Los Versos De Hoy

Principalía.

haciendo uso primitivo de tus ondulantes y equilibradas formas, hablé de cuanto pasó por mi mente. 

Callando cuando pude opinar, 

exploté, de forma grosera,  tus recursos de expresión;

y mírame hoy, 

sin una obra decente en mi repertorio para enseñar.

No me refiero a lo que no sé si soy, 

quiero decir, 

me importa poco referir el terreno de los sueños indescifrables,

hoy ansío

hablar desde mi más básico deseo: 

leer. 

Muchas veces, quiero sentir que, como me pasa algunos días, le pasa a todos aquellos que dicen disfrutar de un buen texto, 

perdidos, 

así creo querer imaginarlos, 

como en las mañanas en que me obstino, sin motivo justo,  a no leer. 

Pierdo el hilo de mis recuerdos, a medida que los lapsos sin acción golpean mi teclado, pierdo el ritmo.

Nunca seguí las direcciones que, con tus ondulantes y equilibradas formas, quisiste darme,

me excuso, 

por eso, y también por mi comportamiento renegado, que solo a mí y a nadie más le interesa.

Quiero pensar, que quien lee  este mal compendio, escrito para una sola musa,

reconocerá en sus adentros la particularidad que todo lector, ojalá sea así, sufre: 

el olvido. 

Incalculable es el amor por la posibilidad que le diste a mi vida, 

si muero de hambre en algún arrinconado lugar de la fría Bogotá, 

bajo la lluvia, conmovido por los poemas y el ritmo nocturno de Davis, 

escriban la frase que, en mi última principalía, haya escrito;

pues todos los días no logro aventajar las emociones egoístas que, normalmente y de ansiosa forma, a mis obras anexo,

pero, como muchos de ustedes también lo estarán, de algo me siento seguro:

Muchas veces se muere antes del gran final, la tristeza más simple o la más fuerte emoción, nos puede matar; aún cuando el sentido es el riesgo, debemos buscar, mediante la decisión,  toda posibilidad de muerte, porque... si no se muere lo suficiente, habremos vivido, únicamente, una vez.

y si es así, no me importa equivocarme en lo que escribo.