1943

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CAPÍTULO UNO

CAPÍTULO UNO

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❋❋❋❋

—¿Pasa algo con el cuello de su camisa, Capitán?— Preguntó Margaret Carter con interés, al verlo removerse repetidamente el moño que hacía juego con su smoking.

De inmediato, Steve Rogers dejó de hacer dicho movimiento, al cual pensó nadie ponía atención.

—No me siento cómodo en fiestas de este tipo— Replicó— Bueno, en ninguna realmente.

—¿No disfruta de bailar y conversar con personas fuera de lo cotidiano?— Peggy preguntó con incredulidad.

—Dios, no...— Rogers soltó sin pensarlo, pero apresuró a cambiar sus palabras— En realidad pensaba que estos días libres podría tener paz; Quizá poder hacer un viaje corto y dejar atrás todo esto de ser el mono haciendo malabares para entretener a los amigos del Coronel Philips.

Esa había sido su vida durante los últimos meses, ella mejor que nadie lo sabía...

—Quizá esté viendo el vaso medio vacío... es mejor elegir verlo medio lleno— Le dijo con una sonrisa ladina— ¿No le apetece girar por la pista de baile con alguna chica, Capitán?

Se sintió un cretino por no invitar a su compañera, pero no quería exponerles al ridículo público. Una de las pocas cosas que el suero no había podido mejorar, eran sus dos pies izquierdos.

—No es lo mío— Se escudó en la verdad— Prefiero esperar a que haya pasado el tiempo considerable, para no parecer grosero y poder retirarme.

—Debería relajarse al menos esta noche y disfrutar de la velada.. ¿Qué hay por perder?

Steve sonrió apenado, pensando que quizá le parecía a la castaña el hombre más quejica que había conocido. De verdad quería pasar un buen rato, pero en ambientes tan opulentos como ese, no podía dejar de sentirse como pez fuera del agua; Siempre a su alrededor habían diversas expectativas sobre quién era y como debía actuar el Capitán América. Nunca creyó estar tan harto a poco tiempo de haberse convertido en ese ser que a penas reconocía.

—Tiene razón, Agente Carter... probablemente he estado viendo solo los grises y no el color tras todo esto— El rubio bajó la mirada. Repentinamente sus recién lustrados zapatos de vestir parecían muy interesantes.

—Creo que estoy enamorado— Suspiró Howard Stark, invitándose a la conversación.

Rogers miró a Peggy, que se encogió de hombros y solo vió al castaño como si estuviera loco. La realidad era que cada veinte minutos se declaraba enamorado de una nueva chica.

—¿Quién robó tu corazón esta noche, Stark?— Le cuestionó la castaña con una ceja por lo alto— ¿Alguna rubia de piernas y cara larga?

—No, no, no... la chica más guapa de toda la fiesta. Cuando la vean, lo entenderán— Aclaró— Sin ofender, pero tú Carter, eres como un amigo hombre más. Fuera de los límites y del ranking.

THE ONE | Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora