[Capítulo 3]

197 37 16
                                    

Capítulo III

– ¿Cuál es tu nombre?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

– ¿Cuál es tu nombre?

Hubo un corto silencio en el que fijaste tus enormes ojos en una figura distorsionada.

Todo a tu alrededor era insípido e imposible de distinguir.

– ¿Cómo me llamo…? –Dijiste con voz inocente y dulce, lo que te hizo darte cuenta de que eras una niña–. [Nombre].

–Mucho gusto, [Nombre] –saludó la figura con cortesía, inclinándose a tu altura.

– ¿Quién es usted? Viene de arriba, ¿no?

La figura dejó salir una suave carcajada.

–Sí pequeña. De allí vengo.

–Vaayaa… ¿y cómo es? ¿Es cierto que los rayos del sol son muy potentes? ¿O que el cielo de noche tiene muchos puntitos blancos?

– ¿Te parece si vienes conmigo y lo descubres por tu cuenta?

Tus ojitos se iluminaron con emoción mientras asentías.

–Muy bien –La figura, quien ahora sabías que era un hombre debido a su voz, se giró hacia atrás donde había más manchas insípidas e indicó a varios más que prepararan todo para la partida.

Supusiste que por todo se referían a sus cosas, ya que tú en realidad no tenías nada.

–Bien, [Nombre], vamos.

–Sí.

–Oi.

Te despertaste despacio al sentir un toque suave en el hombro, seguías en la oficina de Levi, ¿eso qué había sido? Por primera vez no tenías una pesadilla, pero te desesperaba saber que lo que habías interpretado como un recuerdo de tu infancia olvidada, aún en sueños, se viese tan difuso e incomprensible.

–Disculpe… sargento –murmuraste sentándote de forma adecuada mientras te arreglabas un poco.

–Casi es hora del almuerzo, te recomendaría bajar.

–Sí, señor.

Te levantaste de tu lugar y bostezaste con cansancio. Los pocos minutos de descanso habían ayudado, pero no lo suficiente.

Una vez saliste de la oficina de tu superior te fuiste directo al comedor, encontrándote con todos ya sentados y comiendo.

Fuiste por tu comida y te sentaste junto a Armin, soltando un largo bostezo que no pudiste disimular a tiempo.

– [Nombre]…

–Sí, sí… debo dormir mejor. ¿Qué esperan que haga si no es mi culpa?

El rubio suspiró agotado y negó con la cabeza.

Cicatrices (Levi Ackerman x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora