Capítulo 21: Te amo.

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Mina:

Violentas punsadas atacan mis cienes sin piedad y yo sólo puedo agarrar mi cabeza con ambas manos y silbar de dolor.

-¿¡Mina?!- Exclama Christofer una vez que las secuelas de su orgasmo van desapareciendo y me logra ver. Vuelvo a chillar de dolor -Mi niña, por dios ¡que pasa!

Mi visión se nubla y caigo sobre la cama, aún con la cabeza sobre el regazo de Christofer.

Otra ola de dolor me muele la cabeza en lo que pareciera el peor ataque de jaqueca de mi vida.
¿Que diablos me pasa?

-¡Mina, nena, por dios!- No puedo ver a Christofer a la cara pero por el tono de su voz noto su desespero.

Sigo cubriendo mi cabeza con las manos y silbando de dolor cuando siento los fuertes brazos desnudos de Christofer redeandome y levantandome de la cama.

-Christofer- gimo agitada cuando el dolor va desapareciendo.

-Pequeña, no te preocupes- Me dice con voz tranquilizadora pero sin poder esconder su angustia -Te llevaré al hospital.

Mi hombre intenta cubrir mi cuerpo desnudo con una camisa suya pero yo me remuevo.

-No- Me quejo -Ya estoy bien, ya estoy bien.

Me termina de cubrir con la dichosa camisa de aspecto carísimo y me dirige su peor cara de pocos amigos.

-¿Que estás bien? Nena, por dios, un minuto estabas entre mis piernas chupandome la polla y al siguiente estabas tirada sobre la cama gritando de dolor- Me deja un segundo sobre la cama para ponerse rápidamente una camiseta y sus pantalones sin boxers y vuelve a cargarme para bajar a la sala -No me vengas con que estás bien, te llevaré al médico inmediatamente y no quiero quejas, nena, con esto no.

-Christofer, te digo que estoy bien- Le informo tratando de safarme de su agarre, ganándome una mirada asesina de su parte -Me dio una migraña, eso es todo, sólo necesito recostarme un momento y ya.

-No, Mina, haré que te revise un médico y se asegure de que todo está bien, un ataque como ese no me parece normal y no correré riesgos contigo.

La ternura se apodera de mi pecho en una hermosa ola cálida que me deja como tonta. Está preocupado por mí.

Me remuevo lo más fuerte que puedo y logro bajarme de su agarre. Una vez en el suelo, y con sus brazos aferrando fuertemente mi cintura, rodeo con mis manos su rostro.

-Christofer, mirame, estoy bien. Sólo ha sido una jaqueca pasajera, quizá sea por estrés, mi madre las tenía- Mi angustiado novio acerca su cara a la mía y mantiene juntas nuestras frentes -Sólo necesito un té y que me lleves a la cama para descansar un momento y luego estaré bien.

Su mirada esmeralda me examina de arriba abajo, buscando algo que esté mal y cuando termina, lanza un suspiro y asiente.

-De acuerdo, está bien pero si vuelve a suceder algo así no quiero ni una sola queja, te llevaré al hospital quieras o no quieras- Me advierte mirandome seriamente.

-Si, de acuerdo- alzo mis brazos hacia él para que me cargue de nuevo -Ahora recuestame y traeme mi té.. o mejor aún, traeme un yogurt de fresa.

Lo veo suspirar de frustracion aunque una sonrisa se instala inevitablemente en su rostro.

-De acuerdo, mi señora- accede, cargandome en brazos y llevándome hacia el sofá.

Amontona un montón de almohadones en un sitio del inmenso sofá, me recuesta encima y seguidamente me cubre con una manta.

Quédate Conmigo, pequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora