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Las piernas de ese chico eran largas y atractivas

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Las piernas de ese chico eran largas y atractivas. Giyū sintió la sangre caliente ante la hermosa vista acaparando su atención.

Claramente tenía un fetiche con las piernas y más si eran largas y lindas. La persona que poseía ese tipo de piernas estaba corriendo alrededor del campo, usando el pantalón corto de deportes y una camiseta blanca con el escudo del instituto.

Giyū entrecerró los ojos ligeramente mientras apretaba el silbato con fuerza. Delante de él estaba la persona que le gustaba y quien aparecía constantemente en sus sueños para torturarlo.

Kamado Tanjiro era un joven muchacho de diecisiete años que estaba en su último año escolar. Era cálido y agradable a la vista, con sus brillantes ojos escarlatas y cabellos rojizos. Para Giyū, quien solía observarlo, Tanjiro era una hermosa persona que hacía su corazón saltar de dulzura y amor.

Sin embargo, una cosa era Tanjiro y otra el hecho de tener unas piernas de infarto. Los ojos de Giyū a veces caían en los dulces orbes destellantes y luego bajaban hacia las piernas torneadas. Habían dos cosas que amaba como cualquier fanático de algún ídolo o grupo; primero, la personalidad de Tanjiro y, segundo, sus piernas.

Sí, podía ser un degenerado que rociaba saliva ante la elegancia de unas buenas piernas, pero Giyū también amaba a Tanjiro por completo incluso si no tuviera piernas largas. Porque el joven era alto, no demasiado alto hasta el punto de sobrepasar su altura, sino que mantenía una estatura estable como para hacer que Giyū no se sintiera amargado.

Giyū no quería que Tanjiro fuera más alto que él porque eso sería de mal gusto para alguien que amaba las cosas pequeñas y lindas. Una contradicción estúpida ya que tenía un fetiche con piernas largas, pero realmente a Giyū le gustaba un Tanjiro más bajo y accesible. De ese modo podría mantenerlo bajo sus alas y protegerlo.

Si fuera alto, ¿no sería protegido por él? Giyū ya era mayor y de verdad estaba un poco viejo -aunque no parecía-, así que la juventud de Tanjiro debía ser más pequeña debido a su edad. Estaba siendo irracional y viéndose como un hombre lleno de estereotipos fijados por cuyos hombres eran guiados por sus egoístas pensamientos, pero Giyū no podía salir de ese sentido de querer a alguien para proteger en sus brazos.

Y Tanjiro era perfecto.

-Sabes que todavía es de día, ¿no? -Sabito se le acercó y lo palmeó en el hombro para sacarlo de su trance-. Si no quieres que sus amigos te denuncien por acoso, mejor disimula un poco.

Giyū frunció el ceño ante la evidente verdad. Los amigos de Tanjiro, sobre todo el rubio nervioso, eran muy atentos a las personas que miraban al niño con otras intenciones. Giyū lo sabía porque un día escuchó al rubio gritarle a otro chico en la entrada del instituto. Lo único que llegó a sus oídos fueron palabras que lo hicieron sentir como un pervertido.

"-Ese profesor de educación física es un bastardo por quedarse mirando a Tanjiro como animal hambriento. ¡Y no solo eso! El profesor incluso se atrevió a tener pensamientos cochinos."

Pero a Giyū no le importó mucho su opinión o agresiones verbales porque Tanjiro no dijo ninguna palabra para aborrecer sus miradas. Cuando el rubio lo acusó de acosador, Tanjiro lo defendió con su linda voz.

-Sus amigos son realmente una cosa extraña -dijo Giyū con una mueca.

Sabito asintió mientras miraba al par de amigos que corrían detrás de Tanjiro. Tuvo que morderse la lengua para no reír cuando el niño rubio le lanzó una mirada que decía 'no mires o te saco los ojos'. Realmente un niño adorable con momentos de locura raros.

-El amor es algo difícil, ¿eh?

-No me digas que te gusta aquel niño porque no sabría qué aconsejarte.

-No, no me gusta -sonrió Sabito-, solo lo dije por ti.

-¿Por mí? -Alzó una ceja, pero no miró a Sabito ya que todavía mantenía su vista sobre el niño pelirrojo-. El amor no es difícil, ¿sabes?

-¿No lo es? -Sabito no pudo evitar reírse-. ¡Es difícil! ¿No viste las noticias esta mañana?

-¿Por qué debería? No habla sobre mí.

-Pero sí de un caso como el tuyo: Un profesor se enamoró de su alumno, y como el niño no regresaba su amor, lo secuestró para no dejar que los demás se enamoren de él. Más bien fue porque no quería que el niño se enamore de alguien más.

Giyū giró un poco la cabeza para mirarlo. Sabito sonreía mientras miraba el cielo despejado de nubes.

-¿Por qué dices que es igual a mí?

-Dime, ¿qué harás si el niño Kamado te rechaza?

Giyū lo pensó un segundo antes de decir. -Eso no pasará.

Sabito se quedó atónito cuando esa seguridad lo aturdió. Conocía a Giyū desde que eran niños, así que sabía cuándo estaba hablando con confianza. Sus ojos se enfocaron en Kamado Tanjiro por un lapso de segundos antes de finalmente reír en voz alta.

Dios, Giyū sí podía seguir con su confianza. ¡Tanjiro en verdad tenía sentimientos por él! Si no, ¿había una explicación clara a la mirada triste que le dirigió el niño al verlo muy cerca de Giyū?

Giyū, que había fruncido el ceño ante la risa grotesca de Sabito, también vio la mirada de Tanjiro hacia su amigo. Una emoción cálida se centró en su estómago ante la inminente verdad. ¿Quedaba alguna otra duda?

-Aunque no deberías hacer nada aún -dijo de repente Sabito, y se dio la vuelta para volver a la clase de la chicas, aquellas que dejaron de correr y estaban acostadas en la cancha sonriéndole-. ¿Por qué dejaron de correr? ¡El tiempo sigue, niñas!

Sin más remedio, Giyū hizo sonar el silbato. El grupo de alumnos varones de la clase A se desplomaron cansados en la tierra húmeda alrededor del campo. Giyū negó con la cabeza al ver la falta de ejercicio diario en ellos, entendiendo que poner más ejercicio sería lo mejor.

Pero al menos estaba un poco feliz de ver que Tanjiro y sus dos amigos eran de los pocos que tenían energía para continuar la práctica. Estaban hablando muy cómodamente.

Y sus piernas... Tanjiro era una especie de caramelo tentador que estaba a su alcance pero no podía pagarlo.

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Fetiches » GiyuuTanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora