I Will Never Forget You

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El omega caminaba tranquilamente en dirección a su casa. Recién terminaba su horario escolar y se encontraba bastante agotado. Quería llegar lo antes posible a su hogar para poder dormir, al menos, una siesta de treinta minutos para luego estudiar para el examen que el día siguiente tenía. Debido a que poseía una beca, tenía que tener unas excelentes notas para mantenerla.

Para TaeHyung, ser omega no era algo exactamente malo, pues realmente estos tenían las mismas posibilidades de empleo que un alfa o un beta y podían trabajar en cualquier ámbito. Los omegas no eran privados de aquello, pues las personas podían notar que eran demasiado capaces. No obstante, más allá del ámbito laboral, en la calle, los alfas realmente eran incapaces de cambiar y de dejar de verlos como un pedazo de carne andante. Cuando un omega tenía que pasar al lado de un grupo de alfas mayores y, muchas veces, alcoholizados, lo tenía que pensar dos veces y terminaba por pasarse de acera. Cualquiera sabía que aquello, si no querías sufrir acoso, era realmente muy malo.

Por eso, cuando se encontró con un grupo de alfas, que a vista parecían hombres que sobrepasaban los 30, decidió irse al otro lado de la calle, cruzando.

—¡Qué lindo estás, amor!— oyó gritar a uno de los hombres. Tragó fuertemente y siguió caminando, esta vez aumentando su caminar.

—No escapes, que tienes un buen culo, ¡lo podemos pasar bien, cariño!— gritó otro hombre. Al mirarlos, estos comenzaron a cruzar la calle para acercársele. Desesperado, comenzó a caminar sin mirar a atrás, prácticamente corriendo. Las lágrimas ya estaban saliendo de sí mismo, pues no sabía cómo quitarse de encima a esos desagradables alfas. Rápidamente recordó un consejo que su mejor amiga, JiHyo, le recomendó en caso de que esto pudiera pasar, pues ella lo aplicó: buscar a otro alfa y fingir que ambos eran pareja o familia. Después de todo solo era un intento para alejarse de esos alfas desagradables. Si no funcionaba, solo volvería a correr y se metería a una tienda. Esperaba que, si tenía que recurrir a ello, no lo esperaran.

Mientras corría, y sentía que los dos hombres iban detrás de él, demasiado cerca, dio con un chico que estaba caminando tranquilo. Parecía dos o tres años más grande, por lo que tomó coraje y se le acercó.

—¡Amor!— dijo, tomando al alfa de la mano. El chico le miró confundido, pero al ver el rostro desesperado y las señas que hacía, giró disimuladamente y visualizó a dos hombres bastante enojados, por lo que no dijo nada y le ayudó, además que sintió las manos del omega frías y sudorosas, junto con su aroma algo más agrio. Sabía que esa reacción no era normal.

—¿Cómo has estado, cariño?— preguntó, apretando más la mano del omega desconocido para darle apoyo. Llevaba el uniforme del instituto al que fue, por lo que pudo notar que era menor, ¿es que, además de depravados y pervertidos, también le iban a la efebofilia? Daban asco.

—M-Muy bien, ¿y tú?— dijo, mirando disimuladamente para atrás, viendo que los hombres ya habían desaparecido. —realmente te lo agradezco.— dijo, limpiando su rostro mojado.

—No hace falta agradecerme, estabas en una situación demasiado peligrosa.— reconfortó. —lamento que hayas tenido que pasar por eso. Ningún omega debería pasar por esta mierda, pero es muy difícil hacerle entender a estos alfas imbéciles.— se quejó. —¿quieres que te acompañe a tu casa?— ofreció.

—¿Podrías?— dijo, viendo que el chico asintió. —muchas gracias. Es por aquí.— dijo, notando que el chico aún no le soltaba la mano y, al parecer, no lo iba a hacer hasta que llegara sano y salvo a su hogar.

Caminaban en total silencio hasta que el menor visualizó su casa. Se acercaron un poco más, aún con sus manos juntas, y TaeHyung se paró.

—Aquí es.— indicó, señalando la casa que estaba a su lado.

—Oh, muy bien. Nos vemos.— dijo, a punto de irse, pero siendo detenido por la voz del omega.

—Yo... me gustaría saber cómo te llamas.— jugó con sus manos. —y, bueno, gracias.

—Soy JungKook.— le contó, moviendo su mano suavemente y alejándose del omega de olor a arándanos, jazmines y, casi imperceptiblemente, a limón.

—Adiós.— murmuró mirando hacia donde se fue el alfa de olor a menta y tierra mojada, con una pizca de chocolate. Realmente nunca le iba a olvidar.

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Ya tranquilo en su casa, pensó en todo lo que le podría haber pasado si aquel alfa, JungKook, no hubiera aparecido. Le daban escalofríos de tan solo pensar en lo que aquellos hombres pudieron haberle hecho. No entendía qué necesidad había de acosar a los omegas y, también, betas por la calle. ¿Es que no se daban cuenta lo asquerosos que eran? Realmente parecían ser conscientes de ello y, aún así, no parecían tener intenciones de parar. Solo esperaba que no hayan acosado a otra persona.

Suspirando, decidió anotar el nombre del chico quien le ayudó. Él formaba parte de los alfas que realmente valían la pena, ¿es que era tan difícil ser como él? No, no era para nada dificultoso mantener la boca cerrada para no dar comentarios no pedidos o, simplemente, comportarse y pensar que ellos también merecían respeto. No eran juguetes sexuales.

Él realmente no iba a olvidar a aquel chico que parecía universitario. Tenía una duda, ¿aquel chico tendría novio? Era solo curiosidad, pues al ser él menor, realmente no es que pudieran ser pareja, además de no saber nada más que el nombre del alfa.

Se levantó, luego de escribir el nombre en alguna hoja de su libreta, y buscó los libros y cuadernos para poder realizar las tareas y luego estudiar. Las buenas notas no se sacaban solas.

🍋💐

—¿Estás diciendo que te siguieron dos hombres por la calle?— preguntó JiHyo algo alterada. —¿te hicieron algo, bebé?— le acunó las mejillas, viendo atentamente a su queridísimo amigo.

—No, por suerte. Utilicé el consejo que me diste. Un alfa, creo que universitario, se hizo pasar por mi novio. Eso hizo que esos viejos asquerosos dejaran de seguirme.— le informó, causando que JiHyo dejara de estar tensa.

—Realmente me alegra haberte dicho eso.— suspiró. —por eso debes dejar que tu Hyung te acompañe.— le dijo, haciendo alusión a Daniel, el novio de la omega. El chico era un alfa muy agradable, siempre empático y un año mayor que él, ya que tenía la misma edad que JiHyo. Su amiga había ganado la lotería con él. —sé que te encantaría salir solo por ahí, pero tristemente no podemos.— abrazó al chico.

—Ya... solo sé que no olvidaré al alfa que me ayudó.— murmuró.

—¿Sabes su nombre, al menos?— le preguntó. —podrías buscarlo por Twitter, es decir, allí la gente publica a la persona que buscan y, la mayoría de veces, consiguen encontrarla. Creo que serviría de mucho.— contó.

—Se llamaba JungKook, pero aún soy menor, ¿de qué sirve buscarlo? Quizás cuando cumpla dieciocho.— puchereó.

—Eso sí, no sabes si tiene pareja.— dijo JiHyo, oyendo el timbre sonar. —hay que ir a clases, nos vemos.— se despidió, dirigiéndose a su clase.

TaeHyung miró por donde su amiga se había ido y se preguntó qué haría cuando ella ya terminara la secundaria, es decir, no tendría con quién pasar los recesos y tampoco podría ser acompañado por Daniel y ella hasta su casa. El próximo año iba a ser complicado.

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Sean felices.

Odio que estas situaciones pasen.
Nos generan miedos que no deberíamos tener.

Es que no hay necesidad de silbar, tirar un beso, dar un comentario de nuestro cuerpo o de seguirnos.

~Shay~

♡ KookV For Your Life ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora