Cabaré

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Era una noche sombría, cuando  el joven Oliver Sykes decidió entrar en aquel Cabaré, el espectáculo todavía no había comenzado y él ya experimentaba una ansiedad digna del cierre de un contrato.

El era un empresario, un hombre de pulcra reputación que no podía ser visto en cualquier lugar gracias a la prensa amarillista y a las pandillas que había contratado por protección a su monopolio, errar en cosas tan simple como ir a un sitio así de ordinario lo jodería.

Sin embargo, ya estaba sentado en la única mesa disponible del gran salo a recomendación de amigos y socios que habían encontrado este lugar por casualidad.

No era que Oliver fuera un Santo en ningún sentido pero el solo hecho de sentarse en un lugar de esa calaña, cabiendo recalcar que no era el típico lugar de mala muerte en el que sus pandilleros estarían pero contrastaba mucho con la finura de los sitios que frecuentaba.

Esa era la línea de pensamiento que acongojaba a Oliver hasta que alguien más se sentó en su mesa.

—¿Quien demonios te dio permiso?—preguntó Oliver con un tono de voz muy frío remarcando su acento británico.

—El mismo tipo que te dio mi reservación a cambio de un soborno—aclaró el sujeto de cabellos negros señalando al recepcionista.

—Largo de mi mesa—reclamó Oliver dando un pequeño golpe a está mostrando un reloj de diseñador en su brazo delatando su posición social.

—Vamos amigo, no puedes ser tan serio esta mesa era mía antes de que sobornaras alguien con tus dotes de magnate,¿ó me  equivoco señor Sykes ?—

—¿Quien crees que eres y que estás haciendo aquí , si eres uno de esos reporteros...

—Soy Lonny Eagleton detective del departamento policiaco de Ohio,—se presentó el joven mostrando su placa—no estamos interesados en usted queremos a un pez más grande, aunque podría llevarlo al fisco por el soborno y la ameniza de muerte que intento hacerme

—Y usted en serio cree que me quedaría en silencio. Mis contactos no me dejarían poner un pie en la cárcel por lo importante de nuestros negocios, mis socios desacreditarían su carrera y la gente con la que me llevó podría darle unas vacaciones apenas usted salga del local—

—Cierto. Aunque podríamos llegar a un acuerdo beneficioso, buscamos atrapar a Ashley Purdy un capo que ha tenido más de los atentados permitidos por el gobierno, si usted me entiende —

—Fascinante, pero creo que no es a mi aquí en buscaba en este burdel, será que su mujer es la atracción principal—

—Me muero de risa ante sus palabras pero no, aunque desearía estar casado con la estrella de esta noche, su voz es un deleite y las presentaciones suelen ser asombrosas los viernes y sábados, hoy martes será algo soso pero inolvidable como siempre—

Antes de que Oliver pudiera debatir las bambalinas se abrieron y la luz fue haciéndose más tenue, enfocando el reflector en una figura alta.

Hermosa. Esa era la definición perfecta de lo que estaba viendo Oliver por primera vez a comparación de la muchas tardes de Loony en aquella mesa.

Una mujer de cabellera negra larga se presentó en el escenario con un maquillaje extravagantemente gótico enmarcando sus ojos azules y unos labios pintados de rojo al igual que el vestido que portaba cuya modestia era casi nula, cubría la parte superior del pecho exponiendo las clavículas, el vientre cubierto por una tela de malla negra con una pequeña falda roja y el resto del largo vestido de la misma malla negra que dejaba poco a la imaginación.

Se sentó en medio del escenario sacudiendo su boa y colocando el micrófono a la altura de sus labios impactando a Oliver al escuchar su voz por primera vez.

One-shots sysackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora