Memorias +3

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Enero del 2018

Sonrío al sentir los brazos de mi novio en mi cintura. Amo la sensación de tenerlo cerca, pero me asusta la necesidad que siento de tener su presencia siempre conmigo.

Volteo y lo miro intentando comprender qué es lo que hace que sea tan dependiente de él pero no logro obtener la respuesta que deseo, aunque tal vez muy en el fondo la sé.

Él me sonríe y me besa la mejilla para luego quitarme los libros que tengo en las manos y cargarlos mientras caminamos a una cafetería cercana.

—¿Cómo te fue hoy? —pregunta mientras toma un poco de su café.

—Bien, me invitaron a una fiesta el viernes en la noche.

Él me mira durante unos segundos y luego suspira.

—No quiero que vayas.

—¿Qué? ¿Por qué?

Me da un simple mirada y con sólo eso entiendo que no deberá ir, todo para que estemos bien, además así podremos pasar la noche del viernes juntos, tal vez veamos una película.

—Está bien amor, sabes que haría todo por verte feliz.

La sonrisa que me da me tranquiliza y luego de eso seguimos con una larga conversación hasta que llega la noche y me deja en casa.

Últimamente no me siento segura al estar sola, es como esa sensación de que alguien te está observando en todo momento y tu mente comienza a maquinar escenas horribles que sólo hacen que te asustes más, aunque bueno, es sensación también la tengo cuando estoy acompañada, siempre ese escalofriante sentimiento de estar en constante peligro.

Me recuesto en mi cama intentando quitar las imágenes horribles de mi mente pero cada vez que cierro los ojos las pesadillas vienen a mí y no me dejan en paz haciendo que pase la noche dando vueltas en la cama y sin poder descansar.

El día viernes me levanto pensando en la fiesta a la que me invitaron y por primera vez en mucho tiempo decido algo yo sola: iré a esa fiesta sin importar a quién le moleste, necesito distraerme y liberarme de todo ese temor que tengo acumulado.

Asisto a mis clases normalmente y cuando me veo con mi novio le digo que estaré estudiando en casa toda la noche aunque no sea cierto.

En la tarde cuando llego a casa pongo música a todo volumen mientras busco que ponerme para lucir hermosa en la fiesta y rezo un poco rogando que mi novio no se dé cuenta para no tener problemas con él.

Al llegar a la casa de la celebración, de nuevo tengo esa sensación de ser observada, como si alguien me estuviera acechando en la oscuridad, pero tal vez sólo es como mi estúpida mente reacciona al estar rodeada de tantas personas.

Las fiestas de la universidad nunca fueron algo que me llamara mucho la atención, sin embargo si asistí a muchas antes de la muerte de mi madre y cuando no tenía que trabajar para mantener los gastos de la casa, cuando salía me divertía mucho, pero en ese entonces tenía algunas amigas.

Decido intentar pasarla bien un rato a pesar de estar intranquila por sentir una mirada que según yo es inexistente sobre mi.

Me acerco a la barra improvisada y pido un trago suave para no terminar muy mal esta noche porque sé que tendré que volver sola a casa. Cuando tengo el trago en la mano me acerco a la pista a bailar sola un rato mientras disfruto del contenido del vaso y la música fuerte.

Bailo sola durante unos minutos hasta que un chico desconocido se acerca comienza a bailar conmigo. Es un buen bailarín, no se puede negar y me gusta la manera en la que sus manos acarician mi cintura de vez en cuando.

Todo va bien hasta que en un momento estoy bailando feliz y al otro el chico está en el suelo quejándose de dolor y yo estoy siendo arrastrada del brazo fuera de la fiesta.

—Te dije que no vinieras, ahora estás en problemas.

...

Cada vez falta menos para el final, espero estén disfrutando esto tanto como yo.

Los quiero lectores de mi corazón ❤️

February 28thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora