Cosas de Familia

CAPÍTULO 1 - INICIO

Bruce era un omega de la familia más respetada de toda Gótica, solo había un problema con eso y es que era un omega. Su padre lo casó cuando tenía catorce años, no iba a llorar y maldecir a su padre por esa razón, él sabía porque lo había hecho

Su mundo, era un mundo machista, solo los alfas tenían cabida y él siendo el único heredero de la familia Wayne, siendo solo su padre y él (su madre había muerto al darlo a luz) y Alfred, su mayordomo, nadie podría heredar y su fortuna iría al estado y él sería "pensionado"; fue por esa razón que su padre decidió casarlo a tan corta edad.

Obvió, su padre no quiso hacerlo, pero el parte médico decía en letras grandes y en negrilla: cáncer. Solo le quedaban unos meses de vida, la única forma de que Bruce heredará, era estando casado y que su esposo manejara las finanzas.

Lo malo, fue que, con tan poco tiempo, Thomas Wayne aceptó al primer alfa que quiso cortejarlo, siendo este nada más y nada menos que Alexander Luthor, la pareja rápidamente se casó cuando el alfa aceptó llevar el apellido Wayne y no al contrario.

Thomas murió unos meses después y con él, murió el encantador alfa, Bruce inició un camino amargo y triste desde ese día, no solo había perdido a su padre, había ganado un enemigo, el peor de todos, que vivía en su casa y dormía en su cama.

El silencio era algo común entre omegas y Bruce lo aceptó como su yugo, no dijo nada cuando su esposo se dedicó a gastar su fortuna, tampoco cuando le era infiel o lo golpeaba o maltrataba, tampoco cuando lo repudió por darle un hijo omega, Richard a quien le decía Dick, tampoco cuando tres años después le dio un segundo hijo omega, Timothy o Tim como le gustaba decirlo.

Pero cuando quedó en estado de su tercer hijo, después de quince años de silencio, por fin su esposo lo dejaba en paz y la única razón era Damián, el bebé que venía en camino sería alfa o eso decían los resultados preliminares, por lo tanto, la felicidad de Lex era tanta que cesaron los golpes, los insultos, los ultrajes.

Bruce era inteligente y sabía que esa falsa calma no duraría para siempre, aunque la disfrutaría tanto como pudiera, se encargaba de proteger a sus hijos de su padre y Alfred era un aliado incondicional para ello, cuando acabará, volvería a sufrir en silencio, mientras sus hijos estuvieran bien, él sería lo que la sociedad esperaba.

Ese fue el problema, sus hijos no iban a estar bien y pudo comprobarlo esa noche de lluvia, los gritos de Dick lo atrajeron a la sala

-Cállate maldito mocoso – Su esposo golpeó a su hijo mayor para callarlo, mientras trataba de abrirle las piernas.

-¿Qué demonios crees que haces? - Le pregunto tomando lo primero que encontró en su camino, Lex lo miró con una sonrisa torcida

-Es obvio cariño, tú no puedes cubrir mis necesidades mientras estás en estado, tus bastardos deberán hacerlo por ti – Lex le dijo dejando a Dick quien se removía debajo suyo, el alfa se acercó a Bruce con imponencia - Así que vete, no te necesito

-No tocaras a mis hijos - Contestó a su vez, los ojos de Lex centellearon de ira

-¿Qué dijiste? - Preguntó con verdadera rabia, Bruce no bajó la cabeza, nunca lo hacía y nunca lo haría.

-Que no tocaras a mis hijos, no lo permitiré - Dijo con total seguridad mientras apretaba lo que tenía en la mano, un cuchillo.

-¿En serio? ¿Tú y quien más lo evitaran? - Preguntó con sorna, acercándose con intención de agredirlo, antes de poder llegar y un golpe contundente lo botó al piso.

Tim, de solo doce años, tenía un bate y lo había golpeado, Lex gruñó y miró a su segundo hijo, trató de abalanzarse a él, pero Dick, de quince años, tomó un jarrón y se lo rompió en la cabeza, el alfa cayó al suelo. Bruce no lo dudo, con toda la fuerza que sus siete meses de embarazo le daban, enterró el cuchillo en la carne de su esposo, tantas veces como pudo, todo terminó cuando Alfred, con toda la calma del mundo quito el bate de las manos de Tim, el vidrio de las manos de Dick y el cuchillo de las manos de Bruce.