Una sensación desconocida invadió a Umiko cuando, siendo apenas una niña, murió con sus compañeros en un trágico accidente de avión. Sin recordar los acontecimientos posteriores, se encontró repentinamente en medio de un inmenso bosque, desesperada...
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El silencio se cernía sobre el grupo y las miradas inexpresivas de los presentes añadían una incomodidad palpable en el ambiente. Umiko nunca habría imaginado que "comer" en compañía de otras personas pudiera hacerla sentir tan mal y tan asustada al mismo tiempo.
La peor parte de todo esto, recaía en la mirada penetrante y perturbadora que varios miembros de esa extraña "familia" le dirigían. Entre ellos, destacaba un demonio con una figura inquietante, cuya cabeza era humana, pero su cuerpo se asemejaba al de una gigantesca tarántula y desde el momento en que Umiko había cruzado el umbral del comedor, no había apartado ningún segundo su mirada de ella, como si estuviera evaluando cada uno de sus movimientos, buscando una apertura o una oportunidad para cazarla.
La joven tragó saliva, intentando mantener su compostura mientras lidiaba con la mirada inquietante del demonio arácnido, ya que a pesar de que nunca le asustaron las arañas en su forma convencional, esa criatura era una mezcla espeluznante de lo humano y lo monstruoso y su mera presencia le ponía los pelos de punta.
Además no podía evitar sentirse perpleja por la extraña situación en la que se encontraba. Había aceptado la invitación para poder sobrevivir cumpliendo la apuesta con Rui, pero la conducta de los demonios era desconcertante, ya que ni siquiera había algún tipo de comida en los platos y los presentes solo se limitaban a estar sentados alrededor de la mesa en silencio, como si estuvieran jugando a la casita, tal como ella solía hacerlo con su primo cuando tenía cinco o seis años de edad.
La única que estaba moviéndose para comer era ella, masticando uno de los onigiris que estaban guardados en su bolso, asegurándose de no comer demasiado ya que era consciente de que la comida que traía sería insuficiente y debía idear un plan después para poder conseguir más.
Finalmente, después de más de treinta minutos de inquietante silencio, Umiko no pudo evitar romperlo -Acaso nadie va a decir nada - ella bajó la cabeza, sintiendo nuevamente que era el centro de atención, con las miradas aún más penetrantes que antes.
-Estamos "comiendo" como una familia - respondió en tono monótono Rui, dejándola aún más desconcertada
-Cuando una persona come con su familia, normalmente se habla sobre los acontecimientos más recientes y los chismes. Por ejemplo, ayer yo estaba emocionada preparándome para un viaje con mis compañeros de clase, pero tuvimos un accidente y de repente me encontré en este oscuro bosque y ahora me encuentro dentro de la boca de un lobo.
-¿Boca de lobo? - preguntó el niño más pequeño de los presentes, mientras la observaba con curiosidad
-Es una frase que representa mi situación actual (básicamente que soy una presa indefensa que está a merced de los depredadores) - aquel pensamiento la deprimió y asustó - Aparte de este tema de atención las personas suelen mencionar algo divertido, como por ejemplo una vez cuando estaba en mis vacaciones de verano y mi primo y yo estábamos preparando galletas confundí el azúcar con la sal y cuando empecé a degustarlas, escupí el bocado en la cara de mi primo - aun recordaba ese momento y no pudo evitar sonreír con nostalgia - ¿Alguien puede aportar algo más?
