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The Love In Akala

Jin, Jimin y Taehyung se habían ido de viaje a una isla: Akala, donde el primero tenía a una parte de su familia. Eran amigos y amaban irse de viaje juntos, además que la familia de Jin los amaba, entonces no habían problemas.

El trío se dirigía a un supermercado, este era de la tía del, ya mencionado, Jin. Ninguno de los tres era de meterse en problemas, nunca habían ido a una central policial, ni querían hacerlo. Cuando por fin habían llegado, estuvieron dando vueltas por el gran edificio, pero no daban con la mujer, por lo que decidieron meterse a unas bodegas, pensando, inocentemente, que quizás la mujer estaría allí. Obviamente fue una mala idea.

Cuando salieron del otro lado de la bodega, varios empleados los vieron y pensaron que estaban robando, por lo que varios guardias empezaron a perseguirlos, estos, con miedo y estupidez, empezaron a correr por los pasillos hasta salir e irse a la plaza de en frente, aún siendo perseguidos por los guardias. Como el parque tenía dos entradas, salieron por la otra, sin saber que justo al frente estaba la comisaría.

Por lo visto, los policías anteriores habían avisado a más, pues otros cuatro estaban esperándolos. Lamentablemente no pudieron escapar, por lo que pasaron algunas horas junto a los guapos policías, sí, guapos: uno tenía el cabello castaño oscuro y unos hoyuelos que mataban; el segundo era rubio y, aunque era un poco bajo que los demás, daba más miedo; el tercero era el más alto, tenía hoyuelos muy bonitos y el cabello gris, y el cuarto, el que más lindo le había parecido a Taehyung, tenía el cabello color azabache y una sonrisa que te enamoraba cuando la veías por primera vez.

Mientras Taehyung pensaba en ellos, sus amigos ya habían sido esposados y se encontraban quejándose.

—¡No me toquen! ¿O qué no saben que soy el sobrino de doña Dexa?— exclamó Jin, quien estaba completamente indignado por toda la situación.

El más alto de todos los policías simplemente bufó ante tales palabras y replicó: —Disculpe, joven, pero nosotros solo acatamos órdenes.— y dicho esto, el oficial Kim (lo decía su placa) arrastró al mayor del trío a la comisaría.

—¡Hyung! No se pueden llevar al sobrino de Doñita.— les dijo JiMin.

—Joven de cabellos rosados, le pediría por favor que, si no le importase, dejara de forcejear y arreglemos estos problemas de una forma más... educada.— aquello lo dijo el oficial más bajo y pálido de todos: Min, quien, al igual que el anterior, le puso las esposas a Jimin y, entre él y el otro oficial de hoyuelos bonitos, se lo llevaron.

—Genial...— Susurró Taehyung al ver todo el alboroto que se había armado: las personas los veían como si hubieran matado a alguien y para el colmo, tenía al guapo uniformado poniéndole las esposas para luego llevarlo adentro del edificio. Por cierto, el apellido del apuesto hombre era Jeon, resaltaba en su placa.

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—¡Pero no hemos hecho nada! Solamente queríamos encontrar a su tía.

—¿En unas bodegas? Niños, cuenten bien la historia.— El chico bajo se encontraba, junto al oficial Hoseok, interrogando a los sospechosos de robo.

—Sí, ¿algún problema, oficial?— Jimin le dirigió una sonrisa que parecía inocente, pero que realmente era más de burla.

—Pff, niño...— Murmuró ya agotado de la actitud de aquel cabeza de algodón, pero tenía que mantener la postura. —Mira, joven Park, solamente admitan lo que han hecho y los dejaremos dos días entre estos bellos muros.

—Nunca, oficial Min. No pueden obligarme a echarme la culpa cuando no fui yo. Sé cómo funcionan estas cosas. No seré un pobre chico que tiene que admitir un hecho jamás ocurrido y así podrá acabar antes su condena. Se lo repito otra vez, mis amigos y yo no hemos hecho nada.— y dicho esto, Jimin se apoyó contra el respaldo de la silla, cruzándose de brazos y manteniendo su sonrisa altanera.

El oficial Hoseok tuvo que agachar la cabeza para evitar reírse de aquella extraña y divertida situación: estaba el oficial más frío interrogando a un adolescente con una actitud burlesca y altanera. —Min, tengo otros trabajos... suerte.— salió más rápido de lo que canta un gallo.

[Mientras tanto en otra habitación...]

—¿Edad?— le preguntaron a TaeHyung.

—Diecisiete, señor.— respondió

"Vaya... es ilegal. Contrólate, JungKook".

—Y dígame, joven Kim: ¿qué hacía en aquellas bodegas?— interrogó el oficial Jeon, retomando su seriedad.

—Buscar a doña Dexa, oficial. Le juro que nunca robaría... soy un niño bueno.— Y mostró una angelical sonrisa cuadrada. Era su arma letal.

—Realmente a poco llegaremos así, niño bonito. Si cuentas bien la historia quizás te crea...— tomó asiento el policía.

—Con gusto oficial.— Taehyung se acomodó en su silla, cruzó sus piernas y empezó a relatar: —pues venimos de Johto. Estas son como unas vacaciones en Alola; estamos recorriendo las islas de la región y esta es la última. La cosa es que nosotros queríamos sorprender a la señora Dexa, pero no pudimos encontrarla dentro del supermercado, por lo que ingresamos a las bodegas, sin intenciones de usurpar algo y, claramente, no lo hemos hecho.— Contó con mucha tranquilidad.

—Ah.— soltó un suspiro. —Iré a hablar con los oficiales que están interrogando a tus compañeros. Si las versiones son iguales y no hay pruebas de culpabilidad, los dejaremos libres, pero aún así se han metido donde no deberían.— le miró. —puede ir a sentarse afuera hasta que logremos comparar.

—Gracias, oficial.— Salió guiñándole un ojo.

—Vaya chico...— dijo y salió del cuarto.

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¿es necesario decir que los comentarios me alegran? T.T

Aclararé, estos capítulos, The Love In Akala, poseerán una relación mayor-menor de edad. Si bien es solo un año antes de la mayoría, porque, personalmente, no me gusta escribir una relación con menos de diecisiete (en caso de que el contrario sea mayor de edad), por lo que puedo invitarte a saltear TLIA y abstenerse a malos comentarios.

Sean felices.

~Shay~