Carta #27

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27 de octubre del 2019
Aspen; Colorado.

Murió. Murió en mis brazos mientras oraba por ella, le estaba pidiendo a Dios con todas mis fuerzas que quitara su dolor y me escuchó.

¿Qué si dolió? Dolió más que cualquier otra cosa en mi vida pero era lo mejor para ella.

El sepelio sería al otro día en la mañana y no sabía si iría, era demasiado para mi.

Fuí a casa a descansar un rato, mi hermana aún tenía que arreglar cosas y luego iría a su casa a descansar para estar un poco mejor mañana pero ambas sabíamos que no sería así. Se ofreció a quedarse conmigo en casa pero yo no quería ser un problema y necesitaba mi espacio.

Me bañé y me recosté, lloré un poco pero no me sentí mejor, el dolor seguía ahí, igual o más fuerte que antes.

Una hora más tarde en la que no paré de dar vueltas en la cama, sonó el timbre.

Bajé despacio y sin ganas a abrir la puerta pero fue bueno que me decidí a hacerlo, o eso pensé en ese instante.

Ahí estabas tú de pie, llegando para consolarme.

Atte; El amor de tu vida.

...

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