«Nada era fácil y menos en este pueblo en el que tan sola me sentía»
Abby Payne.
Una hermosa joven, la cual en ese momento se estaba peinando el cabello tan largo que poseía frente al espejo de su pequeña habitación. En una pequeña urbanización, algo alejada de aquel pueblo, se encontraba viviendo Abby Payne, una mujer de unos 18 años que había empezado su primer año universitario y que apenas podía permitirse una universidad más alejada de aquel lugar.
Era difícil la vida de esa joven, y aunque ella deseara alejarse de ese sitio, a veces la economía no ayudaba en lo absoluto. A pesar de que había estado trabajando durante todo el verano para conseguir algo de dinero para costearse algunas asignaturas y cosas que ella necesitaba.
Pero teniendo al padre que tenía en esa casa, era complicado ahorrar y debía esconder el dinero a buen recaudo en un lugar seguro, en un lugar que nadie lo descubriría.
Tras verse bien en dicho espejo, se colocó sus gafas y se levantó de allí para tomar su bandolera y caminar fuera de su cuarto. Empezando a sentir el corazón latiéndole fuertemente, suspiró al empezar a escuchar las despectivas frases de aquel hombre hacia su madre y su mano, inconscientemente, empezó a apretarse sobre aquellos libros que llevaba sujetando en su mano.
Irse de aquella casa era una odisea. Ni siquiera con una beca, la cual no le dieron por motivos que aún desconocía, conseguiría sacarla de ese sitio. Era como si viviese en el mismo infierno en ese lugar y Abby tan solo deseaba marcharse lejos, muy lejos de ese hombre.
Carraspeando, bajó las escaleras con las piernas algo temblorosas mientras escuchaba en voz baja la voz de su madre, la cual sufría lo mismo que ella.
—Más rápido mujer, que lo único que haces es estar en casa holgazaneando mientras que yo tengo que trabajar en la maldita gasolinera —respondió Theo, jurando que cada vez que escuchaba aquella voz, Abby sentía su estómago revolverse.
Temiendo aparecer, aún sabiendo que podría perder el autobús, salió por su madre y apareció en aquella mesa de comedor, donde vio a su madre recogiendo la mesa y con Theo leyendo el periódico.
Cuando este levantó su mirada de las gafas de cerca que llevaba puestas y del periódico, miró de arriba abajo a Abby con desaprobación y dijo;
—¿Vas a ir así a la universidad? —cuestionó.
Abby se miró. Tampoco era para tanto, llevaba una pequeña falda y un jersey. Consideraba que era algo totalmente simple como para que él le dijese aquello.
—Si...
Theo negó con la cabeza y miró a su esposa.
—¿Permites que ella se vista así? —Theo negó repetidas veces.
Isabel, mirando a su hija, le guiñó un ojo sin darle importancia a su ropa y con un gesto que Theo no vio le incitó a marcharse ya al campus universitario.
—Voy a la universidad —susurró Abby colocándose sus gafas.
Pero Theo la frenó, agarrándola del brazo para hacer que ella lo mirase a los ojos.
—En esta casa no quiero a ningún hombre, Abby... Así que vigila bien tus pasos —respondió con aquel tono malhumorado de siempre.
Abby mirando a su madre, aquello enfadó más a Theo, que la sacudió para hacer que lo volviese a mirar.
—No mires a tu madre, Abby. ¿Me escuchaste?
Ella asintió con el miedo en el cuerpo, sabiendo que lo mejor era no hacer que ese hombre se enfadase, no como aquella última vez.
—Lárgate de mi vista —escupió Theo.
Y Abby, tras despedirse de su madre, se marchó de aquella casa rápidamente, cerrando la puerta y respirando el aire de la libertad para luego correr hacia la parada de autobús antes de que lo perdiese por el tiempo que había perdido con aquella charla sobre su ropa.
Corrió por aquella calle, llegando a la carretera solitaria donde se encontraba la parada de autobús y justo ahí vio al conductor del trasporte esperándola amablemente y dejando que Abby pudiese subirse frente a algunas personas que esperaban dentro de allí, en su mayoría personas mayores que no tenían ninguna prisa.
—Muchas, muchas gracias, Jules —respondió Abby con la voz rasposa de tanto correr en ese momento.
El conductor le sonrió, cerrando las puertas y dejando que ella subiese al vehículo para sentarse al final de todo, metiéndose en su mundo y colocando su cabeza sobre el cristal, observando el paisaje natural, lleno de árboles que adornaban toda esa zona forestal. Suspirando, deseó poder cambiar su vida y que tuviese un futuro mejor del que pensaba que podría tener.
Deseó poder conocer gente, amigos a pesar de que ella se encerraba en sí misma y apenas había tenido amigas en su pasado. Aquel primer año universitario tan solo quería conocer personas y poder salir de su zona de confort. Pero la joven Abby lo veía algo complicado de cumplir.
Muy complicado.
Tras aquel viaje hacia el campus, el conductor del autobús la dejó en la parada más cercana y la joven, observando la universidad, en mitad de aquel lugar natural, sonrió porque era el momento en el que podía alejarse de su realidad. Donde podía vivir de otra manera sin que le hiciera la vida imposible aquel hombre.
Caminando por el lugar, observó el impresionante edificio a pesar de que no era una de esas universidades tan increíbles como otras del país, pero era perfecta para ella.
Fue en ese momento que escuchó el sonido de una moto que la hizo frenar rápidamente porque pasó rápidamente delante de ella, cosa que enfadó a la joven Abby que se ahorró varias frases en aquel hombre que se aparcó en uno de esos aparcamientos del campus y negó con la cabeza, sin ser consciente de que aquel hombre era Mike.
***Y aquí otro capítulo. Al principio son cortos como en la versión anterior, pero a medida que más avanza, los capítulos serán mucho más largos.
Mañana les subiré otro para que podáis leerlo cómodamente.
¿Que les ha parecido?
¿Que les parece Abby?
Nos leemos mañana :3
Patri García
ESTÁS LEYENDO
Experimenta Conmigo [+18] | NUEVA VERSIÓN 2024
RomanceTras descubrir su bisexualidad, Mike con sus dieciocho años, el hombre más atractivo y el jugador de fútbol del equipo universitario, querrá conocer nuevas experiencias. Mientras, conocerá a Abby, una mujer dañada y solitaria con una vida muy difíci...