi corazón.

...

Anoche tuve uno de esos sueños fugaces en el que aprecié mejor lo que alguna vez fue de mi vida. Soñé como era antes, así sin esta personalidad egocéntrica y despreciable, y,  sin que hiciera como sí nada me importara, como me gustaba, incluso me carcajeaba igual.

Con una sonrisa sincera plasmada en mis labios, quise quedarme en ese recuerdo para siempre, sin embargo. Algo alimentó mi sedienta curiosidad.

¿Quién era la persona que se encontraba a mi lado?

¿Por qué no puedo recordarle?

¿Quién eres?

Pude ver como me brillaban los ojos junto a él como la primera vez que comencé a soñar de esta manera, él me tomaba bien fuerte de la mano, no queriendo soltarme. 

Él era la fuente de mi inspiración.

A pesar de no saber quien es, puedo asegurar que es el causante de todas aquellas melodías pomposas que compuse. Cabe destacar que soy de los que odian la cursilería y se ahogan en miel cuando están enamorados.

Todo se volvió una rutina desde que cumplí mis 16 años y recién comenzaba en la industria musical como acompañante instrumental. Mi vida era monótona, siempre en constante aburrimiento y cansancio.

Ese no era mi sueño.

Pero, un día, luego de cumplir mis 18 años comencé a soñar con él. Con un joven de tez morena y sonrisa brillante con peculiares ojos lila. Solo así, mis sueños se volvieron constantes aventuras que lograban que despertara feliz y de muy buen humor.

En ese entonces, comencé a escribir pequeños versos para canciones. Después de todo, la música es lo que único que me ayudaba explicar lo que sentía. Porque sí, la vida es como un viejo disco de vinilo, negro como la noche, brillante como un rayo de sol, suave como el mar al atardecer y rayado como la playa al amanecer de un nuevo día.

Habían unas vueltas de música grabadas en la piel, entre los surcos de mi memoria, un sonido de concha, un redoble de olas, el tono de las olas en la orilla y el canto del viento que lleva el mar más allá de las costas de el horizonte. Son voces lejanas en el tiempo pero cercanas en el corazón, coros de recuerdos, una sinfonía del futuro.

Sí, un disco antiguo, un disco de treinta y tres rpm crujiendo mientras el sol sale en una ovación de nubes rosadas. Lo moderno persiguiendo lo antiguo, el mañana esperando al ayer.

𝗖𝗢𝗨𝗡𝗧𝗜𝗡𝗚 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗧𝗔𝗥𝗦 , yu-gi-oh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora