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conway.

Sin saber que hacer al ver de quien se traba, dejaba que pasarán las llamadas hasta calmarse un poco decidido en que decirle para que no lo busque, respondió la llamada y con miedo se lo llevó al oido.

- Conway...

- DIME DONDE PUTAS ESTAS, NO TE ATREVAS.

Alejó el celular al escucharlo gritar de ese modo, se había asustado al oírlo de ese modo.
Su tono era de desesperación pura, se podía notar solo por su tono de voz se notaba lo tenso que estaba en esa situación, Horacio nuevamente sollozo un poco.

- L-Le dije que...

- NO, NO ME IMPORTA LO QUE ME DIGAS, DIME. DONDE. ESTAS.

Apretó sus labios con rabia cuando no dejó hablarle, inhalo un poco de aire para gritarle de forma irracional.

- QUE NO, ME NIEGO A QUE ME VEA-

Y justo le cortó, dejándole con sus gritos ahogados por sollozos en la garganta, despegó el celular de su oídos algo confundido pero se sobre salto al escuchar y sentir por las vibraciones que daba el fierro como alguien venía donde estaba él.
Con algo de pánico giró su vista, poniendose a la defensiva por alguna razón al ver que era el hombre que le había cortado su llamada.

- Horacio.

El solo negó con la cabeza, abrazándose a sí mismo para apretar sus ropas fuertemente mientras daba unos pasos lentos  hacia atrás, tratando de evitar a su superior, quien le miraba suplicante debajo de esas gafas.

- Horacio, hablemos, baja por favor.

- No, no quiero hablar, so-solo quiero a Gustabo joder.

Su voz estaba completamente rota y ronca, un tono tan simple pero tan devastador para el hombre con traje, sintiéndose con un miedo real como en un QRR.
Se quedaron viendo fijamente por unos segundos, ninguno se movía, sólo sus pelos o ropas en reacción al cálido viento que había a esa hora.

- Si te tiras va a hacer lo que Gustabo nunca quiso para ti, él se fue por una simple razón y tú lo sabes perfectamente. - le alzo su mano dando unos pequeños pasos hacia adelante, esperando que se calmara ante sus palabras y lo tomará de la mano. - Gustabo quería que tuvieras una vida más larga, Hor-

- ¡PERO YO NO QUIERO ESO CONWAY, YO NO QUERIA QUE ÉL...! - sus palidas mejillas que hasta ahora se había mantenido algo secas estaban empapadas en lágrimas, de su boca salían gritos desgarradores y enojados. - S-SI, LO SÉ, SE FUE PORQUE YO, NADIE MÁS QUE YO, ¡UN INÚTIL Y DESCUIDADO DE MIERDA NO SUPO GUARDAR SU SECRETO! ¡ESO SOY! ¡POR ESO ÉL YA NO...! É-Él... y-ya no está, ya no... -

Gritando y gritando, bajo su tono a uno débil y lloró, tapó su rojo rostro mientras soltaba sollozos solo se escuchaban cuando estaba junto a la tumba de su hermano.
Conway apretó sus labios, aún con la mano en el aire se acercó al chico, quien al escucharlo acercarse reacciono poniendose aún más cerca al borde, dejando a ambos quietos en su lugar, igual de tensos pero por distintas razones.

- Sé que no es fácil, esto nunca lo fue, a mi también me duele que él ya no esté con nosotros.

Su voz había temblado al final, dejando que unas pequeñas lágrimas traicioneras bajaran por sus mejillas ante la abrumadora escena que tenía delante.
Horacio destapó su rostro un poco, mirando al hombre que de apoco se rompía frente a él.

- Conway...

- Él era un hijo para mí, pero yo valoró lo que me queda y... Y necesito que te quedes conmigo, todos queremos que estés bien y que mejores, nadie te va a presurar a hacerlo. -

Su tono es suave, uno que Horacio escuchaba de él cuando se mostraba compasivo y más abierto, un tono parental.
La expresión del teñido se había suavizado, mirando el pavimento y luego al hombre con algo de duda.

- La vida llega a doler como una perra y tú lo sabes más que nadie ¿No quieres un abrazo para lidear con el dolor?

Y extendió sus brazos.

puente. | Horacio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora