Semana JonDami 2020

Lejos De Casa/ Hogar

Las estrellas brillantes iluminan el cielo que los une, sus labios susurran su nombre en la gigantesca habitación, notando con horror los sucesos de los que no era consiente.

¿Era un idiota?

Lo más probable es que sí.

¿Cómo es que no supo ver atreves del engaño? 
¿Porque seguía siendo un estúpido iluso?
¿Porque mierda dejo que le arrebatan a robín de los brazos? ¿Cómo es que no noto, la agonía en la que estaba envuelto Damián?

Todo en un principio pareció genial. La visión futurista, misiones increíbles, ser el centro de atención, saber que él era único, especial, necesario.

Pero aun con todo aquello, algunas dudas se instalaban en su cabeza, cabos sueltos de los que nadie quería hablar...

¿Porque realmente estaba aquí?
¿Qué lo hacía tan especial?

Las dudas lo asaltaban, la sensación de incomodidad lo recorría. Pero rápidamente olvidaba las incógnitas de su cabeza. Tenía constantemente nuevas misiones que atender, mundos por explorar, rostros que conocer, tanto que aprender.

Solía quedarse despierto a altas horas de la noche, cuando el cielo se cubría de su manto negro, su mente divagaba más allá del cosmos, lejos de este tiempo.

Su mente y corazón volvía con sus padres, con sus abuelos, con sus amigos.
Extrañaba volar por el cielo azul junto a su padre, anhelaba los panqueques de su mama, los paseos con su abuelo, la tarta de manzana de la abuela, las aventuras junto a Damián... echaba de menos su hogar

Saturn girl pareció notar sus dudas, los temores que le asechan. Parecía que genuina mente se preocupaba por él, que realmente era un su amiga, alguien en la que podría confiar, una nueva amiga en la que se podría apoyar.

Se apegó a ella, creyó que podía confiar en Saturn gil. Sin notar las tretas que escondían bajo sus narices, las mentiras que trazaban en su cara, las repercusiones que puede hacer una sencilla decisión, el caos que puede provocar jugar con el tiempo.

Lentamente su actitud a su alrededor cambio. Su risa se volvió coqueta, sus manos dejaban pequeñas caricias sobre sus hombros. Mostrando sus atributos cada que tenía la oportunidad.

Y el como un pobre y miserable estupido, siguió el juego, un juego en el que rápidamente se volvió tedioso, un fastidio con el que le fastidiaba lidiar.
Los coqueteos rápidamente se le hicieron molestos, su cuerpo no le provocaba excitación, y sus insistentes manos que buscaban colarse bajo su ropa, le causaban incomodidad.

En un principio pensó que era normal. Realmente nunca había tenido alguna atracción sexual de ningún tipo. Era un tema completamente nuevo, y pensó con incredulidad que solo necesitaba tiempo para acostumbrarse, que el deseo surgiría con el tiempo.

Cuando los labios de Saturn girl cubrieron los suyos, cuando sus manos caminaron sobre su pecho y susurros fueron dichos en su oído.
No sintió ninguna chispa, su corazón no se aceleró, no sintió las mariposas en el estómago.

Intento pensar que estaba mal en él, saber porque su cuerpo no reaccionaba ante la cercanía de la chica. Sus compañeros hablaban entre ellos, expresando lo bello que era el cuerpo de su compañera, los senos perfectos, las curvas pronunciadas, proclamando en coro lo afortunado que era, al tener una diosa como lo era ella.

Las voces de los chicos calaron dentro, se empezó a cuestionar algunas cosas, empezó a crecer que todas aquellas palabras eran verdad, y algo estaba mal con su cuerpo, que él era el del problema

Pero no fue así.

Necesitaba respuestas, saber que estaba mal en él. No podía hablar con sus compañeros, preguntar a sus padres seria vergonzoso, y en un efímero momento, a su mente llego Damián. El sabia de cualquier tema, y sus palabras siempre eran sinceras y certeras.