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Evan

El silencio que prosiguió a la confesión de Adam de su gusto por Adara fue incómodo.

Yo no supe que decir de inmediato porque muchas cosas me invadieron la mente, no sabía si me sentía celoso, impresionado, o si incluso me sentía afligido. La verdad es que no podía determinar nada de eso porque ni si quiera había aceptado que Adara me gustaba. Simplemente, no podía gustarme y mucho menos quería comenzar una pelea con Adam por una chica, porque estaba consciente de que Adam había sido de las pocas personas que me había ayudado a seguir viviendo a pesar de toda la mierda que me cayó encima desde pequeño, Adam era mi mejor amigo, y en realidad era la única persona en la que podía confiar.

—La verdad ya no se si me gusta —rompió el silencio entre ambos, cuando hablo abrió los ojos y se reacomodo en la cama de manera que su espalda quedo recargada a la almohada y sus piernas estiradas —Conocí Adara en el hospital como paciente. Resulta que ella no tenia mucho de llegar aquí a la ciudad y estaba muy nerviosa lo que había provocado que se le bajara la presión con frecuencia. Recuerdo que estaba muy preocupada por la escuela y porque no tenía trabajo, incluso me confeso que fue a ese hospital con sus ahorros solo porque se sentía muy mal y era el que más cerca le quedaba. Y bueno, como ya sabes que a veces soy muy metiche le pregunté más sobre su vida, entonces fue cuando me dijo que estaba estudiando en la misma universidad a la que yo fui. A la que ahora tú vas. En su momento Adara no me gustó, solo me pareció una buena chica, y la vi tan mortificada que decidí ayudarla. Le ofrecí trabajo aquí en mi casa. No confió en mí al principio, pero después conforme nos fuimos conociendo todo se fue haciendo más ameno para ella. Solo pasaron 4 meses y me di cuenta de que me gustaba. Me gustaba mucho, mucho más allá que algo físico. Su forma de ser me gusto.

Adam río de manera ausente, como cuando alguien suspira por la necesidad de algo o de alguien, su vista estaba en un punto en concreto, pero podía darme cuenta de que en realidad en su cabeza no estaba ese punto si no un abismo infernal de carencia.

Me sentí nervioso porque no supe que decirle, yo nunca pensé que Adam estuviera enamorado de ella, aunque en realidad no sabía si era eso, ¿era amor? O solo un gusto como cuando quieres algo, pero no de una manera loca y apasionada. Todas esas dudas y pensamientos me llevaron a querer saber más, o al menos lo suficiente como para saber qué hacer.

—¿Estas enamorado de ella? —inquirí de manera que no sonara grosero, desafiante o enojado, solo simple, curioso y serio.

—No —la voz de mi mejor amigo sonó frágil, nunca creí verlo así, pero era como si aquello le importara y a la vez no. Era algo que no entendía en lo absoluto —Lo estuve en algún punto, pero hace 2 meses me atreví a decirle lo que sentía, y fue un fail total. Creí que le gustaba también, pero me dijo que solo me veía como un amigo y que eso era lo que quería ser, mi amiga. Entonces acordé conmigo mismo que no tenía que acosarla o insistir si ella no quería y lo que he hecho todo este tiempo es tratar de olvidarla y en ratos funciona, pero en otros no.

Repasé con mesura mi respuesta. Sabia que Adam estaba en un punto frágil ahora mismo con todo el alcohol en sus venas, porque había entendido que algunos organismos ebrios eran estúpidos, otros desinhibían todo clase de control, estaba los que eran como Adam, sentimentales y más francos de lo común y había otros cuantos como yo, perversos y crueles.

—¿Por qué me dices esto Adam? Yo no estoy con Adara, lo de hace un rato fue un accidente­.

Esta vez me asegure de sonar fuerte y claro. Si Adam se sentía así por Adara lo mejor era que no supiera que ella me atraía físicamente, ni de ninguna forma, porque notaba que aquello le afectaba más de lo que reconocía él mismo incluso en esas condiciones.

EL PECADO DE EVAN (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora