[Capítulo 5]

146 27 7
                                    

Capítulo V

Había pasado cerca de una hora del momento en que habías salido de la habitación de tu superior y estabas con los nervios a flor de piel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había pasado cerca de una hora del momento en que habías salido de la habitación de tu superior y estabas con los nervios a flor de piel. Tus amigos lo habían notado, y tan pronto habían acabado la limpieza asignada para ese día y estaban descansando, se acercaron a ti buscando el porqué de tu actitud ansiosa.

- [Nombre], ¿pasa algo? -Dijo Bertholdt, colocando una mano sobre tu hombro, haciendo que reaccionaras dando un respingo.

-Ah... eres tú -reíste nerviosa-. No pasa nada...

El más alto enarcó una ceja curioso y ladeó un poco la cabeza.

- ¿Segura? -Insistió dándote un suave apretón-. Sabes que cuentas con todos aquí.

-Sí, gracias -aseguraste asintiendo. El pelinegro te dedicó una última sonrisa y se marchó dejándote con tus cavilaciones.

Sabías que contabas con ellos, pero no te sentías capaz de contarles acerca de tu diario. Sería vergonzoso y deberías aclarar lo que hay en él y el porqué de su importancia, lo cual no te convenía.

Te levantaste de tu sitio y tomaste aire, debías ir a la oficina de Levi por tu pequeño libro, no podías esperar a que él apareciera por la puerta de tu habitación asegurando no haber leído nada, para entregártelo. Sentías la necesidad de enfrentarlo.

-Tal vez no lo ha leído... -Murmuraste preocupada, sintiendo como un mareo impresionante hacía que volvieras a tomar asiento. Un rápido flash te nubló la vista.

-Eres insoportable -dijo una figura más alta que tú, con un tono lascivo mientras le sonreías con ternura y le tomabas de la mano.

-Pero... así me quieres, ¿cierto?

Tenías cerca de diez años, aún te quedaba un deje de inocencia que estabas demostrando.

Quien te llevaba de la mano pareció sonrojarse mientras te alzaba en brazos.

-Estás más pesada.

-He crecido -admitiste viendo sus ojos. Ese era el detalle que más te gustaba de su cara. Eran profundos y sombríos, imposibles de leer. Te perdías con facilidad si te los quedabas viendo.

El silencio reinó hasta que llegaron a una casa apagada, entraron con cuidado y fueron recibidos por dos personas más. Una de ellas era una chica efusiva, quien te abrazó de inmediato agradeciendo que no te hubiera pasado nada, la otra persona era un chico alto y calculador, pero no menos emotivo.

-Dios, [Nombre], me tenías preocupada -afirmó la joven dejándote tocar el suelo con los pies descalzos-. ¿Qué te hicieron esos malnacidos?

-No me hicieron nada...

- ¿Entonces mi hermano llegó a tiempo para salvarte?

Dirigiste una mirada hacia el susodicho quien giró el rostro con un tch.

Cicatrices (Levi Ackerman x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora