Capitulo 21:

3.5K 284 137
                                    

La palabra de ese extraño chico ha sido ley. Una semana en cama, estuve una semana completa tirado en la cama. No fui a la escuela y comí pura comida de bebe.

Mi mamá aceptó que no fuera a la escuela solo porque Eloy lo dijo. Le dijo que estaba enfermo y mi mamá no lo dudo ni un segundo porque lo dijo Eloy y me ha dejado quedarme en cama por tiempo indefinido.

Que asco que cuando yo le dije que me sentía mal igual me mandó a la escuela.

No hubo ni un día en toda esta semana en la que Dulce no viniera a la casa. Su absurda investigación me estaba molestando bastante. Primero vino con la excusa de entregarme tareas, lo cual podía hacer perfectamente Eloy. El fin de semana vino según qué a pasar el rato, se le acabaron las excusas.

A Eloy no lo deje dormir en esta habitación, con la excusa de que si se quedaba me iría a otra, y como se supone que se está haciendo responsable por mi y no me debo levantar, pues se ha ido a otro lado.

Igual la semana no fue color de rosas, lo único que hice fue llorar y dormir. Ir al baño fue lo más difícil de todo. Que Eloy me tenga que cuidar no es nada comparado a como me siento ahora. Estoy harto de la comida de bebé y de las cochinas pastillas que no me sé tomar. Quiero matar a ese hijo de perra. Tendré una venganza, y aunque me unida con el, yo me voy a vengar.

La puerta de la habitación fue abierta y de esta entró Eloy y seguido de él extraño de hace 1 semana que platicaban y reían.

Solté una sonrisa forzada y el extraño me ha correspondido la sonrisa.

—Bueno, Eloy salte—Eloy ha abierto grande los ojos, pero después de que el extraño lo regañara con la mirada Eloy ha cedido a salir de la habitación.

Yo seguía con los ojos a Eloy el cual salía a paso lento de la habitación. Maldito homosexual de mierda ojalá que se muera.

—Hola amiguito—El extraño me hablo como si fuera un animal y yo fruncí el ceño—¿Puedes levantarte? Ven conmigo—El extraño ha puesto ambas de sus manos frente a mi como para que me levantara pero he negado con la cabeza a su petición. Si me dejó manipular me va a hacer lo mismo que la vez pasada.

Como si me hubiese leído la mente el extraño ha negado con la cabeza.

—No te voy a hacer nada. Prometo que no haré nada que tú no quieras ¿Esta bien?—Dudoso he tomado una de sus manos y me he sentado sobre la cama.

El extraño me ha jalado para que me pusiera de pie pero cuando estuve levantado me caí cayendo sobre toda mi cara.

—¡Lo siento!—El extraño me ha ayudado a levantarme—Intentémoslo mas despacio ¿okey?—Asentí con la cabeza.

Lentamente pude ponerme de pie y volver a enderezarme. No se sentía tan peor, comparado a hace una semana esto no es nada, pero el dolor aún existe, solo que a un nivel más soportable.

—¿Te duele?—Ha preguntando el extraño.

—S-Si...—El extraño me ha ayudado a apoyarme con uno de sus hombros.

—¿Puedes caminar?—El extraño me ha empujado obligándome a dar un paso, si podía caminar.

Camine hasta el baño y luego de regreso para confirmarlo, y efectivamente, podía caminar.

—¿Te duele al caminar?—He asentido con la cabeza.

—Nada comparado a lo de hace una semana—El extraño ha fruncido el ceño.

—¿Me dejarías ver? Prometo que no haré nada más que ver—He negado con la cabeza.

—No—Ha sido un no rotundo.

—¿Si no me dejas ver cómo podré saber si ya estás bien? No te tocaré, lo prometo—He vuelto a negar.

—¡Yo no le creo nada! Usted no va a ver nada mío

NARRADOR OMNISCIENTE:

Joel no puede permitirse ser tocado de nuevo, pero lastimosamente, el doctor extraño no puede dar un diagnóstico si no confirma que Joel está bien, por lo que el doctor extraño ha decidido usar el arte de la persuasión.

Por otro lado se encontraba Eloy, Eloy estaba sentado en la sala de su casa. Estaba algo irritado por que su amigo lo ha corrido de su propia habitación.

El timbre de la casa ha sonado, Eloy ha ido a abrir la puerta a paso lento con ganas de gritarle a quien sea que irrumpa en su casa.

Eloy abrió la puerta y detrás de esta se encontraba Dulce con una gran canasta de granadas y con una gran sonrisa.

—Hola Eloy—Saludó dulce de manera amable—Vengo a ver a Joel

—No está—Dijo Eloy rápidamente e intento cerrar la puerta, pero Dulce interpuso su pie entre la puerta.

—¿En serio? Por que no lo vi salir—Eloy ha fruncido el ceño.

—Pues si, salió con su mamá a hacer no se que cosas

—Que raro—Dijo Dulce—Por que hace rato fui al mercado a comprar estas granadas y ahí estaba su mamá—Eloy chisto la lengua.

—No te quiere ver ¿si? Esta enojado contigo

—¿Te dijo por que?—Preguntó Dulce algo insistente, lo cual hacía sentir presionado a Eloy.

—No, no me dijo por qué. Solo me dijo que ya no te dejara entrar—Dulce ha fruncido el ceño.

—¿Por que no me quieres dejar ir a verlo Eloy? ¿Le pasó algo?

—Claro que no—Replicó Eloy—¿Qué le va a pasar aquí?—Dulce ha fulminado a Eloy con la mirada.

—¡Todo! Aquí puede pasar de todo—Eloy se ha sentido ofendido por esa insinuación.

—¿Qué insinúas Dulce?

—Que le pegaron, ¿Qué más quieres que insinúe? ¿Crees que no me di cuenta de que la última vez que fue a la escuela estaba todo golpeado?—Eloy entrecerró los ojos y miró mal a Dulce.

—Si vas a insinuar eso de mi familia te voy a pedir que te vayas—Eloy iba a volver a cerrar la puerta pero Dulce no había quitado su pie.

—Solo quiero verlo, le entregaré la canasta y me iré

—Después de lo que haz insinuado ¿crees que te voy a dejar pasar a mi casa?

—Con más razón deberías dejarme pasar—Replicó Dulce—Deberías dejarme pasar para demostrarme que estoy equivocada

Antes de que Eloy pudiera replicar, su amigo ha bajado las escaleras muy tranquilo llamando la atención de Dulce.

Dulce pudo notar de esta persona que traía guantes de látex, lo cual lo convertía a percepción de Dulce en un doctor, o en una persona extraña. A percepción de Dulce, ella deduce que si es un doctor, estaba curado a Joel.

—¿Quién es el?—Ha preguntado Dulce dándole el beneficio de la duda a Eloy.

—Un amigo mío—Aclaró, y no mintió, de verdad eran amigos.

—Ah—Dijo dulce obviamente no muy convencida de su declaración—¿Por que usa guantes de látex?

—Tiene miedo a enfermarse, es un poco especial con la limpieza

—¡Eloy!—Ha interrumpido el amigo de Eloy, dulce lo analizaba con la mirada—Ya termine de revisar al pequeño, se encuentra mejor—Eloy ha abierto grande los ojos por la indiscreción de su amigo y a Dulce se le cayó su canasta de granadas por lo que había dicho aquel extraño.

Importándole poco la intromisión a la casa, Dulce ha corrido rápidamente a la ya conocida habitación de Joel y ha abierto la puerta dejándola estamparse con la pared, lo cual ha sorprendido a Joel.

—¡¿ESTAS BIEN?!—Gritaba Dulce desesperada por la seguridad de su amigo.

—Hola Dulce—Ha saludado Joel desde su cama al ver de quien se trataba—¿Te encuentras bien?

Estúpido hermano mayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora