One-shots sysack

XXY

Era la figurilla nueva de supermán, su madre la había adquirido hace poco, y a pesar de todas la reprimendas que esto podía ocasionarle, Oliver decidió llevar su juguete en su primer día de escuela.

La ciudad era nueva, así que todavía no conocía a nadie, su padre había aceptado un trabajo en Ohio por ende tuvieron que mudarse de Sheffield a ese extraño lugar.

Pero eso no lo desanimaba, los niños estadounidenses eran raros por lo que optaría para jugar solo por el resto de su vida si tenía que.

Eso es lo que estaba haciendo si ese elefante miniatura no le hubiera quitado su figura de acción.

—Oye ese juguete es mío, no lo toques lo vas a romper, dámelo —reclamaba Oliver intentado agarrar su juguete a lo que el otro niño solo lo empujo.

De repente un niño muy alto se acercó a ellos, precia molesto y eso le dio mucho miedo a ambos.

—Devuélvele el juguete..., me escuchaste devuélveselo, estoy cansado de ti cerdito —dijo Andy completamente molesto, antes de de soltarle un puñetazo al gordo.

Oliver vio impresionado como el otro niño se abalanzó sobre el gordo dándole de golpes, para luego tomar el juguete mientras el abusón se iba llorando.Ahora sería su turno de recibir una paliza, cerró los ojos aterrado.

—Aquí tienes niño nuevo, —dijo Andy amablemente ofreciendo el juguete al contrario—ese es un tarado, pensé que había aprendido cuando lo mordí en la panza y le deje marca—explicó tratando que el castaño le tuviera más confianza, el pobre se veía aterrado.

—Gracias.Soy Oliver —mencionó Oliver extendiendo su mano con miedo, siendo aceptada inmediatamente por el contrario.

—Andy, ¿te gustan lo superhéroes ?—preguntó emocionado señalando el juguete de supermán.

—Si, creo que vamos a ser grandes amigos—respondió Oliver sintiéndose seguro con el chico alto.

Ambos niños comenzaron una linda amistad, a pesar de los posteriores regaños de parte de sus profesores , los desprecios de Oliver a los yankis o las peleas constantes en las que se metía Andy, se habían vuelto inseparables, aunque...

¿Cuanto podría durar una amistad del kínder ?

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Era la hora del recreo y la mayoría de los niños estaban jugando o comiendo por ahí, la cancha en especial había sido tomada por un grupo de tercero quienes habían estado retando a los de segundo  año.

Oliver había sido la cabecilla para ese enfrentamiento, no dejaría que un yanki cualquiera le hablara de esa forma, así que había incitado a varios de sus compañeros a ir en contra de los de tercero.

Por su parte Andy miraba el alboroto desde lejos leyendo el libro de cuentos infantiles que le prestó la bibliotecaria, había encontrado una historia del espacio y le había fascinado las imágenes del lugar.

Mientras Oliver no se metiera en una pelea física, el no se interpondría entre el castaño y sus riñas, aunque debía convencerlo de no molestar a la gente con la palabra yanki en un país lleno de estadounidenses.

—No puedo hacerlo Oliver, es que no sirvo para ello—negó Andy volviendo a la lectura de su libro.

—¿Seguro que no quieres jugar baloncesto?, —cuestionó Oliver con ojos de perrito—eres muy alto y tus brazos son muy largos, encestarías enseguida además podrías correr mucho más rápido con tus piernas tan largas—explicó tratando de convencer al larguirucho jalándolo del brazo.