El Mensaje.

26 3 0
                                    

-¿Qu-qué?... ¿Dónde estoy?

-En mi habitación.

-¿Marco...?

-Si, el mismo.

-¿Y qué hago aquí?

-Ayer estuviste hasta muy tarde bebiendo. Cuando llegamos ya habían activado la alarma, a si que entré por la puerta de servicio y te acosté en mi habitación.

-Pero... Pero... ¿Dónde has dormido tú?

-En el suelo.

-¿Y por qué?

-¿Crees que iba a dejar al principito durmiendo en el suelo? ¿Con lo delicado que es y la resaca que iba a tener?

-Yo no tengo resaca...

Pero no es cierto. Al levantarme se me nubla la vista, y tengo que cerrar los ojos para que el dolor de cabeza no me haga vomitar. Es una sensación horrible, pero no me quiero quedar aquí.

-No deberías levantarte.

-Tengo que irme de aquí.

-¿Por qué? Si tengo que cuidar de ti tengo una excusa para no trabajar hoy. Ganamos todos.

-No, yo no gano. Tengo que ir a mi habitación a...

-¿Y no prefieres quedarte aquí escuchando la risa taan bonita que tengo?

Siento que me arde la cara, y temo haberme puesto más rojo de lo que he estado en toda mi vida. ¿¡Qué demonios le dije ayer cuando estaba borracho?! ¿¡Le dije algo más?! ¿¡A caso tengo algo más que decirle?! No. No tengo nada más que decirle. Me gusta su risa, por que es una risa agradable. Nada más.

Sea lo que sea, tengo que responder algo o seguirá mirándome con esa sonrisa pícara.

-Sea lo que fuera que dije, lo has entendido mal.

-¿Tu crees? Yo creo que lo entendí perfectamen...

En ese momento mi móvil empieza a sonar. Quise ignorarlo la primera vez, pero seguían llegando mensajes. Muchos mensajes. Empiezo a pensar que ha pasado algo grave.

-Marco, ¿puedes mirar mi móvil, por favor? La contraseña es 2493.

-Si,ahora mismo.

Me giro un poco en la cama para intentar averiguar qué ha pasado. Solo veo a Marco viendo los mensajes. Con cara de malos amigos. Intento incorporarme para ver el teléfono, pero me vuelvo a marear.

-Oye, Alex, siento mucho lo que vas a ver, ¿vale?

-¿Que ha pasado? ¿Está todo el mundo bien?

-Si, si. Bueno. Lydia mejor que nunca.

Y me muestra una foto de Lydia besándose apasionadamente con dos personas distintas.

Lo peor de toda la situación es que ni siquiera me duele. Es decir, se me debería haber roto el corazón, ¿no? Y sin embargo siento que, me da igual. Me siento traicionado, sí, pero por que pensé que Lydia era mi amiga, además de mi novia. Decido contárselo a Marco. No parece tener mucha más experiencia en chicas que yo, pero al menos ayudará a que me desahogue.

-Alex... ¿Estás bien?

-Curiosamente, estoy perfectamente.

-¿Eh?

-Si, no me ha hecho daño. Supongo que ya me lo esperaba, o que realmente no la amaba. No lo sé. ¿Tú que opinas?

-B-bueno, no lo se...

-En fin. Ya hablaré con ella. ¿Sabes qué? Se me han pasado las nauseas un poco. Iré a mi habitación. Estaré allí si me necesitas, ¿vale?

-V-vale...

Recojo mi móvil y las cosas que había dejado en su habitación. Por la cantidad de luz que entra por las ventanas, ya es muy tarde, a si que será mejor que vaya a mi habitación antes de que alguien se preocupe.

-O-oye, Alex, ¿y como sabrías que realmente amas a alguien?

-¿Que como sabría... Qué?

-Pues... A ver... Lo decía por...

Qué pregunta más rara. Quizá se haya enamorado de alguien de clase. Pobre. No tendría ninguna oportunidad con ninguna de las chicas de la clase. Todas opinan sobre Marco lo mismo que opinaba yo hace cuatro semanas.

Sinceramente, no sé qué responder
Sería muy raro irme sin decirle nada. A si que lo interrumpo diciendo las cosas básicas. Lo que supongo que deberías sentir si amas a alguien.

-Pues, cuando una persona te hace reír... Cuando deseas a esa persona más que a nada en el mundo, supongo. Ese tipo de cosas.

-Entiendo... Gracias. Supongo.

Me detengo un segundo a mirar hacia atrás, y veo que se ha sonrojado.

Reconozco Que Esta Es Mi Historia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora