ⅩⅩⅢ

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Capítulo 23











Xiumin:



Estaba en la enfermería intentando curarme las lastimaduras y las heridas de los balazos, se me complicaba un poco así que Kyung se ofreció a ayudarme. Como no había otra persona para ayudarme aparte de él no tuve de otra más que aceptar su ayuda.
Hace dos días fue el atraco al clan de los infiltrados, ningún sicario del clan quedó vivo, y el asalto resultó en victoria para nosotros... Ya no tendríamos que preocuparnos por saldar cuentas con el clan Taemin.
Quemamos todo el lugar, no quedó una sola viga en pie, ni una sola alma, ni un solo fragmento... volvimos todo polvo.

El clan Taemin ya no existe.

Dejamos los escombros atrás y volvimos a la base, para entonces Lay había sacado todas las balas de mi cuerpo, nada del otro mundo. Tal vez era un dolor al que se podría decir que estoy acostumbrado y puedo llegar a soportar, lo que no estoy acostumbrado a aguantar es que EL ESTÚPIDO DE KYUNGSOO ME TIRE EL ALCOHOL COMO SI FUERA AGUA.

Xiumin:―¡HIJO DE PUTA TE DIJE QUE ARDE!―Gruñí con fuerza, mi cuerpo se tensó cuando un incómodo escalofrío quemó mi cuerpo.

D.O:―Bueno, jodéte―Contestó―¿Quién te manda a dejarte balear? Pudieron haberte matado. Decí que ningún balazo fue de gravedad, sino, ahí sí que no salías vivo―Afirmaba el gato, mientras pasaba gasas con alcohol por mis heridas.

No pude evitar sisear y quejarme tantas veces que era irritante. Mordí mi labio hasta sentir dolor, arqueé mi espalda y mi cuerpo se tensó múltiples veces, rasguñé mi ropa hasta que quemaran mis dedos, y aún así el ardor del alcohol era insoportable.
Este tipo no tiene ningún tipo de delicadeza.

Y evidentemente está carente de tacto.

Xiumin:―¡Tss!¡Pica!¡Ah!¡QUE ARDE TE ESTOY DICIENDO, PENDEJO!

D.O:―¡Y bueno!¿¡Qué querés que haga!?! Había chaleco antibalas, ¡Pero no~!, vos quisiste irte sin nada, ¡Ahora bancatelá!―Decía en un reproche mientras intentaba seguir curándome.

En algún momento va a terminar con toda mi paciencia.

Y seguimos así por un rato más, yo quejándome y KyungSoo pasándome alcohol como si fuera agua o caladril, y habría ido bien (por lo menos por el lado de tranquilidad), hasta que la puerta se abrió. Kyung y yo vimos a quien entraba, y para mi mala suerte era el imbécil de Chendirella.
Claro que no iba a disimular mi descontento.

Xiumin:―Uh, cagamos, llegó el rey de los peteros―Bufé. Do soltó una risita por mi comentario, pero yo dí un respingo cuando sentí el alcohol volver a hacer contacto con mis heridas.―¡Ay! ¿Vos sos tarado?―Volteé, mirándolo adolorido.

D.O:―Perdón―Rió por lo bajo. Arpía.

Chen rodó los ojos cuando me escuchó, se quedó parado un momento, mirándonos en silencio... Tenía la mirada perdida, fría, estaba decaído. Sus ojos chocaron con los míos, y repentinamente entendí en una oleada de palabras ocultas tras sus ojos que él ya no quería pelear. Que... estaba arrepentido.
Lo conozco lo suficiente como para saberlo.

Chen:―Min, en serio, no quiero pelear ahora―Arrugó su nariz y achinó sus ojos. Pude ver que en verdad estaba rendido.
Conozco sus gestos como para saber a la perfección cómo se siente... No olvidé esos detalles.
―Hace cuatro minutos terminó mi turno, quise aprovechar y venir a ver cómo estabas...―Dijo mientras se acercaba a nosotros.
Noté que Kyunggie rodaba los ojos. La verdad yo tampoco quería que viniera a arruinarnos la velada.

[EXØ] 𝐒𝐮 𝐀𝐭𝐫𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐮𝐩𝐜𝐢ó𝐧. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora