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Horacio desde un inicio al tocar el suelo de aquella ciudad llamada Los Santos supo que algo no iba a ir bien, desde que conocieron a Emilio todo empezó a ir como un avalancha de problemas uno tras otro.

La incomodidad se podía sentir el silencio reinaba en la patrulla, solo se escuchaba la radio con la voz de fondo de algunos oficiales hablando sobre un código uno, El chico de cresta no paraba de moverse incomodo estaba tocando la cara del otro Omega que estaba descansando sobre sus piernas en un intento de clamarse, Pero se sentía observado por el Alfa, Quería desaparecer porque lo miraba desde el espejo retrovisor tan intensamente.

— ¿Cuánto falta para llegar al hospital? — Lo pregunto mientras giraba suavemente su cabeza para ver por una de las ventanas de las puertas traseras del auto, No quería mantener contacto visual con ninguno de los dos hombres.

Mientras esperaba una respuesta una canción empezó a sonar "solamente quiero que seas tú, mi locura, mi tranquilidad y mi deli" miro la pantalla de su teléfono dando al botón de colgar y silencio el móvil, no quería nada con aquel chico que tan insistentemente le llamaba, antes de ser Horacio tenía otra vida con otra identidad, y una de esas pruebas era aquel número que siempre le daba una llamada para hablar.

—Príncipe realmente nada —Horacio miro el espejo retrovisor con la ilusión de encontrarse con la mirada del comisario, pero solo seguía aquel hombre de ojos azules mirándole como si fuera una presa la cual estuviera a punto de devorar y ante aquel pensamiento no pudo evitar gemir por lo cual rápidamente con sus manos cubrió su boca ¡Pero que mierda! Estaba cerca su celo por lo cual todo lo hacía más sensible.

— ¿sucede algo? —Preguntó el comisario, el cual tomo el espejo retrovisor y lo acomodo a beneficio para poder ver mejor al Omega, el chico llevaba un suéter rosa casi morado, sus labios abultados y rojos se podían ver un poco aun con sus pequeñas manos cubriendo gran parte de ellos, tenía unos hermosos ojos miel y de alguna forma ese extraño corte de cabello que llevaba lo hacía ver aún más tierno de lo que era.

Nota: Quería darle a Horacio un toque más Omega pero sin llegar a arruinar su personalidad, Ya que está cerca de su celo es normal que actué un poco diferente, así como las chicas cuando están con la regla, No digo esto con el fin de ofender a alguien solo quería aclararlo en fin, cuiden a las chicas y cuiden a Horacio que esta chiquito.

—Deja de ver al Omega y ojos en el camino —El comisario solo bufo molesto, El chico era lindo y se veía un buen ligue para una noche, y esperaba poder llegar a algo con el luego.

—Ni se te ocurra —Conway hablo lo suficientemente alto como para hacer estremecer al Alfa al lado y el Omega solo bufo molesto, Aquello lo tomo al Alfa desprevenido, eso era imposible era un alfa entre alfas como era posible que no reaccionara de alguna forma al levantamiento de voz que había hecho.

—Llegamos —El Alfa bajo molesto y de un portazo dio a entender a mitad del hospital que el superintendente Jack B, Conway estaba en el lugar.

Claudio era conocido por su inusual forma de atender, de alguna forma siempre sabia cuando alguien estaba por llegar al hospital con algún oficial herido "El doctor muerte" para todos y Claudio solo para el superintendente, Los propios pacientes le habían dado ese apodo, por aquel tatuaje de calavera que llevaba de oreja a oreja en su rostro y porque siempre había cuervos en el hospital.

—Le llevare adentro ustedes pueden esperar en el estacionamiento, tu vienes conmigo —Claudio mantenía una cara seria mientras llevaba consigo a Gustabo en una camilla, Horacio de alguna forma estaba muy nervioso y sentía que el hospital tenía un aura poco común.

—Nadie te va a hacer daño, el hospital es como un laberinto si no lo conoces tardaras días en salir de acá, Pero nada te va a pasar —Horacio se adelantó un poco para sostenerse de la camilla al doctor le pareció algo gracioso parecía un niño pequeño.

Nota: Quería darle al doctor muerte más protagonismo de alguna forma lo veo como la muerte solo que de alguna forma un rango menor, Por eso los cuervos le acompañan y siempre sabe cuándo alguien está en peligro, hace parte de la mafia y su lugar de reinicio es el hospital su purgatorio personal.

—En efecto solo tiene una insolación pero lo más seguro es que al despertar sienta taquicardia, mareo, vértigo, náuseas y dolor abdominal, le colocare una intravenosa y un sedante por ahora estará bien lo más probable es que despierte dentro de unas cuantas horas, Así que Horacio cuéntame de dónde vienes —Horacio quería saber de qué casta era aquel doctor pero no desprendía olor algún, Sus ojos eran azul claro dejando la pupila como protagonista principal resaltando lo suficiente como a un gato.

—Llevo mucho tiempo viviendo con Gustabo desde que éramos niños, siempre vamos de lugar en lugar así que no tenemos mucho que decir solo viejas historias que ya casi no recordamos bien —El doctor mantuvo la vista fija en los ojos de Horacio y este a su vez le miraba.

—Ese Alfa esta como loco buscándote, Es extraño, tres, dos, uno —Horacio no entendía nada, Pero luego capto su interés la puerta abriéndose y el imponente olor a Canela era presente tenía los ojos fijos en la chapa de la correa que llevaba el superintendente, estaba nervioso ese hombre siempre lo ponía nervioso.

—Anda princesa tenemos que irnos, Luego regresamos por tu amigo, confía en el doctor en mejores manos no puede estar —Horacio se iba a negar a dejar a su amigo solo, pero la mirada de aquel hombre le hizo entender que no tenia que negarse.

—Esta bien —contesto algo nervioso, el doctor le dio un suave empujón y le guiño el ojo, para Jack esto no paso y gruño en señal de molestia, de la nada los tres fijaron la vista en un cuervo que estaba en la ventana, picoteando y luego solo se fue. 

—Una lastima, Alguien va a morir hoy —Jack trago en seco, y pensó en lo que le dijo Volkov, se acerco rápidamente al doctor y lo tomo del brazo, este negó no era nadie del cuerpo de policía, era alguien cercano a Horacio pero este no tenia que saberlo, pero era aun mas cercano a Gustabo.

—Es mi hermano — pregunto preocupado Horacio, el doctor muerte negó, y aflojo el agarre del superintendente, y camino hasta quedar al lado de la ventana creando un espacio entre todos.

— Jack, Horacio, no es alguien cercano a ustedes es algo mas privado, Me voy a retirar por ahora ustedes pueden marcharse no se preocupen Gustabo esta en muy buenas manos —El doctor salio por la puerta y de alguna forma la habitación se ilumino mas. 

—Anda muñeca, tenemos que irnos —Horacio solo suspiro y se dejo llevar por Jack, las personas que veían al superintendente mantenían distancia Horacio noto eso desde el inicio, La espalda de Jack era ancha y su cuerpo fornido bastante atlético, estaba seguro que muy bien formado, se preguntaba que edad tenia. 

Iba tan distraído pensando que no se fijo que el superintendente paro para saludar a uno de sus oficiales y termino estrellándose contra su espalda, en ese momento todo el lugar se hizo muy silencioso, había una terrible tensión en el ambiente nadie se atrevía a cortarla, mitad de las personas presenciando la escena estaban seguras que Horacio iba a recibir un golpe, y la otra mitad estaba pensando donde enterrarlo. 

Pero Horacio estaba con ambas manos en su nariz y Jack solo se preocupo por el echo de que estaba sangrando su nariz con cuidado tomo las manos del Omega y le ayudo a levantar la cabeza para que la sangre no siguiera bajando.

nota: Esto no es muy bueno hacerlo, tienes que nivelar la nariz ni muy alta ni muy baja así evitas ahogarte en tu propia sangre, y también evitas que siga bajando. 

 — Que mierda esperan los anormales de los enfermeros que no vienen a atender al chico, Es que mi cara les parece muy atractiva o les gusta el circo que estamos montando —El superintendente grito furioso, Horacio no pudo evitar reír era mas bajo y ver a Jack desde la perspectiva de su barbilla era bastante atractivo. 

Y Horacio supo que no había visto ojos tan lindos en toda su vida.


🍒 Cherry ∆ Horacio & Conway 🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora